
Desde perros amando a sus cuidadores hasta gatos curiosos y juguetones, el internet está lleno de videos de animales adorables que encantan a las personas con sus comportamientos naturales e interacciones con los humanos. Pero hay un tipo de grabaciones que cada vez toman más fuerza: clips de “pandas siendo pandas” o el también llamado “panda core”.
Estos filmes virales muestran en esencia el comportamiento de los pandas, mamíferos en peligro de extinción que enternecen con sus movimientos torpes y despreocupados. Sin embargo, detrás de estas escenas aparentemente inofensivas, hay un fundamento científico que explica la particular torpeza de los pandas.
A pesar de su gran tamaño y estructura física, estos animales se caracterizan por una movilidad reducida y un comportamiento que podría parecer descoordinado. Su estilo de vida sedentario y su bajo consumo de energía son factores clave que han despertado el interés de los investigadores.
¿Por qué los pandas son tan torpes?
Un estudio realizado en China y publicado en la revista Science en 2015 determinó que estos animales utilizan solo el 38% de la energía que otros mamíferos de tamaño similar deberían emplear. Esto se debe a su metabolismo es extremadamente bajo, lo que limita su actividad física y los hace parecer más lentos y torpes.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron el gasto energético de cinco pandas en cautiverio y tres en libertad. Se les administraron inyecciones de agua isotónica con oxígeno para medir cuánta energía consumían y cómo la eliminaban. Tras dos semanas de monitoreo y recolección de muestras sanguíneas, se descubrió que los pandas utilizaban en promedio solo 4.6 megajulios de energía al día, equivalente a la quema de mil 100 calorías.
Comparativamente, los pandas se mueven menos que los perezosos de tres dedos, conocidos por su estilo de vida extremadamente pausado. Mientras que los perezosos utilizan el 36% de la energía que consumirían otros mamíferos de su tamaño, los pandas apenas los superan en actividad. Además, la reducida movilidad de estos osos fue confirmada mediante la observación en cautiverio y el seguimiento por GPS de ejemplares en estado salvaje. En promedio, los pandas en libertad solo estaban activos el 49% del tiempo y se desplazaban a una velocidad de 26.9 metros por hora.
Además de su bajo metabolismo, los órganos de los pandas también son clave en su comportamiento. Los estudios han demostrado que su corazón, hígado y riñones son más pequeños en comparación con los de otros mamíferos de tamaño similar. Esta adaptación fisiológica contribuye a su reducido consumo de energía y explica por qué suelen mostrarse menos activos y más torpes.
¿Por qué los pandas nos causan ternura?

Más allá de su peculiar torpeza, los pandas han cautivado a los seres humanos debido a su fisonomía y comportamiento entrañable. Un estudio realizado por un equipo de biólogos de la Universidad de California liderado por el profesor Tim Caro analizó las características físicas de los pandas y su impacto en la percepción humana. Según sus hallazgos, el llamativo pelaje blanco y negro de estos osos cumple funciones tanto de camuflaje como de comunicación.
Las zonas blancas de su pelaje les permiten mezclarse con la nieve, mientras que las marcas negras les ayudan a ocultarse en la sombra. Por otro lado, los característicos parches oscuros alrededor de sus ojos juegan un papel en la identificación entre individuos de la misma especie. Cada panda posee un patrón único de manchas, lo que les permite reconocerse entre sí y comunicarse de manera efectiva.
Desde un punto de vista evolutivo, la apariencia de los pandas también podría estar relacionada con la supervivencia de la especie. Al contrario de otras especies de úrsidos, los pandas gigantes no hibernan debido a su dieta estrictamente basada en bambú. Esta alimentación les obliga a pasar gran parte del día consumiendo grandes cantidades de esta planta, llegando a ingerir hasta 12.5 kilogramos diarios.
Otra teoría sugiere que los rasgos físicos de los pandas evocan en los seres humanos una respuesta instintiva de protección y afecto. Sus cabezas redondeadas, grandes ojos y movimientos pausados generan una percepción de vulnerabilidad similar a la que inspiran los infantes. Esta reacción se conoce como el “esquema de ternura” y explica por qué los pandas nos resultan tan entrañables.
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