
Hacerse un tatuaje es una decisión importante que no solo implica elegir el diseño o al artista adecuado, sino también preparar y cuidar la piel para asegurar que el resultado sea estéticamente óptimo y saludable.
La piel es un órgano sensible que, al ser tatuado, sufre una herida controlada, por lo que es fundamental seguir ciertas recomendaciones antes, durante y después del procedimiento para evitar complicaciones.

Antes del tatuaje: prepara tu piel
- Hidrátate adecuadamente: Una piel bien hidratada es más elástica y resistente al daño. Se recomienda beber suficiente agua y aplicar crema hidratante diariamente en la zona donde se realizará el tatuaje, al menos una semana antes.
- Evita la exposición al sol: El sol puede dañar la piel, resecarla y volverla más sensible. Es importante evitar quemaduras solares o bronceado en la zona a tatuar por lo menos una semana antes de la cita.
- No rasures ni exfolies agresivamente: Aunque algunos estudios prefieren rasurar el área el mismo día, hacerlo con anticipación puede irritar la piel. Si decides hacerlo, utiliza un rastrillo nuevo, crema de afeitar y hazlo con delicadeza, mínimo 24 horas antes. También evita exfoliaciones fuertes que puedan provocar sensibilidad o lesiones.
- Evita el alcohol, medicamentos anticoagulantes y cafeína: El día del tatuaje, evita el consumo de sustancias que puedan diluir la sangre, como el alcohol, aspirina o bebidas energéticas con cafeína, ya que pueden hacer que sangres más y dificultar el trabajo del tatuador.
- Aliméntate bien y duerme suficiente: Una buena noche de sueño y una comida completa antes de la sesión ayudan a mantener la resistencia del cuerpo al dolor y a que el sistema inmunológico esté preparado para la recuperación.
Durante el tatuaje: coopera y cuida tu postura
- Sigue las indicaciones del tatuador en todo momento.
- Mantén una postura cómoda y relajada para facilitar el trabajo del artista.
- Si te sientes mal, comunícalo de inmediato.

Después del tatuaje: cuidados esenciales
- Limpieza inicial: Tu tatuador cubrirá el área con una película plástica o vendaje. Este debe permanecer durante las primeras horas. Después, lávalo suavemente con agua tibia y jabón neutro, usando solo las manos limpias.
- Hidratación y protección: Una vez limpio y seco, aplica una crema especializada para tatuajes o pomadas cicatrizantes como las recomendadas por el tatuador. Repite este proceso dos a tres veces al día durante los primeros días.
- Evita la exposición al sol y al agua: No expongas el tatuaje al sol directo ni lo sumerjas en piscinas, playas o bañeras durante al menos dos a tres semanas. La radiación solar puede decolorar la tinta, y el agua puede contener bacterias que infecten la herida.
- No rasques ni retires costras: Durante la curación, es normal que aparezcan costras o picazón. Evita rascar o retirar las costras, ya que puedes provocar cicatrices o pérdida de color en el tatuaje.
- Usa ropa holgada y limpia: Evita la fricción directa de ropa ajustada sobre el área tatuada. Prefiere prendas de algodón que permitan la transpiración y no irriten la piel.
Si presentas enrojecimiento excesivo, calor intenso, dolor persistente, secreción amarilla o fiebre, consulta a un médico, ya que podrías tener una infección. Un tatuaje bien cuidado cicatriza generalmente entre dos a cuatro semanas.