La reciente postergación de la audiencia judicial de Joaquín Guzmán López en Estados Unidos se suma a una maniobra más amplia del gobierno estadounidense que, según el periodista Luis Chaparro, tiene como objetivo asegurar primero la captura de otros dos líderes del Cártel de Sinaloa: Iván Archivaldo Guzmán Salazar e Ismael Zambada Sicairos, “El Mayito Flaco”, antes de cerrar cualquier tipo de negociación definitiva con los hermanos Joaquín y Ovidio Guzmán López.
Durante una entrevista con la periodista Adela Micha, Chaparro detalló que esta estrategia responde a una lógica de presión escalonada por parte de las agencias federales estadounidenses.
“Estados Unidos necesita tener primero en sus manos a Iván Archivaldo y al Mayito Flaco para reducir la capacidad de negociación de las facciones activas y fortalecer su palanca frente a los acuerdos judiciales que se están discutiendo con los hermanos Guzmán”, afirmó el reportero.
Según el comunicador, los fiscales y agentes del FBI buscan cerrar el cerco sobre los liderazgos operativos restantes del cártel antes de permitir cualquier beneficio procesal o penal a Joaquín Guzmán López, conocido como El Güero, y su hermano Ovidio alias El Ratón, extraditado en septiembre de 2023. Ambos son señalados por el Departamento de Justicia como cabecillas de la facción de Los Chapitos.
Prueba de ello sería que apenas este domingo 9 de marzo se confirmó un nuevo aplazamiento en el proceso judicial contra Joaquín Guzmán López. La audiencia originalmente prevista para el 19 de marzo fue reprogramada para el 18 de abril a las 10:30 horas, según registros del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
De acuerdo con lo reportado en el portal Milenio, la defensa legal del acusado mantiene conversaciones con la fiscalía con la intención de alcanzar un acuerdo de culpabilidad, evitando así un juicio completo.
Este cambio en el calendario se suma a una serie de postergaciones similares que también ha enfrentado el caso de Ovidio Guzmán.
Según el análisis de Chaparro, detener a Iván Archivaldo Guzmán y al Mayito Flaco permitiría a Estados Unidos dejar sin margen de maniobra a las facciones aún en libertad. “Si esos líderes siguen libres, tienen cómo presionar, cómo generar violencia, cómo chantajear políticamente; pero si están detenidos, las fichas del tablero cambian, y Estados Unidos puede imponer condiciones mucho más estrictas a quienes ya están en proceso judicial”, explicó.
Además, señaló que los fiscales federales buscan impedir que los capos detenidos usen como moneda de cambio información sensible sobre los operativos binacionales o sobre supuestos vínculos con funcionarios estadounidenses. “Con los líderes activos fuera del juego, la presión se invierte: ahora el gobierno tiene el control completo de la negociación”, afirmó.
En medio de pugnas y operativos
La disputa por el control territorial entre las facciones del Cártel de Sinaloa ha provocado un incremento sostenido de violencia en el estado, especialmente en la capital, Culiacán. El conflicto enfrenta directamente a Los Chapitos, liderados por Iván Archivaldo Guzmán Salazar, contra el grupo encabezado por Ismael Zambada Sicairos.
Las operaciones federales recientes han buscado debilitar ambas estructuras, con énfasis en el desmantelamiento de los sistemas de videovigilancia clandestinos instalados por los cárteles en calles, comercios y viviendas. Estas cámaras, que en algunos casos estaban incluso conectadas al sistema oficial del estado, afirma Chaparro, servían para monitorear movimientos de autoridades y grupos rivales.
El retiro masivo de estos dispositivos ha generado una reacción violenta por parte de los grupos delictivos. Chaparro indicó que integrantes de las organizaciones criminales han comenzado a intimidar, secuestrar o asesinar a personas que no permiten la instalación de nuevas cámaras, o que son sospechosas de colaborar con facciones contrarias. “Los ciudadanos siguen estando prácticamente secuestrados en su propia tierra”, dijo el periodista.
Los actuales líderes del Cártel de Sinaloa, tanto en la facción de Los Chapitos como en la de Los Mayos, pertenecen a una generación que heredó el poder criminal, sin haber escalado dentro de la estructura como lo hicieron sus padres. Según explicó, se trata de figuras nacidas dentro del cártel, con acceso directo a los recursos, contactos y estructuras armadas desde su juventud, lo que los hace igualmente peligrosos y con capacidad para movilizar grandes operativos.
Aunque existen diferencias de estilo entre Iván Archivaldo Guzmán y el Mayito Flaco, ambos tienen el control de células violentas con amplio despliegue territorial. Chaparro advirtió que la posibilidad de una tregua entre ambas facciones es remota: fuentes vinculadas a los grupos criminales le aseguran que solo una detención o la muerte del líder rival podría frenar la confrontación interna. “Uno tiene que ganar. No hay espacio para una negociación”, apuntó.
Las tensiones entre las facciones del Cártel de Sinaloa se han reflejado directamente en la vida cotidiana de la población civil, particularmente en la capital, donde se han reportado amenazas, desplazamientos forzados y actos de intimidación contra comerciantes, transportistas y vecinos de zonas en disputa.
