
Las infecciones en las vías urinarias (IVU) son una de las enfermedades más comunes, especialmente en mujeres, y una de las recomendaciones más efectivas para prevenirlas es mantener una hidratación adecuada. El consumo suficiente de agua puede reducir significativamente la incidencia de estas infecciones al ayudar a eliminar bacterias del sistema urinario.
Pero ¿cuánta agua es suficiente? La cantidad varía dependiendo de factores como el clima, el nivel de actividad física, la edad y la salud general. Sin embargo, como recomendación general, los especialistas sugieren que una persona adulta debe beber entre 1.5 y 2 litros de agua al día, lo que equivale aproximadamente a seis a ocho vasos.
La razón detrás de esta recomendación es clara: el agua ayuda a diluir la orina y a orinar con mayor frecuencia, lo que facilita la expulsión de bacterias antes de que puedan adherirse a las paredes de la uretra o la vejiga, donde pueden causar infecciones.

En casos de personas propensas a sufrir infecciones urinarias recurrentes, como mujeres posmenopáusicas o personas con antecedentes médicos, aumentar el consumo diario de agua puede reducir los episodios hasta en un 50%, según investigaciones publicadas en revistas médicas como JAMA Internal Medicine.
Además, mantener una hidratación constante permite que los riñones funcionen de manera óptima, lo que ayuda no solo a prevenir IVU, sino también a evitar la formación de cálculos renales, que pueden aumentar el riesgo de infecciones si obstruyen el flujo urinario.
En ambientes cálidos o durante la práctica de ejercicio físico intenso, la necesidad de agua puede ser mayor, ya que el cuerpo pierde líquidos a través del sudor. En estos casos, los expertos aconsejan prestar atención a señales como el color de la orina: una orina clara y abundante suele ser indicio de buena hidratación, mientras que una orina oscura y escasa puede indicar deshidratación.

Es importante destacar que no solo el agua cuenta. También pueden contribuir a la hidratación diaria bebidas como infusiones sin cafeína, caldos y algunas frutas ricas en agua como el melón, la sandía y la naranja. No obstante, el agua potable sigue siendo la opción más saludable y libre de calorías.
En personas con condiciones médicas particulares, como enfermedades renales, cardíacas o hepáticas, el consumo de líquidos debe ser consultado con un profesional de la salud, ya que pueden existir restricciones específicas.
Finalmente, además de tomar suficiente agua, otros hábitos que ayudan a prevenir las infecciones urinarias incluyen no aguantar las ganas de orinar, orinar después de tener relaciones sexuales, mantener una higiene adecuada y evitar el uso excesivo de productos íntimos perfumados.