
Una versión robotizada de Katy Perry fue ensamblada con precisión quirúrgica: cada componente mecánico colocado con obsesiva meticulosidad, sin una sola soldadura fuera de lugar. Dentro de un futuro postapocalíptico, un autómata con brazos múltiples conectaba los cables que alimentaban a esta nueva diva sintética. El resultado: una “Terminator” del pop, lista para desplegar su código.
Encendida, con ojos de neón que emitían destellos púrpura, Katy estaba lista para iniciar su misión... hasta que un leve error de programación o un simple mal cálculo la hizo tropezar y precipitarse al vacío. El silencio fue abruptamente interrumpido por un estridente “GAME OVER” que parpadeó en las pantallas gigantes de la Arena Ciudad de México, como si la realidad misma se hubiera convertido en una consola retro.
Así comenzaron los primeros minutos de “The Lifetimes Tour”, la quinta gira mundial de la artista estadounidense, que eligió tierra azteca como punto de partida para esta epopeya visual y musical.
Fans de Katy Perry vivieron una inmersión total
Mientras que el ganadora del Grammy presentaba su repertorio musical, los asistentes vivían una inmersión total en un universo donde los asistentes dejaron de ser meros espectadores para convertirse en avatares dentro de un videojuego de amor, música y supervivencia cibernética.
Más de 20 mil fanáticos quedaron boquiabiertos ante el desfile de artefactos escénicos, coreografías de precisión matemática y vestuarios que parecían sacados de una cinta del cineasta Ridley Scott. Perry, transformada en heroína digital, surcó el aire suspendida por arneses que apenas se veían, deslizándose por los cielos del recinto como si flotara entre los niveles de una simulación futurista.
Cuando todos pensaban haberlo visto todo, Katy realizó una serie de volteretas aéreas mientras flotaba hacia el escenario, desafiando la gravedad con una elegancia de avatar en modo perfecto. Con el tema “Artificial” arrancó la narrativa: un guiño a clásicos como El Quinto Elemento y Blade Runner, salpicado con un “bullet time” al estilo Matrix, que arrancó gritos del público cuando hizo el famoso movimiento en cámara lenta hacia atrás.
Al inicio, la artista apareció suspendida, “conectada” por decenas de cables fluorescentes, como si aún estuviera cargando su firmware emocional. Durante “I Kissed a Girl” se encerró en una esfera transparente junto a sus bailarines, ejecutando movimientos que rozaban lo circense y lo marciano.
Cada canción era un nuevo nivel desbloqueado: “Nirvana” sonaba mientras ella hacia otras piruetas. Pero el momento de clímax llegó con “Roar”, cuando Katy emergió montada sobre una gigante mariposa mecánica, surcando el aire como una heroína de anime steampunk en plena batalla final.
Katy Perry invita a ‘astronautas’ al concierto
La emoción alcanzó su punto más alto cuando la cantante descubrió entre el público a dos fans vestidos de astronautas. Ella, que 10 días antes había viajado literalmente al espacio, los invitó al escenario, una plataforma con forma de símbolo infinito. Los fans se arrodillaron ante ella, no como súbditos, sino como personajes que acaban de encontrar a su jefa final… y aliada.
En el acto final, la batalla era inminente. Un grupo de villanos salidos de un cartucho de los 90 apareció en escena. Perry, armada con un sable de luz, defendió el escenario entonando “E.T.”, mientras un coloso robótico emergía desde las profundidades escénicas. Uno de sus brazos metálicos, del tamaño de una tubería, lanzaba golpes que la cantante esquivaba con una sincronía asombrosa.
“Estoy muy feliz de comenzar mi tour aquí. Es genial ver tanta creatividad en sus atuendos. ¡Son increíbles!”, dijo emocionada, enfundada en un conjunto que parecía algodón de azúcar intergaláctico y botas que bien podrían haber salido de la pasarela de algún planeta desconocido.