Arturo Bohay, un mexicano originario de Pañhé, en el municipio de Tecozautla, Hidalgo, ha captado la atención internacional al recrear las icónicas figuras de los Atlantes de Tula en nieve, desde su residencia en Springfield, Ohio, Estados Unidos.
Su obra, bautizada como el “Códice Atlante de Tula”, es un homenaje a sus raíces y a la cultura tolteca, utilizando solo una pala y una cuchara para esculpir en la nieve.
Conocido como “El Canario Mecánico” en la comunidad local debido a su oficio, Arturo Bohay aprovechó las intensas nevadas para dar vida a estas figuras emblemáticas de su herencia cultural. En un video publicado en Facebook, se observa a Bohay mientras trabaja meticulosamente en dos esculturas de los Atlantes de Tula fuera de su taller, también llamado El Canario Mecánico.
“Fueron dos días de trabajo con la nieve los que me tomaron para darles vida a estas majestuosas piezas históricas”, comentó Arturo en una entrevista. El resultado ha sido aclamado, no solo por su precisión y detalle, sino por el orgullo que refleja hacia sus orígenes hidalguenses. “Esto es para mostrar que, no importa dónde estemos, siempre podemos llevar a nuestra tierra en el corazón y en nuestras manos”, añadió Bohay.
Los Atlantes de Tula son esculturas monumentales de 4.6 metros de altura, creadas por la cultura tolteca, que dominó el centro de México en la época prehispánica. Representan a Quetzalcóatl como Estrella de la Mañana y se asocian con guerreros toltecas debido a sus vestimentas y ornamentos. Estas figuras se encuentran en la pirámide B de la zona arqueológica de Tula, Hidalgo, y son un símbolo del patrimonio cultural mexicano.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) señala que las esculturas están formadas por cuatro bloques que corresponden a pies y piernas, torso y cabeza. Dos de las cuatro figuras originales han sido preservadas para protegerlas del desgaste ocasionado por la lluvia ácida.
La hazaña de Arturo Bohay no solo ha sido un recordatorio del arte y la cultura tolteca, sino también un gesto de unidad y amor por sus raíces mexicanas. Sus esculturas de nieve han inspirado a muchos y han recibido elogios tanto de la comunidad mexicana en Estados Unidos como de sus compatriotas en México.
Este logro es un ejemplo de cómo la cultura puede trascender fronteras y climas, adaptándose y floreciendo en formas inesperadas. La dedicación de Arturo a preservar y honrar la herencia tolteca a través de su arte es una muestra de que la cultura mexicana sigue viva y es celebrada en todo el mundo, incluso en las nevadas tierras de Ohio.