Durante su juramentación como presidente de Estados Unidos, Donald Trump confirmó que su política migratoria se basará en el blindaje de la frontera que comparte con México, así como la deportación masiva de extranjeros cuyo estatus es irregular, es decir, que no cuenten con los documentos que les permiten la estancia legal.
“Declararé una emergencia nacional en nuestra frontera meridional, todas las entradas ilegales se detendrán inmediatamente y empezaremos el proceso de (deportación) de millones y millones de extranjeros delincuentes a los lugares de los que vinieron. Restableceremos la política de permanecer en México, terminaremos con la práctica de ‘atrapar y soltar’ y enviaremos tropas a la frontera sur para repeler la horrible invasión a nuestro país”, advirtió.
El magnate republicano dijo que estas acciones estarán dentro de las primeras órdenes ejecutivas que firmará una vez que se instale en la Casa Blanca. Asimismo, confirmó que también alista la designación de los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas extranjeras, agregó Trump entre los aplausos de los asistentes a su investidura.
Una vez que concluyó su investidura, Trump y su vicepresidente, JD Vance, emitieron otro discurso antes de dirigirse a su despacho a firmar las órdenes ejecutivas. En medio de ovaciones, el presidente estadounidense felicitó al gobernador de Texas, Greg Abbott, por el gran trabajo que ha hecho en la frontera, y también reiteró que ya no permitirá que ”criminales” ingreses a la frontera.
Las reacciones en México
A mediados de diciembre, el ahora presidente de Estados Unidos había adelantado que buscaría designar como organizaciones terroristas extranjeras no sólo a los cárteles mexicanos, sino a todas las pandillas y grupos delincuenciales de otros países, pero poco o nada se había dicho sobre el envío de militares a la frontera que comparte con México.
Sin embargo, pese al anuncio comenzó a circular la versión de que dicha designación implicaba la supuesta intervención militar de Estados Unidos del otro lado de la frontera, lo cual pronto fue desmentido por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien afirmó lo siguiente en su conferencia matutina del 23 de diciembre:
“Hemos tenido dos conversaciones telefónicas y las comunicaciones públicas que hacemos. En una parte (de su discurso) dice que me comentó que pide el apoyo para la migración y otros temas, y hay otra parte donde habla de definir a los cárteles como terrorismo, pero nunca habla de intervencionismo en México, él habla de las propias agencias hacia Estados Unidos (...) Hay que trabajar para tener una buena relación pero no hay que engancharse en los temas y escuchar bien lo que está diciendo”, dejando en claro que su administración haría valer su soberanía.
Tras la juramentación del presidente de Estados Unidos, las reacciones entre la clase política mexicana no se hicieron esperar: la excandidata presidencia Xóchitl Gálvez Ruiz hizo un llamado a la unidad:
“Ante los anuncios del Presidente Trump, además de fortalecer los consulados y albergues para recibir a migrantes, nuestro gobierno debe estar preparado para recibir a nuestros hermanos que regresen a México. Muchos de ellos salieron desplazados por la violencia y la falta de empleo, y ambos temas están lejos de estar resueltos. En el ámbito internacional, debemos prepararnos para retomar soluciones conjuntas para los grandes problemas de la región”, dijo.