
Aunque inspiró un libro impreso, la historia de Willy y Ducky es un relato real, tierno y profundamente humano que ha tocado miles de corazones alrededor del mundo desde que su día a día era documentado en la cuenta de Instagram @willy_squirrel.
Todo comenzó cuando una pequeña ardilla con las patas traseras inmóviles apareció en el patio de Amy Comolli, autora del libro y madre adoptiva de la cría que posteriormente sería nombrada Willy. “Mi esposo estaba en el patio, y este precioso e inocente bebé se le acercó para pedir ayuda. Sus patas traseras estaban paralizadas, y estaba tan desesperado. El pobre probablemente se cayó de su árbol, o quién sabe qué le pasó”, relató ella en una entrevista para Cuddle Buddies.
A pesar de los intentos iniciales por reintegrarlo con su madre, nunca apareció un ejemplar adulto que lo reclamara, por ello, la familia tomó la decisión de hacerse cargo del animal.
“Honestamente, me preocupaba su vida y bienestar. Mi mente solo pensaba: ‘Quiero salvar a este ángel. Podemos hacerlo’”, recordó. Así, comenzaron a acondicionar su hogar para brindarle una vida digna y segura. Entre todos esos amorosos cuidados, adquirieron para él una jaula de cuatro niveles para hurones, lo alimentaban con bellotas, avellanas y vegetales, e incluso le construyeron un pequeño carrito con el que podía desplazarse por el patio.
La idea, según Comolli, era permitirle a Willy “sentirse como una ardilla”, a pesar de sus limitaciones físicas. Sin embargo, sus patas traseras no respondían y, poco antes de comenzar el invierno, llegaron a la conclusión de que no podía ser liberado en su hábitat. De esa manera, la cría de Sciuridae se convirtió en un miembro permanente de la familia.
La llegada de Ducky: “Fue como magia ocurriendo ante nuestros ojos”

Aunque el afelpado roedor comenzaba a adaptarse a su nueva vida, su comportamiento evidenciaba en ocasiones momentos de irritabilidad, por lo que su madre adoptiva decidió introducir en su espacio un diminuto peluche de pato, inicialmente creado como juguete para perros.
“Yo solo dije: ‘Oye, amigo. Aquí tienes un patito para ti’. Fue como magia ocurriendo ante nuestros ojos”, recordó en la entrevista citada. Desde ese momento, Ducky y Willy se volvieron inseparables. El pequeño mamífero se acurrucaba junto a su nuevo compañero, lo arrastraba hacia él y lo mantenía siempre cerca. “Sin duda, eran almas gemelas el uno del otro”, afirmó Comolli.
Aquel simple objeto de peluche se convirtió en un catalizador para el bienestar emocional del animal rescatado. La ardilla poco a poco recuperó vitalidad, confianza y estableció una rutina diaria con Ducky que incluía descansar juntos, ver televisión y compartir cada momento. Incluso cuando Comolli o su esposo llevaban a uno, el otro debía estar presente. “Esa fue su rutina diaria”, señaló la autora.
El final de la historia, sin embargo, llegó con el deterioro inevitable de la salud de Willy. De hecho, fue una llaga lo que marcó el inicio de su declive. “Fueron los mejores nueve meses de mi vida”, declaró la mujer. Tras su fallecimiento, la abatida madre adoptiva publicó un emotivo mensaje en Instagram, narrado desde la perspectiva del patito:
“Una pequeña ardilla con patas rotas pero un espíritu inquebrantable... me vio. Me abrazó. Me amó. [...] Y cuando llegó su hora de irse, solo tuve un deseo: ‘Llévame con él’. Ahora descanso a su lado, bajo los árboles que una vez observó con asombro”.
Una historia que permanece en un libro y una fundación

Pero lejos de quedarse como una experiencia personal, la historia de Willy y Ducky ha sido compartida con el mundo a través de un libro publicado el 14 de julio de 2025 que mezcla las memorias de este acontecimiento que cambio la vida de cada miembro de la familia.
Titulado “Willy y Ducky: La verdadera historia de una ardilla paralizada y su mejor amigo, un animal de peluche” (Willy & Ducky: The True Story of a Paralyzed Squirrel and His Stuffed Animal Best Friend), el texto es descrito como ‘una carta de amor’ a la conexión emocional, la compasión y el valor del silencio compartido.
La sinopsis de la obra literaria lo explica de la siguiente manera:
“Willy llegó a nuestras vidas como la mayoría de los milagros: silenciosamente y sin ninguna preparación. Entonces encontró a Ducky. Un peluche abandonado. Ignorado. Olvidado. Lo que siguió fue una amistad tan tierna, tan inesperada, que cambió nuestra forma de verlo todo”.
Es importante destacar que cada ejemplar vendido contribuye a la financiación de una fundación creada en honor a ambos, la cual se dedica a entregar cajas nido gratuitas a centros de rehabilitación, rescatistas y particulares que brindan atención a ardillas silvestres. “Los honramos de la manera más apropiada imaginable”, explicó Comolli.
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