
La falla de San Andrés es una de las más estudiadas del mundo, una gigantesca grieta en la corteza terrestre que se extiende por más de mil 300 kilómetros a lo largo de California, Estados Unidos. Aunque su epicentro geográfico está en territorio estadounidense, su impacto podría llegar hasta México, recordándonos que la actividad sísmica no tiene fronteras.
Según el Centro de Terremotos del Sur de California (SCEC), algunos de los sismos más devastadores de la historia han ocurrido en esta falla. El más recordado es el de 1906 en el norte de California, cuando la falla se abrió y provocó un terremoto de magnitud 7.8 de que dejó más de tres mil muertos y 225 mil personas sin hogar, marcando un antes y un después en la región.
De acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), los científicos descubrieron que la corteza terrestre está fragmentada en enormes “placas” que han estado en constante movimiento durante millones de años. En el oeste de California, dos de estas placas chocan en un eterno forcejeo: la Placa del Pacífico, que avanza hacia el noroeste, y la Placa de América del Norte, que se mueve en dirección opuesta. Este lento pero imparable deslizamiento es el que mantiene viva a la falla de San Andrés.

El impacto sísmico de la falla de San Andrés en México
Aunque la falla de San Andrés no cruza directamente territorio mexicano, su actividad sísmica puede sentirse en las regiones cercanas a la frontera con Estados Unidos. En particular, el norte de Baja California es una de las zonas más afectadas por los temblores generados en este sistema geológico.
Un ejemplo claro ocurrió en 2010, cuando un terremoto de magnitud 7.2 sacudió Mexicali. Aunque no se originó directamente en la falla de San Andrés, fue causado por una falla secundaria conectada a su sistema. El sismo provocó daños significativos en infraestructura y afectó a miles de personas en la región.
De acuerdo con la Unión Geofísica Mexicana (UGM), Baja California es una zona de alta actividad sísmica debido a la interacción de diversas fallas, incluida la de San Andrés. Esta actividad también influye en otras fallas cercanas, como la de Mexicali, y contribuye a la sismicidad del Golfo de California.
Si un terremoto de magnitud superior a 8.0 en la escala de Richter ocurriera en esta región, ciudades como Mexicali, Tijuana, Hermosillo y otras localidades de Baja California, Sonora y Sinaloa podrían sufrir graves daños. La constante interacción entre las placas tectónicas de América del Norte y del Pacífico mantiene a esta zona en movimiento, recordándonos la importancia de la prevención y preparación ante eventos sísmicos.

Los mayores terremotos en la falla de San Andrés
Uno de los terremotos más devastadores registrados en la falla de San Andrés fue el de Fort Tejon, ocurrido el 9 de enero de 1857 en el sur de California. Este terremoto, con una magnitud estimada de 7.9, desplazó canales de arroyos hasta nueve metros. Según el Servicio Geológico de EE.UU., un terremoto de magnitud similar en la misma ubicación hoy en día podría dañar la mitad de los edificios de Los Ángeles, destruir el suministro de agua de la ciudad y causar lesiones a más de 50 mil personas.
Jennifer Andrews, sismóloga del Instituto de Tecnología de California (Caltech), afirma que la información científica sugiere que el extremo sur de la falla de San Andrés es la zona más probable para un gran terremoto en los próximos 30 años. “La parte sur de la falla no se ha quebrado en cerca de tres siglos y sabemos que durante este tiempo la tensión se ha ido acumulando”, explicó Andrews en una entrevista para BBC. Esta acumulación de tensión podría resultar en un sismo de gran magnitud que afectaría gravemente a las ciudades cercanas llamado “Big One”.
La sismología de la región es compleja, como explicó Shimon Wdowinski: “Las placas se mueven a un ritmo regular. Lo que varía es el método de liberación, y, dado que la liberación no es uniforme, cada terremoto no repite exactamente lo que sucedió antes”. Esto significa que, aunque los terremotos de la falla de San Andrés comparten algunas características, cada uno tiene sus propias particularidades en cuanto a su impacto y magnitud.