¿Te pueden multar en la Ciudad de México si tu perro ladra mucho?, esto dice la ley

Propietarios de mascotas podrían enfrentar sanciones si el ruido de sus canes supera los niveles permitidos según la normativa local sobre convivencia y ruido ambiental

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En la Ciudad de México,
En la Ciudad de México, los vecinos pueden interponer una queja ante un Juez Cívico si los ladridos de un perro afectan su tranquilidad. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Los ladridos de los perros pueden resultar molestos para las personas, especialmente cuando son constantes y de gran intensidad. En algunos casos, este ruido afecta la convivencia entre vecinos, generando conflictos que pueden llegar a instancias legales. Un ejemplo de esta situación ocurrió en Guanajuato, donde el sonido emitido por un Husky Siberiano derivó en una disputa legal.

En 2023, el Tribunal de Justicia del Estado de Guanajuato sancionó a un hombre porque su mascota perturbaba la paz de la comunidad. Según la denuncia, el escándalo afectaba el descanso de un menor e interfería con su rendimiento escolar. Aunque en un principio el dueño del can ganó el juicio, el demandante decidió apelar la resolución.

Después de revisar el caso, la Novena Sala Civil del Supremo Tribunal de Justicia determinó que el ruido generado por el animal era lo suficientemente fuerte para representar una alteración significativa. A raíz de esta demanda, surge la duda de si en la Ciudad de México podrían aplicarse sanciones similares ante situaciones parecidas.

Más allá de la ley,
Más allá de la ley, los propietarios deben garantizar que sus mascotas no causen molestias a los vecinos.

¿Qué dice la ley sobre ladridos de perros en CDMX?

Existe un procedimiento de queja que los vecinos pueden presentar ante un Juez Cívico. De acuerdo con la Ley de Cultura Cívica y la Ley de Protección Animal de la Ciudad de México, la autoridad competente para atender estos casos son los Jueces Cívicos, quienes tienen jurisdicción en toda la capital.

De acuerdo con el sitio web Guía Jurídica Mx, en el caso de propiedades bajo régimen de condominio, se debe considerar primero el reglamento interno del edificio o fraccionamiento. Si no existe una norma específica, el procedimiento puede escalar a una instancia cívica.

Si un vecino considera que los ladridos de un perro afectan su tranquilidad o salud, puede presentar una queja argumentando que el ruido constituye una infracción cívica. El Juez Cívico evaluará las pruebas presentadas y, si lo considera necesario, convocará a una audiencia de conciliación para que las partes lleguen a un acuerdo.

Solo en caso de persistencia del problema y si se determina que los ladridos afectan significativamente a terceros, se podría imponer una multa al dueño del animal. Esta sanción oscila entre 10 y 40 veces la Unidad de Cuenta vigente en la Ciudad de México, lo que equivale a aproximadamente entre $750 y $3,000 pesos mexicanos.

Factores como ansiedad por separación,
Factores como ansiedad por separación, aburrimiento, miedo o falta de ejercicio pueden provocar ladridos excesivos. Identificar la causa es el primer paso para controlar este comportamiento.

Responsabilidad de los dueños y medidas preventivas

Más allá de la normativa vigente, es esencial que los propietarios de mascotas tomen medidas para evitar que los ladridos de sus perros afecten la tranquilidad de los vecinos. Un ladrido excesivo puede tener diversas causas, como ansiedad por separación, falta de actividad, miedo o aburrimiento. Para prevenir conflictos, es recomendable brindar suficiente ejercicio, estimulación mental y entrenamiento adecuado para controlar este comportamiento.

De acuerdo con Purina, algunos consejos útiles para minimizar los ladridos incluyen: mantener un ambiente tranquilo tanto dentro como fuera de casa, utilizando caricias y premios para reforzar la sensación de seguridad; evitar castigos o regaños, ya que pueden generar más estrés y frustración en el animal; proporcionarle juguetes que reduzcan la ansiedad y fomentar la actividad física a través de paseos o deportes. También es importante distraerlo con recompensas cuando algo le provoque temor y respetar su espacio si no se muestra receptivo a socializar con otras mascotas o personas.

Cada perro tiene su propia personalidad y experiencias previas, lo que puede influir en su comportamiento. Si el ladrido persiste a pesar de aplicar estas estrategias, es recomendable acudir a un veterinario especializado en conducta animal (etólogo), quien podrá evaluar el caso y ofrecer soluciones específicas para mejorar la convivencia.