“La Brea” (2021) es una serie de suspenso y ciencia ficción creada por David Applebaum que cautivó a los espectadores con su intrigante mezcla de misterios, viajes en el tiempo y socavones. En la trama, un inexplicable agujero se abre en la ciudad de Los Ángeles, sumiendo a un grupo de personas en un paisaje desconocido, lleno de peligros y criaturas prehistóricas.
Los socavones, esos enormes huecos que se forman en la tierra de manera repentina, son un fenómeno natural que puede ocurrir debido a la erosión o el colapso de estructuras subterráneas de la Tierra. En “La Brea”, este tipo de agujero actúa como un portal hacia un mundo primitivo, donde los personajes deben adaptarse y sobrevivir. Sin embargo, la relación entre estos agujeros y lo que sucede en la serie va más allá de la pura ficción, invitando a los espectadores a reflexionar sobre los riesgos que los socavones representan en nuestro propio mundo.
En la realidad, Los Ángeles es famosa por los pozos de asfalto de La Brea, una vasta área donde, desde hace 50.000 millones de años, el asfalto natural da testimonio de la vida al sur de California. De acuerdo con el Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles (NHM) el yacimiento, también conocido como La Brea Tar Pits, se ha convertido en una fuente invaluable para los paleontólogos, quienes han descubierto fósiles de mamuts, felinos de dientes de sable y otros animales que habitaron la región.
¿Cuál es la historia de La Brea Tar Pits?
De acuerdo con el sitio oficial de La Brea Tar Pits & Museum, el Rancho La Brea fue una extensa concesión de tierras mexicanas otorgada a Antonio José Rocha en 1828, que abarcaba más de 4.400 acres en lo que hoy es Los Ángeles, California. A Rocha se le dio la posibilidad de usar los recursos del rancho, incluyendo el acceso a los depósitos de asfalto natural, conocidos localmente como “brea”.
Como parte de la concesión, se permitió que los residentes del pueblo utilizaran el asfalto para diversos fines, como la construcción de caminos y la reparación de vehículos. Con el tiempo, a medida que Los Ángeles crecía, el rancho fue subdividido y desarrollado, hasta que finalmente pasó a manos de George Allan Hancock, quien reconoció el valor científico de los fósiles que comenzaban a encontrarse en los depósitos de asfalto.
En 1924, Hancock donó 23 acres del rancho al condado de Los Ángeles, creando el histórico Hancock Park, con la condición de que el parque se preservara y los fósiles se exhibieran para el público.
La historia de La Brea comienza mucho antes de que se reconociera la riqueza científica de sus fosas de asfalto. La primera mención escrita de los “manantiales de brea” ocurrió en 1769, cuando el fraile franciscano Juan Crespi, parte de la expedición de Gaspar de Portola, documentó su paso por la región.
Sin embargo, fue más de un siglo después, en 1875, cuando William Denton hizo la primera mención publicada de la fauna extinta encontrada en el rancho. Hasta ese momento, los huesos encontrados en los depósitos de asfalto se creían de animales comunes de la zona, como el ganado doméstico.
No fue sino hasta 1901 que el geólogo WW Orcutt, junto con su colega FM Anderson, reconoció los restos como fósiles de animales extintos. A lo largo de los siguientes años, Orcutt y Anderson continuaron excavando y recolectando los fósiles, y fue en 1905 cuando Anderson contactó a JC Merriam de la Universidad de California en Berkeley, quien confirmaría la importancia del descubrimiento.
El reconocimiento de los fósiles de Rancho La Brea transformó la zona en un sitio paleontológico de renombre mundial. Los pozos de asfalto, que originalmente no se asociaban con ninguna comprensión científica más allá de su uso práctico, se convirtieron en una ventana al pasado prehistórico de California.
Aunque estos pozos de asfalto no tienen relación con los socavones representados en la serie, ambos fenómenos comparten la capacidad de cautivar la imaginación humana al vincular el presente con los misterios del pasado. En la serie, los socavones actúan como portales hacia un mundo desconocido, al igual que los pozos de asfalto de La Brea ofrecen una visión única de especies extintas que una vez habitaron esta región.
¿Se puede visitar La Brea?
La historia del Museo George C. Page de los Descubrimientos de La Brea comenzó cuando el empresario y filántropo George C. Page, movido por su fascinación por los fósiles de la Edad de Hielo, visitó Rancho La Brea en 1917, tras mudarse a California desde Nebraska.
Aunque esperaba encontrar los esqueletos que había oído mencionar, descubrió que estos no estaban en el rancho, sino en el cercano Museo de Historia Natural de Los Ángeles. A lo largo de su exitosa carrera empresarial, George Page fundó la Mission Pak Company y jugó un papel clave en el desarrollo de parques industriales en Estados Unidos, pero su amor por la paleontología lo llevó a proponer financiar la construcción de un museo en el mismo sitio de los pozos de alquitrán.
En 1975 comenzaron las obras para construir el recinto, que abriría sus puertas en 1977, para preservar y exhibir los fósiles únicos de la región. Durante la excavación de la base del edificio, los trabajadores descubrieron un depósito fósil inusual y de gran extensión, que contenía la mayor concentración de especímenes articulados y asociados jamás recolectados en Rancho La Brea.
El Museo George C. Page de los Descubrimientos de La Brea, ubicado en 5801 Wilshire Blvd., Los Ángeles, CA 90036, está abierto de lunes a viernes de 9:30 a 17:00 horas, con entradas gratuitas para los residentes de Los Ángeles de 15:00 a 17:00 horas. El museo, que forma parte del Museo de Historia Natural de Los Ángeles, alberga más de un millón de ejemplares de 650 especies de animales y plantas de la Edad de Hielo.
Entre sus exhibiciones más destacadas se encuentran esqueletos de bisontes, camellos, coyotes, osos perezosos y mamuts. Las entradas están disponibles exclusivamente en taquilla, y para más información se puede contactar al 213-763-3499 o visitar su sitio web oficial https://tarpits.org/.