
El hallazgo de restos óseos en una obra en construcción sobre Paseo de la Reforma, a la altura de la colonia Guerrero, volvió a recordar la historia de uno de los cementerios más antiguos —y olvidados— de la Ciudad de México: el Panteón de Santa Paula, clausurado hace más de un siglo pero cuyos vestigios aún podrían seguir emergiendo bajo las capas de concreto.
La tarde de este jueves 10 de julio, la madre buscadora Ceci Flores reportó la existencia de huesos humanos en el número 159 de la avenida Paseo de la Reforma.
Según contó, una llamada anónima le advirtió sobre la presencia de al menos ocho cráneos y diversos restos dentro del predio, lo que llevó a las autoridades de la alcaldía Cuauhtémoc y de la Fiscalía capitalina a intervenir.

Al llegar al sitio, personal del gobierno capitalino encontró restos óseos, aunque no los cráneos reportados inicialmente. La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) informó que la investigación seguirá el Protocolo Homologado de Búsqueda, pero recordó que el terreno fue objeto de un rescate arqueológico en 2014, por su relación con el desaparecido Panteón de Santa Paula.
La alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega, quien acudió personalmente al inmueble, señaló que “encontraron huesos humanos pero no los cráneos, porque ya los habían escondido”, dijo Flores. La alcaldesa confirmó que la obra carecía de permisos de demolición.
La Fiscalía y el Instituto de Verificación Administrativa suspendieron actividades en el predio, en espera de que el INAH y peritos forenses determinen la antigüedad y el contexto de los restos.

Un cementerio en el corazón de la capital
Ubicado entre las actuales calles de Moctezuma, Galeana, Magnolia y el Eje Central, el Panteón de Santa Paula operó formalmente entre 1784 y 1824, aunque continuó funcionando por décadas como camposanto para víctimas de epidemias, militares y personas de escasos recursos.
Surgió tras una severa crisis sanitaria: la epidemia de viruela de 1780, que afectó a más de 48 mil personas en la ciudad, motivó al arzobispo Alonso Núñez de Haro y Peralta a promover la creación de cementerios extramuros. Uno de ellos fue Santa Paula, a cargo del Hospital de San Andrés.

Durante el siglo XIX, este panteón recibió los restos de víctimas de cólera y tifus, así como de soldados muertos en conflictos armados como la intervención estadounidense. También fue lugar de entierro para personajes notables de la historia nacional, entre ellos Leona Vicario —considerada Benemérita Madre de la Patria— y varios presidentes del siglo XIX, como Guadalupe Victoria y Melchor Múzquiz.
Uno de los episodios más insólitos ligados al sitio ocurrió en 1842, cuando el general Antonio López de Santa Anna ordenó enterrar ahí su pierna derecha, amputada tras un enfrentamiento con tropas francesas durante la llamada Guerra de los Pasteles.
La pierna fue sepultada con honores, pero años después, tras el desgaste político del caudillo, fue exhumada y arrastrada por las calles como acto de protesta.
De cementerio a desarrollo urbano

El Panteón de Santa Paula fue clausurado de forma definitiva en la segunda mitad del siglo XIX, tras el deterioro provocado por un sismo en 1858 y el crecimiento desordenado de la ciudad.
Las reformas sanitarias y urbanas impulsadas en esa época, junto con la Ley de Secularización de Cementerios de 1859, llevaron al cierre de camposantos que ya habían quedado dentro del perímetro urbano.
Pese a las órdenes de desalojo, los restos de miles de personas no fueron trasladados. En particular, en la sección conocida como Santa Marta —un terreno de cuatro hectáreas anexado al cementerio original— se estima que al menos dos mil osamentas quedaron sepultadas sin ser reclamadas.
Para 1904, las últimas bardas del panteón fueron demolidas como parte de las obras de ampliación del Paseo de la Reforma hacia el norte.

Durante el siglo XX y comienzos del XXI, el predio donde se localizó el cementerio fue fragmentado y reutilizado para diversos fines. La evidencia fotográfica y documental indica que el número 159 de Reforma albergó, primero, oficinas del senador René Arce durante la LX Legislatura (2006–2009). Más tarde, entre 2009 y 2011, funcionó como sede de actividades del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
A partir de 2013, el terreno comenzó a promocionarse como parte de un desarrollo inmobiliario, lo que marcó el inicio de su transformación hacia el uso habitacional y comercial. Para entonces, el lugar ya había albergado fábricas, oficinas y pequeños comercios.
De confirmarse que los restos óseos hallados este jueves corresponden a personas que estuvieron enterradas en el panteón, y no a otros delitos, no serían los primeros que se localizan en la zona.
Entre 2004 y 2008, el INAH documentó el hallazgo de al menos 17 restos humanos, algunos de los cuales se remontaban a la epidemia de cólera de 1850. En 2014, un rescate arqueológico formal recuperó entierros en el mismo predio de Reforma 159, vinculados al antiguo Panteón de Santa Paula.