
El árbol de la abundancia (Portulacaria afra) es una de las plantas más queridas en los hogares mexicanos.
No solo porque requiere pocos cuidados, sino porque está asociado con la prosperidad, la estabilidad y la buena energía económica.
Sin embargo, aunque es resistente, hay una señal muy clara que muchos ignoran y que indica que la planta necesita ser reubicada de inmediato: el alargamiento desproporcionado de sus tallos sin producción de hojas nuevas.
Si has notado que tu árbol comienza a estirarse demasiado, con ramas delgadas, débiles y espacios vacíos entre hoja y hoja, podrías estar ante una advertencia natural de que el ambiente no es el adecuado.
¿Qué está pasando con tu planta?
Cuando un árbol de la abundancia comienza a crecer con tallos largos, delgados y separados, está haciendo algo llamado etoliación. Esto ocurre cuando la planta recibe muy poca luz solar directa o iluminación insuficiente durante muchas horas al día.

Las suculentas como la Portulacaria afra tienden a modificar su forma de crecimiento en busca de luz. Al no recibir suficiente, sacrifican la producción de hojas frondosas para priorizar el crecimiento hacia la fuente de luz. El resultado: una planta débil, con poca vitalidad y menos atractiva.
Este tipo de crecimiento no solo afecta su apariencia, también debilita su sistema estructural, haciendo más probable que los tallos se quiebren o que pierda hojas por estrés.
¿Dónde debe estar el árbol de la abundancia?
Aunque muchos lo colocan dentro del hogar, esta planta se desarrolla mejor si recibe luz natural directa durante al menos 3 a 5 horas al día. Si vives en departamento, colócalo cerca de una ventana luminosa orientada al este o sur, o en un balcón techado.
Evita colocarlo en:
- Rincones sombríos
- Pasillos interiores sin ventilación
- Junto a cortinas gruesas o cristales polarizados

Tip: Si al moverlo notas que comienza a brotar con hojas nuevas y más compactas, sabrás que hiciste lo correcto.
¿Qué hacer si ya está etiolado?
Puedes podarlo ligeramente y usar las partes sanas como esquejes para reproducirlo. Después de trasplantar, asegúrate de dejar que la planta se adapte poco a poco al nuevo lugar, evitando cambios bruscos de temperatura.
Si tu árbol de la abundancia luce débil, largo y con pocas hojas, no lo ignores. Esa es su manera de pedir ayuda. Un simple cambio de lugar puede devolverle su fuerza, su forma frondosa y su capacidad de seguir siendo un símbolo de bienestar en tu hogar.