
El 5 de abril de 2024 marcó un hito en las relaciones diplomáticas entre Ecuador y México, cuando agentes de un cuerpo élite de la policía ecuatoriana ingresaron a la embajada de México en Quito para detener al ex vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas.
Este último había recibido asilo diplomático por parte del gobierno mexicano sólo unas horas antes del operativo. La acción, ordenada por el presidente ecuatoriano Daniel Noboa, generó una crisis inmediata entre los dos países.
El incidente provocó una ruptura diplomática que, al cumplirse un año, permanece sin resolverse, según información de la agencia EFE. Las tensiones se intensificaron con la decisión de México de cerrar temporalmente su embajada en Quito y de retirar a su personal diplomático.
Por su parte, Ecuador justificó la acción policial bajo el argumento de preservar el cumplimiento de la justicia en su territorio. Actualmente, el caso está siendo analizado por la Corte Internacional de Justicia en La Haya, donde se investiga si el ingreso de los agentes ecuatorianos a la misión diplomática mexicana violó normas internacionales, como la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas. El litigio podría sentar un precedente importante en los tratados sobre asilo político y la inviolabilidad de las sedes diplomáticas.
Jorge Glas y las acusaciones en su contra

El ex vicepresidente Jorge Glas, figura clave durante el gobierno del ex presidente Rafael Correa (2007-2017), fue arrestado dentro de la sede diplomática mexicana en Quito. En ese momento, Glas enfrentaba múltiples condenas por corrupción y se había declarado perseguido político, lo que motivó su solicitud de asilo. Según detalló EFE, la detención se produjo mientras Glas cumplía una pena de ocho años de prisión por dos casos de corrupción y enfrentaba un nuevo proceso judicial por presunto peculado.
El caso más reciente contra Glas se formalizó el 14 de marzo de 2024, cuando la Fiscalía ecuatoriana lo acusó, junto con otras ocho personas, de irregularidades en la gestión de los fondos destinados a la reconstrucción de las zonas afectadas por el terremoto de 2016. Durante ese periodo, Glas presidió el comité encargado de supervisar los proyectos de emergencia, lo que lo colocó en el centro de las investigaciones por malversación de fondos.
Tras su detención, Glas fue trasladado a la cárcel de máxima seguridad La Roca, ubicada en la ciudad costera de Guayaquil. Según declaraciones de su abogada, Sonia Vera, recogidas por EFE, el ex vicepresidente se encuentra en una situación de salud crítica que ha empeorado con el tiempo.
Vera ha señalado que las condiciones de reclusión en el centro penitenciario han contribuido al deterioro físico de su cliente, lo que ha generado preocupación entre sus allegados y defensores.
Impacto diplomático y litigio internacional

La irrupción policial en la Embajada de México no sólo tensó las relaciones bilaterales, sino que también generó un conflicto diplomático de gran envergadura. Según publicó EFE, el gobierno mexicano consideró el acto como una violación a la soberanía de su sede diplomática, lo que llevó a la ruptura de relaciones con Ecuador. Desde entonces, ambos países han mantenido una postura firme en sus respectivas posiciones, sin señales claras de reconciliación.
El caso ha escalado hasta la Corte Internacional de Justicia de La Haya, donde se analiza el litigio entre ambas naciones. Este proceso busca determinar si la acción del gobierno ecuatoriano violó el derecho internacional, particularmente en lo que respecta a la inviolabilidad de las sedes diplomáticas.
A un año de los hechos, las relaciones entre Ecuador y México permanecen fracturadas. El incidente ha dejado un precedente en la región sobre los límites de la soberanía nacional y el respeto a las normas internacionales que rigen las relaciones diplomáticas. Mientras tanto, el caso de Jorge Glas sigue siendo un tema de controversia tanto dentro como fuera de Ecuador, con implicaciones políticas, legales y humanitarias que continúan desarrollándose.