
Los hermanos Omar y Miguel Ángel Treviño Morales, exlíderes del Cártel de Los Zetas, fueron entregados a Estados Unidos el 28 de febrero de 2025 como parte de un acuerdo bilateral que incluyó a otros 27 presuntos integrantes del crimen organizado. Desde entonces enfrentan un proceso judicial por cargos que incluyen delincuencia organizada, tráfico de drogas, lavado de dinero y homicidio.
De acuerdo con información revelada por Milenio, la magnitud del caso y el perfil de los acusados obligaron al gobierno estadounidense a aplicar un protocolo de seguridad reforzada: los hermanos están recluidos en distintas cárceles, con comunicación restringida y bajo medidas especiales de confinamiento.
Separación táctica y aislamiento extremo
Aunque inicialmente fueron ingresados a un penal cercano a Washington D.C., ambos fueron separados en abril. Omar Treviño, alias Z-42, fue trasladado al Centro de Detención Metropolitano (MDC) de Brooklyn, Nueva York, donde también se encuentra recluido Ismael “El Mayo” Zambada. Miguel Ángel, conocido como Z-40, permanece en una cárcel local de Virginia, fuera del sistema federal regular.

El Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn —donde están recluidos Omar Treviño y El Mayo Zambada— ha sido objeto de múltiples denuncias por condiciones inadecuadas. Reportes del Departamento de Justicia y medios estadounidenses han documentado apagones prolongados, falta de calefacción, agresiones entre internos, hacinamiento y fallas médicas. La instalación reemplazó al Centro Correccional de Manhattan, cerrado en 2021 por deterioro.
El propio Genaro García Luna, quien estuvo preso en esa cárcel, aseguró que durante su confinamiento fue testigo de múltiples homicidios, por lo que en su momento solicitó ser trasladado a otra prisión. Actualmente fue llevado a la prisión de máxima seguridad ADX Florence, donde también está Joaquín “El Chapo” Guzmán.
El Servicio de Alguaciles de Estados Unidos considera a ambos como internos de alto riesgo y les impuso medidas especiales de internamiento que incluyen la prohibición de comunicarse entre ellos, así como contacto restringido al mínimo legal con sus abogados defensores. El objetivo es minimizar el flujo de información y evitar que continúen operando desde prisión.

La defensa de Omar Treviño presentó una moción para que sea regresado a una prisión más cercana a Washington. Argumentan que las condiciones en el MDC Brooklyn dificultan la preparación legal: las visitas con abogados se realizan detrás de un panel de plexiglás y la capacidad para reuniones privadas es limitada. Denuncian además que el traslado fue realizado sin orden judicial, lo que podría constituir una violación de sus derechos procesales.
Una montaña de pruebas y riesgo de pena capital
La próxima audiencia clave de los hermanos está programada para el 14 de octubre, aunque el caso ya ha tenido momentos cruciales.
En una comparecencia previa, el 12 de junio, la Fiscalía presentó aproximadamente 4.9 millones de documentos como evidencia, producto de más de diez años de investigaciones entre agencias estadounidenses como la DEA y autoridades mexicanas.
La Fiscalía sostiene que los Treviño Morales continuaron operando desde prisión en México y que su estructura criminal no desapareció tras sus detenciones.
En el expediente figuran más de 490 mil llamadas interceptadas, documentos oficiales, reportes de inteligencia y miles de transcripciones, muchas de ellas en español, que serán traducidas para ser compartidas con la defensa. El volumen de evidencia es tal que se ha planteado la posibilidad de un juicio dividido por etapas.
El gobierno estadounidense no ha descartado solicitar la pena de muerte. Esta posibilidad incrementa la complejidad del caso y obliga a mantener las garantías mínimas de defensa, según lo exige el protocolo en procesos de esta índole.
De la cúpula de Los Zetas al Cartel del Noreste

Omar y Miguel Ángel Treviño Morales escalaron en la jerarquía de Los Zetas tras la muerte de Heriberto Lazcano, El Lazca, en 2012. Desde entonces consolidaron una estructura criminal que operaba con violencia extrema en regiones como Nuevo Laredo, Tamaulipas, y zonas de Guatemala.
Según el Departamento de Justicia, el grupo fue responsable de masacres como la de Allende, Coahuila (2011), y los asesinatos masivos en San Fernando, Tamaulipas (2010 y 2011).
Tras sus capturas en 2013 y 2015, respectivamente, el control del grupo fue asumido por sus sobrinos Juan Francisco Treviño Chávez, El Kiko, y más tarde por Juan Gerardo Treviño Chávez, El Huevo, quien fue extraditado en 2022. Ambos lideraron la célula conocida como Cártel del Noreste (CDN), considerada la escisión más fuerte de Los Zetas.
La familia Treviño Morales mantuvo su influencia a través de operaciones financieras, incluyendo la compra de caballos de carreras para el lavado de dinero. Esta actividad llevó a la captura de su hermano José Treviño Morales, sentenciado a 20 años de prisión en Estados Unidos.
La estructura de Los Zetas también derivó en facciones como Los Zetas Vieja Escuela y Los Talibanes, mientras que otros grupos criminales aprovecharon el declive para ganar fuerza, como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Sin embargo, el CDN sigue teniendo una presencia significativa en el noreste de México.