
Luego del furor por Chespirito: sin querer queriendo, la serie biográfica de Max que mostró una cara íntima y poco conocida de Roberto Gómez Bolaños, los fans no han dejado de interesarse por todo lo que acontecía alrededor de la vida de esta estrella.
Asimismo, han revivido entrevistas antiguas en las que el comediante hablaba abiertamente de sus ideas, su carácter, y el inicio de su polémico romance con Florinda Meza, cuando aún estaba casado con Graciela Fernández.
En medio de esa ola, resurgió una entrevista de 1987 que Gómez Bolaños concedió al programa argentino La Noticia Rebelde, transmitido por ATC, en la que el conductor le pregunta sin rodeos: “El mexicano tiene fama de machito, ¿usted es machista?”.
La respuesta de Chespirito sorprendió por su tono entre irónico y serio.

Lo que dijo Chespirito en la entrevista
Tras recibir tan contundente pregunta, Roberto Gómez Bolaños no dudó en responder:
“Machista no, machito sí. Pero machista no, al contrario, respeto y admiro mucho a la mujer. Creo que la mujer es igualmente capaz que el hombre en muchos campos", dijo.
Asimismo, detalló que él no se identificaba con ese término con el cual se asociaba a muchos de sus connacionales.
“En muchas cosas no soy muy mexicano, quiero mucho a mi país, pero no soy ni machista ni nacionalista, no me gusta eso. Los nacionalismos llevan a Hitler y cosas así (...) Adoro a mi país, pero machista no, machito sí. No puedo voltear para allá porque está mi esposa (Florinda). Pero machista no".
La entrevista ha sido vista con otros ojos en redes sociales, pues muchos usuarios la comparan con lo que se vio en la serie: los conflictos internos del elenco, las decisiones personales de Gómez Bolaños y su trato con Florinda Meza.
La frase “machista no, machito sí” desató un nuevo debate en redes. Para algunos, era simplemente una forma simpática y evasiva de abordar un tema serio; para otros, encierra una visión tradicional que hoy se lee con más crítica.

Lo cierto es que el contexto de esa respuesta habla de un hombre que intentaba —según sus palabras— marcar distancia con ciertos estereotipos, aunque con un tono que para 2025, ya no pasa desapercibido.