Luego de 25 años de historia, el Vive Latino demostró una vez más por qué es uno de los festivales de conciertos más importantes de toda Latinoamérica. Desde las presentaciones de bandas icónicas cuyos shows ya son atemporales, o la aparición de invitados sorpresa que emocionan al público por su legado, hasta los múltiples homenajes a figuras que ahora solo viven en el corazón de los fans, el Vive Latino se mantiene como esa fiesta masiva en donde se salvaguarda con fiereza la cultura musical en español de México y el mundo.
En su segundo día el Vive Latino 2025 continuó con la racha en el Estadio GNP Seguros con una afluencia de fanáticos todavía mayor que la del día anterior. El calor se hizo presente en cada escenario, cada stand y cada curva del icónico recinto de Iztacalco.
Sin embargo, los melómanos demostraron que son expertos en festivales y eventos multitudinarios ya que con bebidas en mano, gorras, sombreros, bloqueador solar y gafas oscuras, se impusieron durante la tarde a la inclemencia del Sol.
El público se mostró receptivo a la mezcla de géneros que desfilaron por los diversos escenarios. Desde el metal latino de Sepultura en la Carpa Pepsi hasta el rock alternativo de Porter, El Cuarteto de Nos, El Argán y Compañía, División Minúscula y La Lupita. Además, el regional mexicano hizo su aparición con Edén Muñoz en el Escenario Telcel, lo que coronó una propuesta sonora que conectó con asistentes acostumbrados a otros estilos.
65 mil fanáticos despechados
Uno de los shows más memorables del domingo sin duda fue el improvisado “Música Pa’ Mandar a Volar”, una presentación de 40 minutos diseñada para recordarle a los mexicanos aquellos grandes clásicos de despecho que se acompañan mejor con alguna bebida rasposa.
Para la ocasión figuras icónicas de la música mexicana como Yuri, Daniela Romo, María José, Saúl Hernández (vocalista de Caifanes), Leonardo de Lozanne y Napoleón aparecieron uno a uno en el escenario para interpretar icónicos “temazos” como “La maldita primavera”, “Lobo” (en homenaje a la fallecida Dulce), “Yo no te pido la Luna” y más.
Sin embargo, el momento cumbre de este show fue la aparición de Belinda, quien decidió rendir homenaje a Paquita la del Barrio al presentarse con un traje a rayas cuyo saco decía “I Love Paquita”. La artista emocionó al público con una apasionada interpretación de “Rata de dos patas”.
Fueron aproximadamente 65 mil personas, presentes en el Estadios GNP Seguros, los que corearon con energía cada uno de estos clásicos de despecho, lo que desde la tarde levantó el ánimo en el Vive Latino, un animó que no decayó hasta el final.
Rock y balada por la tarde
Por otro lado, Mon Laferte brindó un espectáculo memorable en el que recordó con nostalgia su primera vez en el Vive Latino hace 19 años. Con canciones como “Tormento” y “Mi buen amor”, la chilena conquistó a su público. Además, sorprendió a todos al estrenar un nuevo tema titulado “Otra noche de llorar”, que saldrá oficialmente el 27 de marzo.
“Les tengo un regalo, vamos a tocar una canción que no ha salido aún… y quiero que todo el mundo grabe con su celular”, expresó la cantante.
La Lupita también se llevó los aplausos en la Carpa Pepsi con su energía característica. La banda interpretó su clásico “El Camello”, y recordó que ésta fue parte del primer Vive Latino en 1998. Antes de iniciar, dedicaron la canción a las víctimas de la violencia en México.
A pesar de problemas técnicos con las luces, el show no se detuvo: “Como ya se habrán dado cuenta, hay un problema con las luces. Pero si a ustedes les vale madres, a mí también. Nomás nos ponemos donde esté iluminadito”, declaró la banda.
Además, los integrantes de La Lupita recordaron con cariño a Lino Nava, miembro de la banda que falleció en 2024 tras luchar contra el cáncer: “Yo sé que el señor Lino esta aquí con nosotros, porque le encantaba el rock and roll, le encantaba el desmadre y sentía una pasión por la música y por todos ustedes”.
Las cartas fuertes no decepcionan
Zoé demostró por qué es una de las bandas mexicanas más importantes de la historia. Fueron aproximadamente 80 mil fanáticos los que se congregaron para presenciar su show. El grupo liderado por León Larregui inició minutos antes de la hora pactada y de inmediato contagió de energía y nostalgia a un público que se convirtió en estrellas brillantes en medio de la noche.
La banda también dejó una marca especial al aliarse con Heineken para ofrecer un momento único. Antes de terminar su show, Larregui reapareció en el escenario e informó al público que cantarían de nuevo su clásico “Soñe”, pero esta vez solicitó al público que guardaran los celulares y disfrutaran el momento sin distracciones.
Este gesto fue parte de una iniciativa de la marca cervecera para promover un llamado a las conexiones auténticas y a vivir el presente. “Queremos revolucionar el entretenimiento para las nuevas generaciones. Disfrutar el momento es clave para ellas, pero también lo es compartirlo”, explicó Greg Lim, brand manager de marcas premium de Heineken México.
Mientras tanto en el escenario continuo, Keane dio inicio a su esperada presentación. La legendaria banda inglesa llegó a la Ciudad de México tras presentarse en Monterrey y tras el intento fallido de su show en Mérida.
Tom Chaplin y compañía, abrumados una vez más por la respuesta de su público, recordó que siguen festejando los 20 años de su álbum debut y agradecieron a sus fans por tantos años de fidelidad. En espacio abierto, sonaron éxitos como “Somewhere Only We Know”, “Everybody’s Changing” y “Nothing In My Way”. Entre lágrimas, gritos y aplausos los fans de Keane despidieron a la banda con “Bedshaped”.
Finalmente, el cierre espectacular corrió a cargo de la banda australiana Rüfüs Du Sol. Su propuesta de música electrónica atmosférica y melancólica, combinada con un espectáculo visual hipnotizante, transportó a los asistentes a un estado de éxtasis colectivo, especialmente cuando sonaron canciones como “On My Knees” o “Underwater”.
No obstante, el momento fuerte de su presentación sucedió cuando las primeras notas de “Innerbloom” sonaron en los altavoces del GNP y se coordinaron con las luces, con los gritos y los corazones de todos aquellos que esperaban con ansias este momento.
Rüfüs Du Sol, y su clásico moderno de 10 minutos de duración, marcaron un final significativo y perfecto para la edición 25 del Vive Latino.
Con una mezcla estimulante de géneros y artistas legendarios, el festival dejó en claro que ya es un referente en la escena del espectáculo en México y en toda Latinoamérica. La música por si misma es un idioma común, pero el español se escuchó orgulloso y con fuerza en la Ciudad de México.
