Este puerto turquesa se negaba a convertirse en Pueblo Mágico y ahora es un destino popular en Semana Santa

La controversia alrededor de este puerto colonial evidencia los retos de las políticas turísticas para equilibrar preservación ambiental, desarrollo económico y justicia social

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Sisal destaca por playas de
Sisal destaca por playas de arena blanca y sitios históricos como el Faro y el Fuerte de Santiago (Cuartoscuro)

A tan sólo 53 kilómetros de Mérida, en el noroeste de la Península de Yucatán, se encuentra Sisal, un pequeño puerto que, tras ser nombrado Pueblo Mágico en 2020, ha vivido una transformación sorprendente. Hoy en día, este destino se ha convertido en uno muy visitado en Semana Santa, a pesar de la resistencia que generó su designación.

Desde su clasificación como Pueblo Mágico, la localidad ha experimentado un auge turístico que ha generado tanto oportunidades como controversias.

Históricamente, Sisal fue un puerto clave durante el siglo XIX, destacándose como uno de los principales puntos de exportación de henequén, algodón y tabaco hacia Europa. Sin embargo, con el crecimiento del puerto de Progreso, el comercio en Sisal decayó, relegándolo a un tranquilo puerto pesquero.

Ahora, su nuevo estatus ha renovado el interés por el lugar, atrayendo tanto a turistas como a inversionistas, pero también generando tensiones entre los residentes.

Atractivos turísticos y riqueza natural

Sisal, puerto histórico en Yucatán,
Sisal, puerto histórico en Yucatán, enfrenta tensiones entre desarrollo turístico y conservación ambiental (Armando Alberto Silva Aguilar / Wikimedia)

De acuerdo con el Gobierno del estado de Yucatán, Sisal destaca por sus playas de arena blanca, su biodiversidad y su riqueza histórica. Entre sus principales atractivos se encuentran el Fuerte de Santiago, construido para proteger a los habitantes de los ataques piratas, la ex-Aduana Marítima, el Faro y el muelle, que ha sido reconstruido.

Además, la Reserva Estatal El Palmar, un sitio reconocido como parte del Corredor Biológico Mesoamericano, alberga una gran variedad de especies, incluyendo flamencos rosados y cocodrilos, que pueden ser observados en recorridos por los manglares.

El puerto también es escenario de festividades tradicionales, como la Fiesta en honor al Cristo Negro, que se celebra cada 25 de agosto con una peregrinación marítima, y el Festival de la veda del mero, que tiene lugar en febrero y promueve actividades turísticas durante la temporada en que está prohibida la pesca de esta especie.

La gastronomía local, basada en la cocina yucateca, es otro de los grandes atractivos para los visitantes.

Impactos del turismo y la designación como Pueblo Mágico

El turismo en Sisal creció
El turismo en Sisal creció sin suficiente planeación, impactando ambiental y socialmente al emblemático puerto (Mapoteca Manuel Orozco y Berra/ Wikimedia)

Sin embargo, el crecimiento turístico y la inclusión de Sisal en el programa de Pueblos Mágicos generó preocupaciones entre los habitantes locales.

Según un reportaje de la Unidad de Investigaciones Periodísticas de la UNAM del 2021, la llegada de turistas y empresarios encareció la vida en el puerto, afectando a negocios familiares y provocando un aumento en los costos de renta. Por ejemplo, la marisquería El Comanche, un negocio con 47 años de historia, cerró en 2021 debido a que el alquiler de su local se quintuplicó.

Los pobladores también expresaron su preocupación por el impacto ambiental del desarrollo inmobiliario. La construcción de hoteles, fraccionamientos y residencias de lujo ha llevado a la devastación de manglares y dunas costeras, ecosistemas que no sólo protegen a la población de tormentas y huracanes, sino que también son hogar de especies como flamencos, tortugas Carey y ocelotes.

Según el Gobierno de Yucatán, la erosión y la pérdida de dunas han reducido significativamente el número de nidos de tortugas en los últimos años.

En julio de 2021, un grupo de habitantes cerró el acceso al puerto en protesta por la falta de consulta previa sobre el nombramiento y las concesiones otorgadas a empresarios.

Los manifestantes denunciaron la privatización de playas y exigieron mejores condiciones para la comunidad, como carreteras y espacios públicos dignos. Aunque el movimiento perdió fuerza debido a presiones y amenazas, algunos pobladores continúan luchando por la preservación del entorno natural.

Una de las principales críticas al programa de Pueblos Mágicos es la falta de datos sobre su impacto económico. Según un estudio de la Secretaría de Turismo, en 2018 los recursos generados por esta actividad representaron sólo el 0.13% de las economías estatales donde se ubican estas localidades.

Además, especialistas como Carla Escoffié, citada en el reportaje de la UNAM, señalan que las autoridades no realizaron consultas ni establecieron protocolos para mitigar los daños ambientales y sociales en Sisal.