Envuelta en un paisaje de ruinas humeantes y estructuras calcinadas, Katy Perry emergió entre las sombras en la Arena Ciudad de México para presentar, por tercera vez, su show como parte de The Lifetimes Tour, la noche de este sábado.
La intérprete parecía arrancada directamente de una batalla futurista: su figura, imponente bajo ráfagas de luz estroboscópica, mostraba un brazo derecho sustituido por una prótesis metálica brillante, que brillaba con cada movimiento.
Aquel brazo mecánico se transformaba además de ser una herramienta de reemplazo, fue un arma de espectáculo, disparando fuegos artificiales que cruzaban el aire como meteoritos incandescentes, provocando una ovación electrizante entre los miles de fanáticos que la observaban sin parpadear.
El concierto, que inició el pasado miércoles y tuvo funciones consecutivas viernes y sábado, desplegó una narrativa compuesta de capítulos entrelazados: escenarios de naturaleza mutada, actos circenses suspendidos en gravedad cero y futurismo desbordante, todo fusionado con el carisma inconfundible de Katy Perry, quien parecía comandar su propio videojuego épico en vivo.
Katy Perry invita a fanática y comparte algodón de azúcar
A diferencia de la primera noche, donde subió al escenario a dos fanáticos disfrazados de astronautas para tomarse una selfie, en esta tercera presentación la afortunada fue una seguidora vestida en un homenaje vibrante a la estética de Perry: un tutú multicolor, un top rosa brillante y un adorno en la cabeza en forma de cono de helado.
La cantante, con botas de algodón de azúcar que se deshacían como nubes dulces bajo las luces del escenario, arrancó un trozo de su propio calzado comestible y se lo ofreció a su invitada, provocando carcajadas y aplausos.
“¿What’s your name?” preguntó Katy con una sonrisa cálida. “Fernanda,” respondió la joven, luchando por controlar los nervios. Confesó que estaba estudiando inglés, a lo que Perry respondió abrazándola efusivamente y agradeciéndole su presencia: “Thank you for coming to my show (gracias por venir a mi presentación)”.
El ambiente se cargó aún más de euforia cuando, al igual que en la primera fecha, la multitud coreó: “¡Ya eres mexicana, ya eres mexicana, Katy hermana, ya eres mexicana!”, a lo que la cantante reaccionó soltando unos pasos de perreo y riendo: “Soy la tía Katy.”
Un concierto como un videojuego de ciencia ficción
La velada transcurrió entre bloques que desafiaban la imaginación. Una versión en inteligencia artificial de Katy Perry conversaba con un robot proyectado en las 30 pantallas monumentales que formaban parte del escenario, sumergiendo al público en una odisea de luces, sonidos digitales y combates épicos.
El avatar de la cantante enfrentaba a villanos de otro mundo, surcaba océanos virtuales y viajaba por galaxias lejanas, hasta aterrizar en una plataforma flotante en forma de infinito, reflejo del diseño del propio escenario.
La experiencia cobró un matiz interactivo cuando, como en una misión dentro de un videojuego, códigos QR aparecieron flotando en las pantallas, invitando a los asistentes a votar por el siguiente tema que sonaría en el concierto, usando sus celulares como si fueran controles de consola.
Entre acrobacias aéreas, vuelos sobre el público y coreografías hipnóticas, Katy Perry dominó el escenario: convirtió a la Arena Ciudad de México en un nivel más dentro de su universo fantástico. La cantante continuará su recorrido este lunes y miércoles en la Arena Monterrey, donde llevará su épica futurista a nuevas latitudes.
