
El respaldo financiero de grandes corporaciones a la campaña presidencial de Donald Trump para 2025 desató una ola de indignación entre la comunidad latina en Estados Unidos, por lo que también generó un fuerte rechazo debido a las políticas migratorias impulsadas.
La molestia de la comunidad latina también se intensificó al considerar que, según el Anuario de Migración y Remesas de México de BBVA Research, en 2021 los migrantes representaban el 18.2 % de la fuerza laboral en Estados Unidos.
Por ello, Coca Cola enfrentó un boicot y para afrontarlo se vio en la necesidad de implementar una estrategia directa y tangible para contrarrestar los efectos que han afectado tanto en su reputación como en sus ingresos.
El regreso a las raíces como estrategia

El contexto del boicot se complicó aún más con la reaparición en medios de la relación entre Donald Trump y Coca-Cola, específicamente con su versión Diet Coke. Durante su mandato como presidente de Estados Unidos, se reportó que Trump consumía hasta 12 latas diarias de esta bebida y que incluso tenía un botón especial en el Despacho Oval para solicitarla. Este vínculo anecdótico ha sido utilizado por algunos sectores para asociar a la marca con posturas políticas controvertidas.
Además, cuando Trump recibió una edición conmemorativa de Coca-Cola durante su toma de protesta, el gesto fue duramente criticado, especialmente por comunidades latinas y mexicanas que se sintieron afectadas por las políticas antimigrantes.
Así que para disminuir los efectos que el boicot le ha generado, la compañía ha optado por regalar bebidas en tiendas como parte de una promoción que busca reconectar con los consumidores.
La dinámica consiste en que, al adquirir una botella de 600 mililitros de Coca-Cola en cualquiera de sus versiones (clásica, light o zero), los clientes reciben gratuitamente otra bebida de su portafolio, que incluye marcas como Sprite, Fanta, Sidral Mundet, Fresca, Del Valle Fitzz, Del Valle Frut o Delaware Punch.
Esta iniciativa, que se aleja de las grandes campañas publicitarias y de las redes sociales, se lleva a cabo mediante lonas promocionales colocadas en tiendas de abarrotes y puntos de venta locales con el objetivo de estimular las ventas y recuperar la confianza de los consumidores a través de un enfoque más cercano y cotidiano.
En lugar de recurrir a influencers o campañas mediáticas, Coca-Cola ha decidido apostar por una estrategia que remite a sus orígenes: trabajar directamente con los tenderos de abarrotes, por lo que se ven lonas promocionales en puntos de venta locales.
Esto le permite a la compañía comunicarse de manera directa con los consumidores, sin depender de las redes sociales, que en esta ocasión jugaron un papel negativo en su reputación.