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Los tiburones martillo habitan en
Los tiburones martillo habitan en aguas cálidas y templadas de todo el mundo, especialmente cerca de las costas y arrecifes. (WikiCommons/Barry Peters)

Aunque parezca contradictorio, una investigación publicada en la revista Science reveló que algunos tiburones son capaces de “contener la respiración” mientras se sumergen a profundidades extremas. El hallazgo resulta particularmente sorprendente porque, a diferencia de los mamíferos marinos, los tiburones no tienen pulmones y dependen del flujo constante de agua a través de sus branquias para respirar.

El comportamiento fue documentado por el equipo de Mark Royer, biólogo de la Universidad de Hawái en Manoa y del Instituto de Biología Marina de Hawái, quien lideró el estudio centrado en el tiburón martillo común (Sphyrna lewini), una especie tropical que, a pesar de habitar aguas cálidas y costeras, realiza inmersiones de hasta 800 metros de profundidad, donde la temperatura del agua puede caer hasta los 5 °C.

“Todo tiene sentido, pero la idea de un pez conteniendo la respiración bajo el agua todavía me impacta y me desconcierta”, confiesa Royer, citado en la National Public Radio (NPR). Según el investigador, la clave para entender este comportamiento es que los tiburones son animales ectotérmicos, es decir, de sangre fría, por lo que su temperatura corporal depende del entorno. En aguas profundas y frías, el descenso térmico puede ser peligroso e incluso radical para su fisiología.

“Imagina que estás en una playa cálida y soleada, y de repente sales del agua tibia y te sumerges inmediatamente en un baño de hielo”, explica Royer. En esas condiciones extremas, el frío afecta el metabolismo, la función cardíaca, la visión e incluso los músculos de los tiburones. Si se enfrían demasiado, simplemente no pueden nadar, lo que significa que no pueden hacer circular agua por sus branquias. En otras palabras, si se enfrían, se ahogan.

Cómo se descubrió el fenómeno

Los tiburones martillo se alimentan
Los tiburones martillo se alimentan de peces, calamares y rayas, que localizan gracias a sensores especiales en su cabeza. (Reuters)

Para estudiar dicho comportamiento, el equipo de Royer instaló pequeños sensores en la aleta dorsal de seis tiburones martillo machos en Hawái. Los dispositivos, similares a un “reloj inteligente para Sphyrna lewini”, registraban datos como temperatura muscular, profundidad, orientación y movimiento. Según lo detallado en National Geographic, dichos animales realizaron más de 100 inmersiones durante varias semanas, principalmente de noche, probablemente para cazar calamares y otras presas de aguas profundas.

En el periodo mencionado, los científicos encontraron que, durante las inmersiones, los tiburones descendían rápidamente, permanecían apenas unos minutos a gran profundidad, y luego subían a la superficie en un ángulo de 80 grados, como si se lanzaran hacia arriba.

Lo sorprendente de dicha actividad fue que la temperatura corporal se mantenía estable durante el descenso, lo cual no sería posible si el agua fría fluyera libremente por sus branquias. Solo cuando los tiburones comenzaban el ascenso se observaba un descenso en la temperatura, lo que indicaría la reapertura de las branquias y el reingreso de agua fría.

“Estaban cerrando sus branquias e impidiendo que el agua fluyera por ellas, pues enfriaría su cuerpo”, concluye Royer para la NPR. Esta maniobra permite a los tiburones conservar el calor durante el breve periodo en las profundidades, evitando así el colapso fisiológico.

“Este tipo de comportamiento nunca se había observado en ningún pez de profundidad”, asegura el especialista, por ello, la técnica fue calificada por él mismo como “completamente inesperada”, según National Geographic.

Otros científicos independientes apoyan los resultados, por ejemplo, en un comentario publicado junto al estudio en Science, los investigadores australianos Mark Meekan, de la Universidad de Australia Occidental, y Adrian Gleiss, de la Universidad Murdoch, escriben: “Esta estrategia podría estar muy extendida”, abriendo la posibilidad de que más especies de tiburones y peces recurran a mecanismos similares para sobrevivir en entornos extremos.

Implicaciones ecológicas y evolutivas

El descubrimiento plantea nuevas preguntas
El descubrimiento plantea nuevas preguntas sobre la evolución y la resistencia de los tiburones a entornos extremos. (Freepik)

Aunque el estudio se centró en tiburones martillo comunes machos, hay indicios de que las hembras no embarazadas también realizan inmersiones profundas, por lo que, en teoría, podrían compartir esta habilidad. Además, se especula que la capacidad de cerrar las branquias tiene un origen aprendido, aunque otra posibilidad es que simplemente hayan imitado a depredadores de profundidad con estrategias similares.

Un respaldo adicional al estudio proviene de imágenes submarinas obtenidas por un vehículo operado a distancia (ROV) en Tanzania, donde se captó a un tiburón martillo a 914 metros de profundidad con las branquias cerradas. En otro experimento, de acuerdo con información proporcionada por National Geographic, el equipo de Royer sumergió tiburones martillo muertos en baños de agua fría y caliente, y comprobó que la inercia térmica no explicaba por sí sola el mantenimiento de la temperatura corporal.

“Estoy convencida de que hay quienes aguantan la respiración”, dice Marianne Porter para National Geographic, bióloga del movimiento de tiburones en la Universidad Atlántica de Florida, quien no participó en el estudio, pero plantea una pregunta fundamental: si bien la especie puede resistir ambientes con poco oxígeno durante cortos periodos, ¿qué pasaría si esa fuera su condición constante?

La retención de la respiración ofrece a la especie una ventaja adaptativa frente a los entornos marinos en transformación, tomando en cuenta que las zonas con bajo contenido de oxígeno, como las del Golfo de California, donde ya habitan tiburones martillo comunes, están en aumento por el cambio climático. Si los Sphyrna lewini pueden controlar su respiración temporalmente, podrían ser más resistentes de lo que se pensaba.