
Adrián Di Monte ya sabe lo que es ser señalado en redes, funado por historias que dice han sido mal contadas y malinterpretado por cosas que no dijo. Por eso, cuando habla de su entrada a La Casa de los Famosos México 3, lo dice sin rodeos: “Ya me funaron una vez, el miedo se acabó”.
A diferencia de otros participantes que entran con discursos planeados o estrategias ocultas, Di Monte no pretende armar un personaje. Esta vez, asegura, va sin filtro.
“Mi estrategia es no tener estrategia. Voy a ser yo, punto”, señaló el actor cubano en entrevista con INFOBAE MÉXICO.
Adrián Di Monte espera que el público conozca cómo es en realidad
Conocido por sus papeles de villano en telenovelas como La doble vida de Estela Carrillo, La madrastra y El maleficio, el cubano ha interpretado personajes duros, incluso violentos. Pero ahora busca que el público conozca al hombre detrás de esos papeles. “Ahí adentro no puedes fingir más de dos días. Es imposible”.
Adrián se emociona por el contacto directo con la audiencia, no tanto por la competencia que implique este reality show que está por arrancar por la televisión.
“La gente podrá verme 24/7 y sacar sus propias conclusiones. Ya no habrá espacio para que alguien más cuente mi historia”. Su apuesta es la transparencia, incluso sabiendo que el encierro desgasta emocionalmente.
Dice que no tiene miedo al qué dirán. Lo que sí le preocupa es no ver el sol durante días, no poder sacar a pasear a su perro Max o estar lejos de su esposa, con quien acaba de casarse hace apenas una semana. “Ella es fan del programa. Está más emocionada que yo”, confiesa.

Adrián Di Monte no buscará pleitos
Entrar a La Casa de los Famosos no es cualquier cosa. Lo entiende como un experimento social donde no se puede controlar todo.
“Es fácil decir: ‘yo haré’, ‘yo diré’, pero cuando estás ahí encerrado, con el paso del tiempo y la mente cansada, todo cambia”.
Aunque asegura que no busca pleitos, sí tiene claros sus límites: no tolera la hipocresía, la doble cara ni la suciedad. “Soy muy obsesivo con la limpieza. La cocina sucia me saca de quicio”, dice entre risas. También marca distancia con el escándalo: no le gusta la vulgaridad ni las faltas de respeto. “Hay familias viendo el programa, niños, abuelos. No se trata de perder eso de vista”.
Y si hay una discusión, ¿cómo va a reaccionar? “No sé. Lo vas a ver ahí adentro. Uno puede imaginar muchas cosas, pero el encierro es otra historia”, responde.
¿Fobias? A las ratas. ¿Manías? El café. ¿Límites? El respeto. ¿Mensaje final? “Que me conozcan como soy. Lo demás, lo decidirá el público”.
Adrián Di Monte entra a La Casa de los Famosos México 3 con las heridas de lo vivido, pero también con la tranquilidad de quien ya no le tiene miedo a ser juzgado. Solo quiere que esta vez, lo vean completo. Sin filtro. Sin edición. Sin miedo.
