Una reciente investigación científica permitió dimensionar la magnitud de los grupos criminales en México y detalló de qué manera su presencia y crecimiento ha ocasionado un abrupto incremento en la violencia.
Publicado en el portal especializado Science, un estudio de Rafael Prieto Curiel, Gian Maria Campedelli y el fallecido columnista Alejandro Hope planteó una estimación del tamaño de los cárteles y su relación con el persistente incremento en la cantidad de homicidios ocurridos en México.
Para 2022, por ejemplo, consideraron que la población total perteneciente a algún cártel era de entre 160 mil y 185 mil personas, posicionando al crimen organizado como ”el quinto empleador” más grande del país, por encima de Oxxo, Bimbo, Coppel y Petróleos Mexicanos (Pemex).
Del total, se presume que 17,9% pertenecerían al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), 8,9% al Cártel de Sinaloa, 6,2% a la Familia Michoacana, 4,5% al Cártel del Noreste y 3,5% a la Unión Tepito.
En este sentido, estimaron que en 2021, las estructuras delictivas reclutaron a 19 mil 300 personas y perdieron a 12 mil 200 a causa de conflictos armados y detenciones, con un “ingreso” neto de siete mil miembros.
Frente a ello, los autores del artículo analizaron las tendencias observadas en la última década para estimar la efectividad de dos políticas de seguridad: reducir los reclutamientos de los cárteles y aumentar las detenciones.
“Por un lado, duplicar las detenciones, con todos los costos asociados y desafíos para aumentar los recursos de seguridad [...] Aún resultará en un aumento de 8% en el número de víctimas”, pues el reclutamiento de los grupos criminales “compensa sus pérdidas”.
A partir de los datos obtenidos del Programa de Política de Drogas (PPD) del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los autores previeron que, si continúa la tendencia actual de actuar de forma reactiva a la violencia derivada de los cárteles, en 2027 habría un total de 170 muertes semanales vinculadas a ellos.
Incluso si se duplicara el número de arrestos, en 2027 los fallecimientos semanales podrían llegar a 130, superando los 120 registrados en 2022.
En contraste, el estudio sugiere que si la capacidad de reclutamiento de los cárteles se redujera a cero, para 2027 el número de muertos por semana relacionado a estos grupos bajaría a 50. “Matemáticamente, una estrategia preventiva tiene mucho más éxito que una estrategia reactiva tradicional”, aseguran los autores.
Pese a las limitaciones que la investigación puede tener para hacer recomendaciones en materia de políticas públicas, plantea que abordar el reclutamiento —más que buscar el aumento de las detenciones— puede tener un triple efecto:
“Reduce el número de miembros de un cártel, disminuyendo la violencia que pueden generar [...] Reduce el número de objetivos, lo que significa que menos personas son vulnerables a sufrir más violencia. Y en tercer lugar, reduce la capacidad del cártel para el reclutamiento futuro”.