
A pesar de su larga tradición de colaboración con Estados Unidos, el Gobierno de México no entregó a los máximos líderes de los cinco cárteles que marcaron la historia del narcotráfico: muertos o en cárceles mexicanas, este fue el destino de cinco capos de la droga.
Juan Nepomuceno Guerra, el fundador del Cártel del Golfo -hoy señalado como una de las organizaciones terroristas de México- murió de causas naturales a la edad de 86 años. Era el año 2001 cuando se fijó la fecha de su muerte; aún alcanzó a ver el nacimiento de los sanguinarios Zetas, aunque el control de la organización que lideró ya había pasado por las manos de Juan García Ábrego (su sobrino) y Osiel Cárdenas Guillén, antes de dividirse y dar inicio a la guerra por Tamaulipas entre Zetas, Golfos y Noreste.
El poder de Nepomuceno Guerra se debió, según varias crónicas periodísticas, a su cercanía con la familia del expresidente Carlos Salinas de Gortari, lo que le permitió ser clave en la caída del Jefe de jefes, Miguel Ángel Félix Gallardo, el narco que dio origen a las plazas y cárteles que se disputan el control de las rutas para trasegar drogas a Estados Unidos.
Desde el 8 de abril de 1989 Miguel Ángel Félix Gallardo, fundador del Cártel de Guadalajara, está pagando una condena de 40 años por tráfico de drogas y acopio de armas. Aunque también se le vinculó con el secuestro, tortura y muerte de Enrique Kiki Camarena, no fue incluido en la lista de los 29 narcos que México entregó a Estados Unidos el pasado 27 de febrero.

El Narco después del Jefe de jefes
La caída de Miguel Ángel Félix Gallardo marcó no sólo la formación de otros cárteles de la droga, como Sinaloa, Tijuana, Juárez y Beltrán Leyva, también provocó el surgimiento de nuevos capos que dominaron las rutas y enviaron toneladas de droga -principalmente cocaína colombiana- a Estados Unidos.
Amado Carrillo Fuentes, El señor de los cielos, y Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, fueron dos de esos narcos que nunca llegaron a pisar suelo estadounidense (como detenidos), a pesar de que uno de ellos cayó en manos de la justicia mexicana.
La historia del Barbas está marcada por su pelea con Joaquín El Chapo Guzmán y el Cártel de Sinaloa, sin embargo, el Gobierno Mexicano no pudo capturarlo vivo y su vida criminal concluyó el 16 de diciembre de 2009, cuando elementos de la Marina Armada lo asesinaron en Cuernavaca, Morelos; luego -a manera de burla- le bajaron los pantalones, cubrieron su cuerpo con billetes y lo fotografiaron.
Amado Carrillo murió, dice la versión oficial, en una mesa de operaciones de la Ciudad de México en julio de 1997, cuando se sometió a una cirugía para cambiarse el rostro. Antes de convertirse en El señor de los cielos, el general Jesús Héctor Gutiérrez Rebollo logró capturarlo en 1989 y tenerlo tres meses en prisión sin presentarlo formalmente ante las autoridades ministeriales, según narró el hijo del general en una columna publicada en el portal La Silla Rota. La versión no oficial apunta a que Amado Carrillo se “retiró” del narco siendo el mayor traficante de cocaína que el mundo ha visto.

Michoacán y Jalisco
El nuevo milenio vino acompañado de la aparición de nuevos cárteles de la droga, entre ellos, La Familia Michoacana y Los Cuinis, forjados en una región que hoy está bajo el control del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), otro de los grupos terroristas que Estados Unidos reconoce en México.
Nazario El Chayo Moreno nunca pisó la cárcel, pero sí pasará a la historia como el narco que murió dos veces. La primera de ellas el 8 de diciembre de 2010, cuando el Gobierno de Felipe Calderón afirmó que cayó abatido en un enfrentamiento con militares; aunque nadie vio el cuerpo del también llamado El más loco, la versión de su muerte prosperó hasta el 9 de marzo de 2014, cuando uno de sus operadores “confirmó” su muerte tras una balacera en Tumbiscatío, Michoacán. Otra vez, nadie vio el cuerpo del fundador de La Familia Michoacana; hay voces periodísticas que afirman que sigue operando; sus seguidores lo reconocen como un santo, San Nazario.
Abigael González Valencia es considerado uno de los fundadores y líder máximo de Los Cuinis, un grupo que nació junto al CJNG de la fractura del Cártel del Milenio (2010); El Cuini fue capturado en febrero de 2015 y desde 2016 Estados Unidos lo está solicitando en extradición, sin embargo, el Gobierno de México no lo incluyó en su “ofrenda” para calmar la ira de Trump y la imposición de aranceles del 25 por ciento a productos mexicanos.
El último narco que podríamos incluir en esta lista es el propio Iván Archivaldo Guzmán Salazar, líder de Los Chapitos, quien en 2005 cayó en manos de la justicia pero fue liberado tres años más tarde por falta de pruebas. No le pudieron comprobar que lavaba dinero para el Cártel de Sinaloa y ahora lidera una guerra que ya cuenta más de 600 muertos.