
En los años previos a su separación oficial en 1970, los Beatles atravesaron un periodo de intensas tensiones internas y conflictos que marcaron el destino de la banda. A pesar de haber revolucionado la música al fusionar el rock and roll con el pop, el blues y la experimentación sonora, el cuarteto formado por John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr comenzó a romperse.
McCartney intentaba mantener unida a la banda, pero Harrison sentía que su talento no recibía el reconocimiento que merecía. En el documental The Beatles Anthology (1995), el guitarrista confesó que los esfuerzos por mantener el grupo en pie le resultaban frustrantes y poco satisfactorios. Según la revista Rolling Stone, estas tensiones alcanzaron su punto máximo durante las grabaciones de Let It Be (1969) y Abbey Road (1970), donde las diferencias creativas y personales entre los miembros del grupo se hicieron más evidentes.
Detrás del icónico sencillo “Let It Be”, considerado un himno por los fanáticos de la banda, hay una historia profundamente personal para McCartney. La inspiración surgió de un sueño en el que su madre le transmitía un mensaje de tranquilidad. Esta experiencia onírica, combinada con referencias de carácter bíblico, dio lugar a una de las canciones más emotivas y trascendentales en la historia de los Beatles.

“Let It Be”, entre un sueño y la fe
En una entrevista con el comediante británico James Corden en 2018, McCartney reveló que la inspiración para “Let It Be” surgió de un sueño que tuvo en los años sesenta. En él, su difunta madre, Mary Mohin McCartney, quien falleció de cáncer cuando él tenía solo 14 años, le transmitía un mensaje de tranquilidad: “Va a estar bien. Solo déjalo ser”.
Paul recordó la experiencia con emoción: “Fue genial verla porque los sueños te permiten reunirte con esa persona por un momento; allí están, y casi parece que físicamente están juntos otra vez. Fue muy reconfortante”.
El músico escribió la canción en un momento de gran incertidumbre para los Beatles. Tras la grabación del White Album (1968), los conflictos internos eran cada vez más intensos y la banda parecía desmoronarse. “Habíamos comenzado a hacer un nuevo álbum. Empezaba a sentir que el grupo se estaba desmoronando, así que me quedaba despierto hasta tarde, bebiendo, consumiendo drogas, yendo de fiesta, como muchos en esa época”, confesó McCartney.
En una de esas noches, tuvo el sueño con su madre y despertó con una sensación de alivio. Fue directamente al piano y comenzó a componer lo que se convertiría en una de las canciones más icónicas de la banda.
La letra de “Let It Be” ha sido interpretada por muchos como una referencia a la Virgen María, pues en Lucas 1:38, ella responde al Ángel Gabriel con una aceptación serena de su destino: “Hágase en mí según tu palabra”. Además, el teólogo pop Lucas Magnin señaló que frases como “tiempos de tribulación”, “palabras de sabiduría” y “hay una luz que brilla sobre mí” evocan referencias bíblicas, como Juan 1:5: “La luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad jamás podrá apagarla”.
Asimismo, la línea “Y cuando todas las personas de corazón roto, viviendo en el mundo estén de acuerdo, habrá una respuesta” puede relacionarse con Lucas 4:18, “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón”.
McCartney presentó la canción durante las sesiones del proyecto Get Back, que más tarde se convertiría en el álbum homónimo. Fue lanzada días antes de que anunciara su salida del grupo, marcando simbólicamente el final del cuarteto más influyente de la historia del pop.

Un himno de esperanza más allá de Los Beatles
Aunque muchos fanáticos interpretaron “Let It Be” como una referencia a la Virgen María, Paul McCartney aclaró que la frase “Mother Mary” aludía directamente a su madre, Mary Mohin McCartney. Sin embargo, nunca se opuso a que la canción adquiriera un significado más amplio. “No tengo problema si las personas quieren usarlo para reforzar su fe. Creo que es genial tener fe de cualquier tipo”, expresó el músico, dejando abierta la interpretación de su mensaje de consuelo y resiliencia.
La grabación final de la canción tuvo lugar el 4 de enero de 1970, con la participación de George Harrison y Ringo Starr, pero sin John Lennon, quien estuvo ausente en la sesión. En su lugar, Linda McCartney acompañó a Paul en el estudio, sumando coros y brindándole apoyo. Pocos meses después, en marzo, “Let It Be” fue lanzada como sencillo, convirtiéndose en el último del grupo antes de su separación.
Con el tiempo, la canción trascendió más allá de la historia de los Beatles, convirtiéndose en un himno universal de paz y esperanza. En 1986, fue elegida como la interpretación final del legendario concierto Live Aid en Londres, reafirmando su impacto global. Años más tarde, en 1998, “Let It Be” volvió a cobrar un profundo significado para McCartney cuando fue interpretada en el servicio memorial de su esposa Linda, donde 700 personas la entonaron en su honor, consolidando su lugar como una de las canciones más emotivas e inmortales de la historia de la música.