Un perro callejero acompaña las misas y recorridos de una funeraria en Ecuador, “es un guía al Mictlán”

Desde tiempos inmemoriales, las tradiciones mesoamericanas envuelven en misterio el tránsito de las almas hacia el más allá. Una de las leyendas más populares sobre los muertos y una vida después de la muerte es la que habla sobre el Mictlán.

Esta historia de origen mexica sobre el “lugar eterno del reposo de los muertos” (por su significado en náhuatl) tiene como guía a un perro, símbolo ancestral de lealtad y protección, se encarga de acompañar a los espíritus en su viaje final. Esta creencia está profundamente arraigada en las culturas prehispánicas y confiere al can un papel casi sagrado, en el que su presencia es interpretada como la intervención de lo divino en el tránsito entre la vida y la muerte.

La figura del canino como guía espiritual se asocia comúnmente con la imagen del Xoloitzcuintle, perro autóctono de México, venerado no solo por sus cualidades estéticas, sino también por sus supuestas capacidades para transitar entre el mundo terrenal y el espiritual. En la cosmovisión indígena, al momento de la muerte, el perro se hace presente para escoltar al difunto, ayudándole a cruzar el umbral hacia el Mictlán, el reino de la otra vida.

Aunque no se trata de un “xolo mexicano”, internautas encontraron un perro que se hace presente en los actos fúnebres de una localidad ecuatoriana y su comportamiento es interpretado por muchos como una manifestación tangible del espíritu protector que, según la tradición, acompaña a los difuntos en su último recorrido.

La historia del can de pelaje blanco con manchas color café claro se dio a conocer a través de las redes sociales de la empresa Funerales Gonzalo Mendoza, luego de que su personal notara que el animal asistía al lugar cada que había un nuevo funeral.

De acuerdo con el video, el perro fue descubierto en las inmediaciones del establecimiento, merodeando de manera discreta y atenta durante las ceremonias. Con el paso del tiempo, su presencia se volvió recurrente, hasta el punto de convertirse en algo distintivo de los funerales que se celebran en dicho lugar.

“Este perrito llega siempre a la hora de la misa, nos acompaña hasta el cementerio y en cada esquina hace que los carros se detengan para que pase la carroza fúnebre”, contó la funeraria en un primer video.

En las imágenes se observa al can paseando tranquilo en la sala donde se ofician las ceremonias, así como levantarse y correr cuando es hora de avanzar al camposanto. En los cruces, el perro se apresura a ladrar a los automóviles que se atraviesan y se para frente a ellos para no dejar que sigan su camino y que así la peregrinación cruce sin inconvenientes.

“Dime que eres un guía del Mictlán sin decirme que eres un guía del Mictlán”, escribió una usuaria de TikTok. En otro de los comentarios del video, un supuesto empleado de la funeraria identificado como Israel Mendoza añadió que su comportamiento les parece inusual porque además del acompañamiento, cuando el féretro llega al cementerio, el perro se sube a él. También pidió que las personas extremen cuidados al reconocerlo en las ceremonias fúnebres, ya que el peludo acompañante arriesga su vida al atravesarse frente a los carros.

Después de la conmoción por el video, las personas de internet pidieron a Funerales Gonzalo Mendoza que adopten a este perro y que lo conviertan en un “empleado” importante del equipo. Sin embargo, el personal aclaró que no es posible, ya que el can no quiere quedarse permanentemente.

“Funerales Gonzalo Mendoza, pedimos por favor que le den trabajo con su respectivo uniforme y le paguen con casa y comida”, comentó una usuaria de la plataforma. “El perro recibe comida en el lugar y algunas veces se queda a dormir ahí, pero no ha sido adoptado”, respondió el negocio.

Ante los cientos de comentarios, la funeraria compartió otro video explicando que ya habían comprado una cama, croquetas y hasta un chaleco para que el can fuera parte del staff, sin embargo, no está todo el tiempo ahí y cuando quieren agarrarlo, se asusta y huye del lugar.

“Ya tenemos listo su chaleco, sus croquetas y sus galletitas, pero todavía no acepta trabajar con nosotros. Él es el jefe, supervisa y se va”, explicó la cuenta y mostró cómo huye cuando se sientan a su lado e intentan darle comida.