Adiós a los glaciares mexicanos: el cambio climático amenaza la existencia de estas fuentes de agua vital

Las proyecciones indican un futuro climático alarmante para México, con consecuencias directas para las comunidades y la biodiversidad

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El glaciar Ayoloco, que estaba
El glaciar Ayoloco, que estaba ubicado en el volcán Iztaccíhuatl fue declarado extinto en 2018 (Captura/YouTube Gaceta UNAM)

En los próximos cinco años, México podría perder los últimos tres glaciares que aún sobreviven en su territorio: los del Citlaltépetl, Iztaccíhuatl y Popocatépetl.

Estos glaciares enfrentan un proceso de extinción acelerado debido al cambio climático y, en algunos casos, a la actividad volcánica, según informó la Universidad Nacional Autónoma de México a través de un boletín.

Este fenómeno no sólo representa una pérdida ambiental significativa, sino que también afecta directamente al sistema hidrológico regional, con consecuencias para el clima local, la agricultura y la disponibilidad de agua para consumo humano.

El cambio climático y su impacto en los glaciares mexicanos

El Citlaltépetl, Iztaccíhuatl y Popocatépetl
El Citlaltépetl, Iztaccíhuatl y Popocatépetl atraviesan una acelerada reducción de hielo (Jakub Hejtmánek at Czech/ Wikipedia)

Durante la mesa de trabajo “Glaciares, cambio climático y gestión local de caudales hídricos”, organizada por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (CoUS) de la UNAM, el investigador Hugo Delgado Granados, del Instituto de Geofísica, explicó que la desaparición de estos glaciares es inevitable.

Sin embargo, destacó que su pérdida tiene un impacto directo en el aporte de agua de fusión, un recurso vital para las comunidades y ecosistemas locales.

En el caso del Pico de Orizaba (Citlaltépetl), Delgado Granados señaló que recientes imágenes muestran una reducción significativa en la masa glaciar, con una pérdida del 20 por ciento de su tamaño en los últimos cinco años. Además, advirtió que este volcán podría estar incrementando su actividad, lo que aceleraría aún más la desaparición del hielo acumulado.

De acuerdo con la UNAM, el cambio climático es el principal responsable de la desaparición de los glaciares en México. Francisco Estrada Porrúa, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático de la institución, explicó que el país ha experimentado un calentamiento más acelerado que el promedio global.

Mientras que el mundo se ha calentado a una tasa de 2 grados Celsius por siglo, México ha registrado un aumento promedio de 3.2 grados Celsius en el mismo periodo. Esta anomalía, que ya alcanza los 2.14 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, supera los límites de temperatura que los científicos habían advertido como críticos.

Estrada Porrúa también destacó que el cambio climático tiene un alto costo económico para las naciones, y México no es la excepción. Según sus cálculos, el corredor industrial del país será una de las regiones más afectadas, lo que podría tener repercusiones significativas en el Producto Interno Bruto (PIB) nacional.

Este impacto económico se suma a las consecuencias ambientales y sociales derivadas de la pérdida de los glaciares y otros efectos del calentamiento global.

El papel del agua en la agricultura y la gestión ambiental

Con una placa de acero
Con una placa de acero instalada en lo que alguna vez fue uno de los glaciares permanentes de México, se proclamó la extinción del glaciar Ayoloco, ubicado en la cima del volcán Iztaccíhuatl (FB - Tlaxcalleando)

La desaparición de los glaciares también pone en evidencia la importancia del agua como recurso estratégico en México.

Según datos de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), el 67.8 por ciento del agua consumida en el país se destina al sector agropecuario, mientras que el 14.7 por ciento se utiliza para fines públicos, urbanos y domésticos.

Durante su intervención en la mesa de trabajo, Sophie Ávila Foucat, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, subrayó que este uso intensivo del agua en la agricultura plantea desafíos significativos para su conservación y gestión sostenible.

Ávila Foucat presentó los resultados de un estudio publicado en la revista Environmental Management, en el que se analizan las redes colaborativas para la gestión de los servicios ecosistémicos hidrológicos en la cuenca Copalita-Huatulco, en México.

Según la investigadora, las redes de gestión ambiental, que incluyen a organizaciones no gubernamentales (ONG), autoridades como la CONAGUA y gobiernos municipales, son diversas y policéntricas, con las ONG desempeñando un papel influyente. En contraste, las redes relacionadas con el aprovechamiento físico del agua están centralizadas y dominadas por actores gubernamentales.

La especialista también destacó que persisten problemas de acceso al agua en las zonas rurales, lo que subraya la necesidad de fortalecer el papel de las comunidades locales en la gobernanza del recurso. Según Ávila Foucat, los servicios ecosistémicos hidrológicos deben ser una prioridad en las políticas públicas, ya que su adecuada gestión es crucial para garantizar la sostenibilidad del agua en el país.

El futuro de los glaciares y la adaptación al cambio climático

Las políticas públicas deben priorizar
Las políticas públicas deben priorizar servicios ecosistémicos hidrológicos, según la UNAM (México en Fotos)

En el caso del Iztaccíhuatl, Delgado Granados señaló que los glaciares de este volcán han logrado sobrevivir gracias a la protección que ofrecen las estructuras volcánicas. Sin embargo, su desaparición parece inevitable a medida que las temperaturas continúan aumentando.

Por otro lado, los glaciares del Popocatépetl han sido afectados tanto por el calentamiento global como por la actividad eruptiva del volcán, lo que ha acelerado su desaparición.

Ante este panorama, los expertos de la UNAM hicieron un llamado a planificar medidas de adaptación a las nuevas condiciones climáticas. Según Delgado Granados, es fundamental desarrollar estrategias que permitan mitigar los impactos de la pérdida de los glaciares en el suministro de agua y en los ecosistemas locales.

La desaparición de los glaciares mexicanos no sólo representa una pérdida ambiental, sino que también pone en riesgo la seguridad hídrica y alimentaria del país.

Según los especialistas, abordar este desafío requiere un enfoque integral que combine la investigación científica, la gestión colaborativa y la participación activa de las comunidades locales.