
El martes 5 de marzo de 1985 pudo haber sido un día cualquiera en la localidad de La Angostura, un pequeño pueblo ubicado en el municipio de Vista Hermosa, Michoacán. Sin embargo, a un costado de la carretera que cruza la comunidad, un campesino encontró dos cuerpos en avanzado estado de descomposición. Uno de los cadáveres le pertenecía a Enrique ‘Kiki’ Camarena Salazar, agente encubierto de la Administración de Control de Drogas (DEA).
Al poblador le llamó la atención el intenso olor que emanaba de dos bolsas de plástico que habían sido arrojadas a las afueras de su parcela. Sin saberlo en ese momento, estaba al frente de una escena que representaría una de las mayores tensiones en la historia de la relación entre México y Estados Unidos.
El cuerpo de ‘Kiki’ Camarena estaba acompañado de los restos de Alfredo Zavala Avelar, un exmilitar que fue capitán aviador, trabajaba como piloto adscrito a la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH) y esporádicamente proporcionaba información a la DEA. El tramo carretero en el que ambos fueron encontrados se ubica a 125 kilómetros de la casa en la que, semanas antes, los torturaban.
La propiedad marcada con el número 881 de la calle Lope de Vega, en la colonia Jardines del Bosque, Jalisco, fue el recinto al que Camarena y Zavala fueron llevados el 7 de febrero de 1985, luego de ser secuestrados por sujetos armados en distintos hechos.

Según la versión oficial, ‘Kiki’ Camarena fue plagiado por cinco hombres al salir de las oficinas del Consulado de los Estados Unidos. Uno de sus captores se identificó como agente judicial. Por otro lado, expedientes citados por Zeta Tijuana señalan que Alfredo Zavala fue privado de su libertad sobre la carretera de Chapala-Guadalajara, mientras viajaba en compañía de una trabajadora de la SARH y su esposo.
Con una enorme presión desde Estados Unidos de por medio, las autoridades mexicanas desplegaron un intenso operativo para encontrar a ambas víctimas. Décadas después, la Secretaría de Gobernación (Segob) reconoció que durante estas labores se cometieron actos violatorios de derechos humanos, como detenciones arbitrarias, torturas y ejecuciones extrajudiciales.
El 2 de marzo de 1985, elementos de la Policía Judicial Federal coordinaron un violento asalto al rancho El Mareño, en Michoacán. Según la información que tenían en sus manos, ‘Kiki’ Camarena y Alfredo Zavala estaban secuestrados en ese lugar. Durante la intervención de los uniformados, “cinco personas fueron masacradas y cinco más fueron detenidas arbitrariamente y torturadas, entre ellas, dos mujeres que sufrieron violencia sexual”, resalta un reporte de la Comisión para la Verdad.
Expedientes a los que tuvo acceso El Sol de México señalaron que, debido al estado en el que se encontraba su cuerpo, ‘Kiki’ Camarena fue reconocido a través de una revisión a sus piezas dentales realizada por su odontólogo.
La causa de muerte certificada de Camarena fue traumatismo craneoencefálico y asfixia por sofocación, mientras que el piloto murió a causa de traumatismos múltiples y asfixia por fractura del cartílago tiroides, acorde con los documentos.
Rafael Caro Quintero, el “trofeo” en el caso
Hasta el pasado 27 de febrero sólo había una persona encarcelada en EEUU por su supuesta vinculación con el homicidio de Camarena: Javier Vásquez Velasco, identificado como exmiembro del cuerpo de seguridad del Cártel de Guadalajara.

En agosto de 1990, Vásquez fue sentenciado por el asesinato de John Walker y Alberto Radelat, dos turistas que fueron secuestrados en un restaurante de Guadalajara y ejecutados por error el 30 de enero de 1985. Supuestamente, Javier Vásquez los confundió con agentes infiltrados de la DEA.
Durante las audiencias, el juez Edward Rafeedie aceptó la versión de que el homicidio de los turistas y el de ‘Kiki’ Camarena estaban vinculados, pues habrían sido actos de venganza del Cártel de Guadalajara debido a las labores de Camarena Salazar como infiltrado en la organización criminal. La narrativa se sustentaba en una conversación telefónica en la que, aparentemente, Vásquez alardeó sobre el crimen de los turistas y presumió haber estado en las reuniones en las que se planeó el secuestro de Camarena.
Documentos consultados por la periodista Laura Sánchez Ley, de Milenio, señalan que Javier Vásquez enfrenta una condena de doble cadena perpetua. Aunque su defensa ha presentado elementos que rebaten su participación en el caso, continúa en la cárcel.
El 27 de febrero de 2025, cuatro décadas después del crimen contra Camarena y Zavala, el gobierno mexicano entregó a Estados Unidos a 29 jefes criminales. Uno de ellos era Rafael Caro Quintero, señalado por las autoridades del país vecino como el principal responsable en los hechos contra el exagente.
Su llegada a EEUU fue percibida como un triunfo para la justicia en dicho país y como la condonación de una deuda para la familia de Camarena. De manera simbólica, Caro Quintero fue arrestado con las esposas que le pertenecían al agente encubierto, las cuales tienen una inscripción con su nombre.
“Cuarenta largos años esperando, preguntándonos y deseando que por fin se hiciera justicia. Después de cuatro décadas, la persona responsable de quitarnos a nuestro querido Kiki ha sido llevada a los Estados Unidos para responder por lo que hizo”, fue el pronunciamiento que hizo la familia de Camarena Salazar tras el arribo de Caro Quintero a la Unión Americana.
En su primera comparecencia ante el juez federal Robert Levy en Brooklyn, Nueva York, el cofundador del Cártel de Guadalajara se declaró no culpable de los cargos por narcotráfico, organización criminal, uso de armas de fuego y asesinato que le fueron imputados.