
Moctezuma Xocoyotzin fue tlatoani de Tenochtitlán de 1502 a 1520, cuando los mexicas gozaban de su máximo poder económico y militar, y como suele suceder con los gobernantes, sus gustos rayaban en lo excéntrico, de modo que mantenía su propio vivario.
Entre los ejemplares que Moctezuma presumía en su pequeño zoológico se encontraba un jaguar hembra, que según expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, fue capturada en la selva.
Este felino estuvo en cautiverio en la gran Tenochtitlan y fue una de las especies favoritas del gobernante, por lo que tras la muerte de la jaguar, su cuerpo fue ataviado con cascabeles de cobre.
El cuerpo de esta jaguar formó parte de la ofrenda 178 que los arqueólogos descubrieron dentro del Templo Mayor. Además de la osamenta del felino, se localizaron restos de más de 400 frondas de coral y 200 estrellas marinas.
La exploración de dicha ofrenda inició en 2019 y, hasta hoy, se han recuperado 19 mil 710 elementos de origen orgánico y mineral. Todos ellos, traídos de los confines sometidos por los mexicas, de las costas del Golfo de México a los litorales del océano Pacífico, a la Cuenca de México, en la ciudad de Tenochtitlan.
Qué especies habitaban el vivario de Moctezuma
Los relatos indican que los animales provenían de diferentes regiones del imperio azteca, cuyos brazos militares alcanzaban el golfo de México, la costa del Pacífico y parte del sureste. Así, las especies eran capturadas en ambientes templados y selvas tropicales.
El vivario de Moctezuma albergaba una gran variedad de animales, incluyendo felinos como jaguares y pumas, aves rapaces, entre ellas águilas y halcones.
Los reptiles también estaban presentes, con serpientes y cocodrilos. Las especies marinas como peces y aves acuáticas eran otros de sus atractivos.

Estos animales se mantenían en diferentes áreas según su tipo, con jaulas, estanques y otros espacios diseñados para sus necesidades.
El vivario no solo era un lugar de exhibición de animales exóticos, sino que también tenía funciones rituales y prácticas, pues los animales eran utilizados para obtener plumas, pieles y huesos para la elaboración de objetos rituales y de prestigio.
Además, los animales eran parte de ofrendas y rituales dentro del recinto sagrado, tal como el caso de la jaguar hembra localizada en una ofrenda dentro del Templo Mayor.
De acuerdo con los relatos, el pequeño zoológico del tlatoani se describe como un lugar extenso, con diferentes áreas para distintos tipos de animales y con una gran diversidad de especies.


