“Uki”, la bebé morsa huérfana que fue rescatada en Alaska y necesitaba mimos para sobrevivir

Dado que las crías de morsa suelen permanecer con sus madres entre uno y dos años, la supervivencia de Ukiaq dependía completamente del apoyo humano

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Uki, que ahora pesa unos robustos 350 kilos, se está adaptando bien a sus nuevos cuidadores y pronto hará su gran debut en Sea World Orlando. |Crédito: —(Instagram, @alaskasealifecenter)

A mediados de julio de 2024, en las costas cercanas a la remota comunidad de Utqiagvik, Alaska, fue encontrada una cría de morsa del Pacífico en condiciones alarmantes. La pequeña, de apenas unas semanas de vida, estaba completamente sola, deshidratada, desnutrida y con heridas superficiales visibles en su piel.

Su madre y su manada no se encontraban por ningún lado, por lo que el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos (USFWS) autorizó una intervención de emergencia y fue entonces cuando el Centro de Vida Marina de Alaska (ASLC) intervino para darle atención médica inmediata.

Bautizada como Ukiaq —palabra que significa “otoño” en la lengua iñupiaq, en honor a la cultura local del norte de Alaska—, la cría comenzó un proceso de recuperación. El estado inicial de salud requería atención constante y especializada, por lo que también especialistas de SeaWorld, el Zoológico de Indianápolis y el Zoológico y Acuario de Point Defiance se movilizaron a Alaska para colaborar en su cuidado intensivo.

El amor maternal, la clave de la recuperación de Uki

Desde que llegó a Orlando
Desde que llegó a Orlando el 18 de septiembre a través de un cargo de FedEx, acompañada por un veterinario de SeaWorld y su cuidador de Alaska, Uki ha estado bajo el cuidado atento del equipo Wild Arctic de SeaWorld mientras conoce lentamente a la manada de morsas del parque. —(Instagram, @alaskasealifecenter)

El rescate de Uki se convirtió en una operación de colaboración interinstitucional que puso de manifiesto el compromiso de diversas organizaciones con la conservación de la vida silvestre. El ASLC, con su equipo médico y de rehabilitación, fue el primer eslabón en los cuidados de esta pequeña morsa.

Durante su estancia en el Centro de Vida Marina, Uki recibió una atención maternal por parte de cuidadores como Diana Hawke y Staci Owens. Ellas no solo se encargaban de alimentar a la cría con fórmula especial, sino también de brindarle afecto físico constante, simulando la cercanía y contacto que recibirá de su madre en condiciones naturales.

Desde preparar su fórmula, darle biberón y limpiarla después, hasta acurrucarse con Uki mientras dormía, el equipo actuó como madres adoptivas. Además, la ayudaron con estimulación emocional a través de juegos y enriquecimiento sensorial. Este trato cercano fue esencial para su estabilización física y emocional.

Una vez estabilizada, Uki fue declarada no apta para regresar a su hábitat natural, decisión que tomó el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EU basado en su temprana separación de la manada y su dependencia humana, que hacían inviable su supervivencia en libertad.

Fue así como se determinó que SeaWorld Orlando sería el hogar permanente ideal para ella, por contar con una instalación especializada y con experiencia en el manejo de morsas. El traslado no fue sencillo: requirió un avión de carga especial proporcionado por FedEx y una escolta completa para garantizar su seguridad.

Un nuevo capítulo: de Alaska a SeaWorld Orlando

Uki, que ahora pesa unos robustos 158 kilos, se está adaptando bien a sus nuevos cuidadores y pronto hará su gran debut en Sea World Orlando. |Crédito: —(Instagram, @alaskasealifecenter)

El 18 de septiembre de 2024, Uki llegó a Florida y fue recibida por el equipo de SeaWorld Orlando, en donde comenzó una nueva etapa en su vida. Con un peso cercano a los 100 kilogramos, la cría se instaló en el área de Wild Arctic, un entorno cuidadosamente acondicionado para su adaptación. Desde su llegada recibió atención veterinaria permanente, así como sesiones de aclimatación al nuevo hábitat, que incluyen interacciones controladas con los miembros de la manada de morsas residentes.

Durante los meses siguientes, Uki ha mostrado avances notables. Su peso ya es el triple de lo que era cuando la encontraron, alcanzando los 159 kilogramos. Sus cuidadores en Orlando informaron que ya desarrolló sus primeros colmillos —apodados cariñosamente por sus cuidadores como “pequeños TicTacs”— y, al igual que cualquier cría en desarrollo, atraviesa la etapa de dentición.

Su personalidad ha florecido: es descrita como vivaz, expresiva y con una fuerte conexión con sus cuidadores. La etapa de socialización ha comenzado con presentaciones olfativas, “pijamadas” y encuentros protegidos con el resto de las morsas del parque.

Los cuidadores de Uki no
Los cuidadores de Uki no sólo la alimentaron con biberón, sino que también le brindaron afecto físico constante abrazándola todo el tiempo, simulando el calor y la atención que habría recibido de su madre. —(Instagram, @alaskasealifecenter)

El objetivo de los especialistas de SeaWorld es integrarla por completo a la manada, comenzando por Kaboodle, una hembra con amplia experiencia como madre adoptiva. Una vez que Uki se sienta segura y estable, compartirá hábitat con Garfield, un macho de 42 años criado con biberón, y Kora, la hija de Kaboodle, entre otros miembros del grupo. Esta integración paulatina tiene lugar en el nuevo hábitat llamado Expedition Odyssey, cuya apertura al público está prevista para esta primavera.

El Dr. Joseph Gaspard, vicepresidente de operaciones zoológicas de SeaWorld Orlando, subrayó que “el viaje de Uki es solo el comienzo de una nueva etapa”.

“Nuestro equipo le brinda atención dedicada las 24 horas del día para asegurar una transición suave y saludable a su nueva vida”. Este proceso representa no solo una historia de rescate y superación, sino también una oportunidad educativa para el público, que podrá conocer a Uki y comprender mejor los retos que enfrentan los mamíferos marinos del Ártico debido al cambio climático y la intervención humana”, recalcó Gaspard.