
La crisis de inseguridad en Tabasco y la expansión del grupo delictivo conocido como “La Barredora” han puesto en la mira las decisiones políticas y de seguridad que permitieron su consolidación. Uno de los puntos más polémicos es el nombramiento de Hernán Bermúdez Requena como titular de la Secretaría de Seguridad Pública de Tabasco durante la administración de Adán Augusto López Hernández, actual coordinador de los senadores de Morena.
David Saucedo, consultor en políticas públicas y seguridad, afirmó en entrevista con Adela Micha que esta designación siguió una lógica que ya había sido probada y fracasada en México, la misma que implicó la designación de Arturo “El Negro” Durazo Moreno durante el sexenio de José López Portillo.
Una estrategia fallida y “muy priista”
“Es un esquema fallido. Era un esquema muy priista. Así se hacía antes. En el caso de la Ciudad de México, José López Portillo lo intentó con el Negro Durazo, con todas las extravagancias que cometía y con todos los errores flagrantes. Tenía una vida muy disipada. Estas estrategias no son funcionales”, explicó Saucedo para Me lo dijo Adela.

El consultor destacó que esta estrategia consistía en nombrar a un personaje con antecedentes cuestionables, un “hampón”, para tener bajo control a los grupos criminales, una práctica que se usó en diferentes estados del país.
La comparación con “El Negro” Durazo hace referencia a un modelo político-policiaco que supuestamente intentaba controlar el crimen organizado colocando en puestos clave a personajes con antecedentes cuestionables y vínculos oscuros, bajo la lógica de mantener cierto control desde dentro de las estructuras de seguridad. En el caso de Durazo, su gestión estuvo marcada por denuncias concretas de corrupción, protección a narcotraficantes, extorsiones, tortura y detenciones arbitrarias, acciones que erosionaron la confianza ciudadana y favorecieron la impunidad.
“Me parece que estas estrategias no son funcionales,” afirmó, al señalar que nombrar personajes con perfiles corruptos o criminales para combatir al crimen organizado suele terminar fortaleciendo a las propias mafias.

“Era una lógica errónea que han tratado de instrumentar los gobernadores de Michoacán, de Zacatecas, de Morelos, de Sinaloa, de Tabasco”, añadió, evidenciando que este modelo ha sido replicado sin éxito en diversas entidades.
El experto aseveró que desde que el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) llegó a su puesto, Omar García Harfuch ha tratado de reemplazar a todos estos perfiles, “auténticos hampones” por exintegrantes de la Policía Federal.
Hernán Bermúdez no era un desconocido en el sistema de seguridad estatal. Proveniente de los “sótanos” de la Secretaría de Seguridad Pública de Tabasco, ascendió en la carrera policiaca mediante pagos para obtener cargos, prácticas de corrupción, extorsión y complicidad con el crimen organizado.
De ser un policía “más o menos promedio en el nivel de corrupción que se conoce en las policías locales”, Bermúdez terminó convirtiéndose en un líder delictivo con control de extorsión, cobro de piso y robo de transporte de carga, según Saucedo.
“La designación de Bermúdez fue una apuesta política de Adán Augusto para controlar a las mafias locales, poner a alguien que hablara su mismo lenguaje y que los tuviera a raya,” comentó Saucedo.
Sin embargo, esta apuesta no sólo no redujo la violencia, sino que reforzó la red de protección criminal dentro del propio gobierno, derivando en una relación orgánica con el Cártel Jalisco Nueva Generación y la consolidación de “La Barredora” como brazo armado en la región.
Una depuración interna en Morena

El consultor también destacó que el caso representa una depuración interna en Morena, donde los liderazgos enfrentan conflictos y rivalidades que derivan en investigaciones y acusaciones públicas. “Ya sabemos que los liderazgos de Morena se llevan pesado. No creo que sea ni la última ni la primera vez en la que se hagan acusaciones de este tipo y se judicialicen las rivalidades políticas,” afirmó Saucedo, subrayando que este proceso afecta la cohesión del partido pero forma parte de su dinámica interna.
Hernán Bermúdez y su grupo contaban con el apoyo activo de la policía estatal, centros de videovigilancia, patrullas y radios troncales, todos al servicio de “La Barredora”, afirmó.
El caso de Bermúdez y sus vínculos criminales ha provocado un fuerte golpe político para Adán Augusto. El actual gobernador de Tabasco, Javier May, ha sido señalado como impulsor de las denuncias públicas y la apertura de investigaciones, con el aval y coordinación de Palacio Nacional, en un contexto donde la embajada de Estados Unidos también presiona para desmantelar las redes de narcopolítica en la región.
Saucedo advierte que esta no es la primera ni será la última vez que se judicialicen rivalidades políticas dentro de Morena, pero el daño a la imagen de la 4T ya es evidente.
Hernán Bermúdez, quien tiene una orden de aprehensión, continúa prófugo. Su captura podría desencadenar revelaciones que impliquen a diversos actores políticos y autoridades.