México se deshiela: el adiós de los glaciares mexicanos

Tenemos algunos ubicados en los volcanes más altos del país; hasta mediados del siglo XIX nuestro país contaba con 18 glaciares

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Ramiro López Aguirre, vicepresidente de
Ramiro López Aguirre, vicepresidente de la Asociación Mexicana para la Correcta Hidratación, “Agua en México”

El pasado 22 de marzo se celebró el Día Internacional del Agua. Cada año, la ONU-Agua presenta un tema central en torno a esta celebración y para 2025 se propuso la conservación de los glaciares. En este sentido, se proclamó el 21 de marzo, por primera vez, como el Día Mundial de los Glaciares.

Aunque no lo parezca, en México tenemos algunos glaciares ubicados en los volcanes más altos del país. Hasta mediados del siglo XIX México contaba con 18 glaciares, sin embargo, poco a poco nos hemos ido quedando sin ellos y actualmente sólo conservamos cinco.

A fines de la década de los 50s el Iztaccíhuatl tenía 11 glaciares, pero, con la extinción en 2018 del glaciar Ayoloco, actualmente sólo mantiene tres: el del Pecho, el de la Panza y el Suroriental, que abarcan un área aproximada de 0.2 kilómetros cuadrados. Los otros dos glaciares mexicanos se localizan en el Pico de Orizaba y cubren un área cercana a los 0.6 kilómetros cuadrados: el glaciar Norte y el pequeño Noroccidental. Cabe destacar que el Popocatépetl también tenía glaciares, pero el último de ellos se extinguió a fines del año 2000.

Investigadores de la UNAM han estimado que para el año 2050 México se habrá quedado sin un solo glaciar. La pregunta que debemos responder es ¿en qué nos afecta la desaparición de los glaciares?

Fotografía cedida hoy por la
Fotografía cedida hoy por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que muestra a un vulcanólogo colocando una placa simbólica al Glaciar Ayoloco, en el volcán Iztaccíhuatl (México). EFE/UNAM/SOLO USO EDITORIAL/ SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Lo primero es que los glaciares en México aportan aproximadamente el 5% del agua dulce al sistema hidrológico nacional. De por sí en México tenemos un problema enorme de escasez y contaminación de fuentes de agua. Perder los glaciares tendrá un impacto muy negativo, principalmente para las comunidades que viven cerca de los volcanes.

Además, es muy probable que su desaparición impactará negativamente en la biodiversidad. El deshielo genera crecidas de cuerpos de agua, deslizamientos de tierra y daños en los ecosistemas. También habrá un impacto en el clima, pues los glaciares reflejan la radiación solar, es decir, actúan como un escudo natural contra el calentamiento excesivo, lo que ayuda a regular la temperatura.

(Foto: Cortesía UNAM)
(Foto: Cortesía UNAM)

La desaparición de los glaciares no es un problema exclusivo de México. De acuerdo con la UNESCO, desde 1975 los glaciares han perdido 9,000 gigatoneladas de hielo. Esta cantidad, de acuerdo con Michael Zemp, director del Servicio Mundial de Monitoreo de Glaciares, equivale a toda la superficie de Alemania con un grosor de 25 metros. Incluso, se ha estimado que el nivel de los océanos se ha incrementado 2.7 centímetros desde 1961, reflejo, en gran medida, del derretimiento de los glaciares.

Actualmente los glaciares cubren sólo un 10% de la superficie terrestre pero, en contra parte, almacenan cerca del 70% del agua dulce del planeta. La ONU-Agua estima que cerca de 2 mil millones de personas en el mundo dependen directamente del agua de los glaciares, el deshielo y su escurrimiento para consumo propio, la agricultura y la generación de energía.

Ante este panorama, el Día Mundial de los Glaciares y el Día Internacional del Agua no son meras fechas en el calendario, sino un ultimátum. Nos encontramos en un punto de inflexión donde la inacción equivale a la complicidad con la desaparición de ecosistemas vitales.

(Foto: Cortesía UNAM)
(Foto: Cortesía UNAM)

La pregunta ya no es si podemos salvar a los glaciares, sino si tenemos la voluntad de hacerlo. Cada gota de hielo derretido es un recordatorio de que el tiempo se agota. La hora de actuar no es mañana, es ahora. Debemos exigir políticas ambientales ambiciosas, adoptar prácticas sostenibles y, sobre todo, cambiar nuestra mentalidad. No somos dueños del planeta, somos sus guardianes, y el legado que dejemos dependerá de las decisiones que tomemos hoy. El futuro del agua, y de la vida misma, pende de un hilo de hielo.

* Ramiro López Aguirre. Vicepresidente de la Asociación Mexicana para la Correcta Hidratación, “Agua en México”