El reciente asentamiento de ocho perros salvajes africanos en el distrito de Mpigi, en Uganda, marca un hito en la conservación de la especie, considerada funcionalmente extinta en el país durante décadas.
Estos ejemplares, trasladados desde Sudáfrica como parte de un programa de reintroducción, representan la primera presencia estable del Lycaon pictus en territorio ugandés tras años sin registros de actividad reproductiva, según explicó Thomas Price, director ejecutivo del parque Conservation Through Commercialization para la agencia de noticias Reuters.
El animal debe su nombre científico a la combinación de términos que significan “lobo pintado” en griego y latín, según el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW, por sus siglas en inglés), haciendo alusión a su pelaje moteado de tonos rojos, negros, marrones, blancos y amarillos. Es importante destacar que cada individuo presenta un patrón único, lo que facilita su identificación.
Señales de esperanza ante la extinción
La especie se encuentra en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como en peligro de extinción desde 1990, y su situación en Uganda es preocupante.
“Técnicamente están funcionalmente extintos. Se han avistado raramente uno o dos animales aquí y allá, pero no se ha observado actividad de madriguera durante décadas, por lo que se puede afirmar con seguridad que no existe una población funcional en Uganda”, detalló Price.
La reintroducción de estos depredadores responde a la necesidad de restaurar su papel en el equilibrio ecológico, aunque, según la Autoridad de Vida Silvestre de Uganda, la especie enfrenta múltiples amenazas que han diezmado sus poblaciones locales.
Bashir Hangi, representante de la entidad, enumeró los principales desafíos: “Uno de ellos, por supuesto, es la caza furtiva. Está la pérdida de hábitat. Además, está el conflicto entre humanos y vida silvestre, y el cambio climático. Estos son desafíos muy críticos, además, por supuesto, de la financiación para la conservación”, declaró a Reuters.
Pese a ello, el programa de reintroducción ya muestra indicios positivos. Durante la filmación de un reportaje, una de las hembras estaba próxima a parir, lo que podría significar el primer nacimiento de un perro salvaje africano en Uganda en varias décadas, según informó la agencia de noticias.
La persecución humana, ¿principal amenaza?
A nivel continental, la situación de la especie sigue siendo alarmante. La Iniciativa de Conservación del Guepardo estima que solo existen 660 manadas (o hembras reproductoras) en estado silvestre, lo que equivale a aproximadamente seis mil 600 adultos y crías distribuidos en 39 subpoblaciones.
De estos, únicamente mil 400 son individuos maduros. La organización hace énfasis en que, actualmente, los perros salvajes africanos se encuentran en unos 14 países del continente, pero solo en ocho (Botsuana, Kenia, Mozambique, Namibia, Sudáfrica, Tanzania, Zambia y Zimbabue) existen poblaciones viables.
La Fundación para la Vida Silvestre Africana señala que la persecución por parte de los granjeros ha sido un factor determinante en el declive de la especie, pues los perros salvajes han sido asesinados a tiros y envenenados, ya que suelen ser responsabilizados por ataques al ganado que, en realidad, pueden haber sido perpetrados por leopardos o hienas.
Comportamiento del perro salvaje africano
El Lycaon pictus vive en manadas que suelen contar con entre siete y quince miembros, aunque en ocasiones pueden llegar a cuarenta; de hecho, de acuerdo con la Fundación para la Vida Silvestre Africana, antes de la drástica reducción poblacional, se documentaron grupos de hasta cien individuos.
En la estructura social de la manada existe una pareja dominante, generalmente la única monógama de por vida, y se observa una cooperación destacada en el cuidado de miembros heridos o enfermos, con escasa agresividad interna y poca intimidación jerárquica.
La comunicación dentro de la manada es compleja, con una variedad de vocalizaciones que abarcan desde ladridos cortos de alarma, aullidos de llamada hasta sonidos de contacto similares a una campana que pueden escucharse a grandes distancias. Por su parte, los rituales de saludo se acompañan de gorjeos y gemidos.
En su dieta, los perros salvajes africanos cazan presas como gacelas, antílopes, facóqueros, crías de ñu, ratas y aves. Su función como depredadores contribuye a la eliminación de animales enfermos o débiles, lo que favorece el equilibrio natural y la mejora genética de las especies presa.
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