¿Qué animales habitan el Desierto de los Leones?, un paraíso oculto en el corazón de la CDMX

El Desierto de los Leones, ubicado en las alcaldías Cuajimalpa de Morelos, Álvaro Obregón y los límites de Magdalena Contreras, es una de las principales joyas naturales y culturales de la Ciudad de México. Desde su declaración como Parque Nacional el 27 de noviembre de 1917 por el presidente Venustiano Carranza, ha sido un refugio tanto para la biodiversidad como para quienes buscan escapar del bullicio urbano.

La relevancia histórica de este parque radica en su vínculo con la orden de los Carmelitas Descalzos, quienes en 1604, durante el virreinato de la Nueva España, fundaron un convento en la zona. El terreno de los montes de Santa Fe y Tacubaya fue otorgado por el Virrey Don Juan de Mendoza a esta orden religiosa, que construyó en el área un lugar de retiro y meditación.

Este legado se conserva en las ruinas del convento, que, además de ser un atractivo turístico, son un testimonio de la historia colonial de México. Actualmente, el parque se encuentra bajo la administración de la Secretaría del Medio Ambiente, en colaboración con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP).

Este oasis natural es un refugio privilegiado que alberga una rica y diversa fauna. En total, se han identificado alrededor de 136 especies de vertebrados, entre las que destacan tres especies de anfibios, cinco de reptiles, 35 de aves y 14 de mamíferos. Esta extraordinaria diversidad convierte al parque en un espacio esencial para la conservación de la fauna local y en un ejemplo clave de la biodiversidad de la región. Sin embargo, no todas las especies que habitan este lugar se encuentran fuera de peligro.

Según la Dirección General del Sistema de Áreas Naturales Protegidas y Áreas de Valor Ambiental, varias especies enfrentan distintos niveles de riesgo. De las especies de anfibios, cinco se encuentran amenazadas, lo que representa el 71.4% del total registrado. Asimismo, tres especies de reptiles (37.5%) y siete especies de aves (7.4%) también están clasificadas como en peligro. La protección y conservación de estas especies es fundamental para garantizar el equilibrio ecológico del parque y salvaguardar su valiosa biodiversidad para las futuras generaciones.

Entre las especies más representativas que habitan en el parque se encuentran la Cascabel Transvolcánica (Crotalus Triseriatus), el Ajolote de Lerma (Ambystoma Lermaense), el Gavilán de Pecho Canela (Accipiter Striatus) y el Camaleón de Montaña, también conocido como llora sangre o sapo cornudo (Phrynosoma Orbiculare). Estas especies emblemáticas son un testimonio del valor ecológico del Desierto de los Leones, un santuario natural que brinda un hábitat vital para la supervivencia de numerosas formas de vida.

Con una extensión de mil 529 hectáreas, el parque destaca por su enorme valor ecológico, al albergar una variedad de ecosistemas que incluyen bosques de Abies, Pinus y Quercus, así como vegetación secundaria. Estos ecosistemas, complementados por las áreas de reforestación, desempeñan un papel crucial en la conservación de las especies locales y en la regulación de los recursos naturales. Además, su proximidad a la zona urbana ha motivado la rehabilitación de tres accesos principales, Zacatenco, Vicente Guerrero y Vista Hermosa. Estas mejoras no solo facilitan la llegada de los visitantes, sino que también contribuyen a la preservación del parque y de su fauna, garantizando que continúe siendo un espacio de equilibrio entre la naturaleza y las actividades humanas.

Es importante aclarar que el nombre “Desierto de los Leones” no tiene ninguna relación con la presencia de leones en el área. Aunque el término “desierto” puede generar confusión debido a su connotación geográfica, en realidad hace referencia a un concepto religioso utilizado por los Carmelitas Descalzos, quienes solían establecer sus conventos en lugares apartados, lejos de las ciudades.

En cuanto al “de los Leones” existen dos teorías que explican este nombre. Una sugiere que el término proviene del gato montés que habitaba la zona y que, por su apariencia, recordaba al león, mientras que la otra hace alusión a los hermanos León, quienes fueron propietarios de las tierras y representaron a los Carmelitas ante la Corona Española. Por tanto, el nombre es una mezcla de historia y simbología, y no tiene nada que ver con la presencia de leones en el parque, según la SEMARNAT.