
Un solo plato de acelga cocida puede aportar más del 600 % de la ingesta diaria recomendada de vitamina K, un dato que sorprende incluso a quienes consideran a los lácteos como la fuente principal de este nutriente esencial para la salud ósea.
Esta cifra, respaldada por la Fundación Española de la Nutrición (FEN), revela el potencial de la acelga como un alimento clave para fortalecer los huesos y prevenir enfermedades como la osteoporosis, situándola en un lugar privilegiado dentro de la dieta diaria.
La acelga, lejos de ser una simple verdura de temporada, se ha consolidado como una de las hortalizas más completas desde el punto de vista nutricional.
Según la FEN, su perfil incluye vitaminas A, C y K, hierro, calcio, magnesio, potasio, fibra y fitonutrientes que actúan de forma sinérgica para proteger la salud ósea, cardiovascular y digestiva.
Esta composición convierte a la acelga en una aliada insospechada para quienes buscan reforzar su estructura ósea sin recurrir exclusivamente a los lácteos.

El contenido de vitamina K en la acelga resulta especialmente relevante. Este micronutriente interviene en la síntesis de osteocalcina, una proteína indispensable para la mineralización de los huesos.
La FEN destaca que la vitamina K no solo ayuda a fijar el calcio en el tejido óseo, sino que también contribuye a prevenir la osteoporosis y reduce el riesgo de fracturas y caídas.
Además, la acelga aporta calcio vegetal, magnesio y fósforo, minerales que refuerzan la densidad ósea y favorecen la contracción muscular, incluyendo la del corazón.
Aunque el calcio vegetal de la acelga presenta una absorción menor que el de los lácteos, su consumo regular puede cubrir una parte significativa de las necesidades diarias de este mineral.
De hecho, una taza de acelga cocida contiene una cantidad de calcio comparable a la de un vaso de leche. Esta característica la convierte en una opción valiosa para personas con intolerancia a la lactosa o sensibilidad digestiva a los productos lácteos.

La acelga también destaca por su riqueza en betacarotenos, luteína y zeaxantina, compuestos antioxidantes que protegen la visión y las células frente al estrés oxidativo. Su aporte de magnesio y potasio contribuye a la regulación de la presión arterial y la función muscular, mientras que la fibra favorece la salud digestiva.
La versatilidad de la acelga permite incorporarla en ensaladas, jugos, sopas, guisos y tartas. Aunque no existe una cantidad específica recomendada, la FEN sugiere consumir entre 160 g y 240 g diarios de verduras, lo que equivale a dos o tres raciones.
Así, la acelga se posiciona como una opción estratégica para quienes buscan fortalecer sus huesos y mejorar su salud integral.