El reino animal también alberga dragones: 5 especies que sorprenden por su apariencia y comportamiento

Una de estas especies es el dragón de komodo, conocido por su saliva tóxica que puede derribar a presas gigantes como ciervos y búfalos

Guardar
Todas y cada una de
Todas y cada una de estas especies tiene características únicas que le permiten sobrevivir en la naturaleza (Charles J. Sharp/ Wikimedia)

En el imaginario colectivo, los dragones son criaturas majestuosas y temibles que surcan los cielos, escupen fuego y protagonizan relatos épicos en mitologías de todo el mundo.

Protagonistas de cuentos y antiguas leyendas, estas bestias han simbolizado poder, sabiduría, destrucción o protección, dependiendo de la cultura que los representara.

Sin embargo, más allá de la ficción, el reino animal alberga especies sorprendentes que, aunque no tienen la capacidad de volar ni de lanzar fuego, han sido bautizadas con el nombre de “dragones” debido a su apariencia, comportamiento o adaptaciones extraordinarias.

Desde reptiles con membranas que les permiten planear entre los árboles hasta organismos marinos de formas peculiares y colores vibrantes, estos seres han capturado la imaginación de científicos y entusiastas de la naturaleza.

Un depredador letal de Indonesia

El dragón de Komodo utiliza
El dragón de Komodo utiliza toxinas en su saliva para cazar, derribando presas masivas (Wikimedia/Mike Peel)

El dragón de Komodo (Varanus komodoensis) es el lagarto más pesado del mundo, llegando a medir hasta 3 metros y superar los 300 kilos. Estos reptiles han habitado las islas menores de la Sonda, en Indonesia, durante millones de años, aunque su estudio científico es relativamente reciente, según National Geographic.

Depredadores dominantes de su ecosistema, los dragones de Komodo cazan al acecho, utilizando garras afiladas, dientes serrados y veneno para derribar presas como ciervos, búfalos de agua e incluso, en raras ocasiones, humanos.

“Son reptiles de aspecto poderoso, con cabeza ancha y plana, hocico redondeado, patas arqueadas y una cola enorme y musculosa. Caminan torpemente de un lado a otro y sus lenguas amarillas se mueven constantemente”, describe National Geographic.

Su saliva contiene bacterias y toxinas que pueden provocar la muerte de sus presas en 24 horas. Si la víctima logra escapar tras la mordida, el dragón la sigue pacientemente durante kilómetros, guiándose por su agudo sentido del olfato hasta encontrar el cadáver. Son voraces y pueden consumir hasta el 80% de su peso en una sola comida.

En cuanto a su reproducción, los dragones de Komodo pueden aparearse de manera convencional o reproducirse sin necesidad de un macho mediante partenogénesis. Sin embargo, este método solo produce descendencia masculina, lo que incrementa el riesgo de endogamia.

A pesar de su fortaleza, la especie está en peligro de extinción debido a la destrucción de su hábitat, la caza furtiva y la interferencia humana. Para su protección, en 1980 se creó el Parque Nacional de Komodo, un refugio que protege tanto a esta especie como a otras formas de vida terrestre y marina. No obstante, el turismo y la actividad humana siguen representando un desafío para su conservación.

El habitante colorido de las selvas tailandesas

Este milpiés, activo durante el
Este milpiés, activo durante el día, habita hojas y rocas húmedas en sus entornos naturales (Wikimedia/ Chulabush Khatancharoen)

El descubrimiento de esta especie data de 2007 y fue publicado en la investigación El impactante milpiés dragón rosado Desmoxytes purpurosea, una nueva y colorida especie de Tailandia (Diplopoda: Polydesmida: Paradoxosomatidae).

De acuerdo con el estudio, esta nueva especie se caracteriza por su vibrante color rosa intenso y su tamaño considerable, alcanzando hasta 3 cm de longitud, lo que la convierte en una de las más grandes de su género.

Se observaron numerosos ejemplares activos durante el día sobre el suelo y la vegetación de su localidad tipo. Su brillante coloración tiene una función aposemática, alertando a los depredadores sobre su toxicidad, ya que los milpiés de la orden Polydesmida producen cianuro de hidrógeno como mecanismo de defensa. Esta especie emite un olor similar al de las almendras amargas, característico de la toxina.

Debido a su singular apariencia, se propuso el nombre común “Milpiés dragón rosa impactante” (en tailandés: Mangkorn Chomphoo). Los ejemplares fueron encontrados en rocas calizas y hojas de Arenga pinnata, principalmente en áreas húmedas, donde se agrupan en grandes cantidades tras la lluvia.

Un animal exclusivo de las aguas australianas

En arrecifes australianos, el dragón
En arrecifes australianos, el dragón de mar utiliza prolongaciones similares a hojas para camuflarse entre algas (Wikimedia/ Leafy Seadragon)

Los dragones de mar habitan en arrecifes coralinos, zonas rocosas y praderas marinas de algas y plantas. Son parientes cercanos de los caballitos de mar, pero a diferencia de estos, no poseen una cola prensil y su cuerpo es alargado.

Los machos se distinguen por su cuerpo más ancho y tonalidades más oscuras que las hembras. En su entorno natural, suelen vivir en solitario o en pareja, de acuerdo con información del L’Aquàrium Barcelona.

Para alimentarse, expanden la parte inferior de su hocico, generando una fuerza de succión que les permite ingerir plancton, larvas de peces y misidáceos.

Son una especie ovípara, y su reproducción ocurre en primavera. Durante esta temporada, la hembra transfiere entre 250 y 300 huevos al macho, cuya cola se hincha y desarrolla pequeñas cavidades donde estos se alojan. Tras aproximadamente cuatro semanas, las crías emergen.

Cuentan con prolongaciones que asemejan hojas, lo que les permite camuflarse entre las algas, especialmente en el kelp, una especie común en su hábitat.

Los dragones de mar sólo habitan en las costas australianas y, a diferencia de los caballitos de mar, sólo existen tres especies descritas en comparación con las cerca de 50 especies de caballitos de mar conocidas.

Depredador de las profundidades abisales

El pez dragón, un habitante
El pez dragón, un habitante abisal, aprovecha la bioluminiscencia para atraer y cazar presas en la oscuridad oceánica (Wikimedia/ Erich Zugmayer)

Las profundidades oceánicas albergan criaturas sorprendentes y aterradoras, entre ellas el pez dragón (Stomias boa), una especie que habita en las zonas abisales. Este pez, de cuerpo alargado y con una longitud inferior a los 30 centímetros, puede encontrarse a profundidades de hasta 1,500 metros.

Su apariencia es particularmente intimidante: posee una cabeza y ojos diminutos en comparación con su cuerpo, pero cuenta con unas mandíbulas desproporcionadamente grandes, lo que le permite capturar presas de mayor tamaño.

Sin embargo, esta ventaja tiene un costo, ya que su mandíbula nunca llega a cerrarse por completo. Como ocurre con muchas criaturas de las profundidades, el pez dragón ha desarrollado una estrategia de caza basada en la bioluminiscencia: un apéndice en su barbilla emite luz para atraer a sus presas en la oscuridad del océano.

Un hermoso depredador

El contacto con este animal
El contacto con este animal puede provocar una irritación en la piel humana, similar a una medusa (Taro Taylor/Wikimedia)

El dragón azul (Glaucus atlanticus), también llamado babosa atlántica, es un gasterópodo marino de la familia Glaucidae. Su distintiva coloración azul y plateada le permite camuflarse tanto desde la superficie como desde el fondo marino.

A pesar de su pequeño tamaño, de hasta 4 cm de longitud, es venenoso y puede causar irritaciones al contacto, según la página oficial del Gobierno de Canarias, España.

Este molusco se alimenta de medusas e hidrozoos, especialmente de la carabela portuguesa, de la cual extrae sus células urticantes para almacenarlas y usarlas como defensa. Además, muestra comportamientos caníbales, atacando a otros individuos de su misma especie.

Habita en aguas tropicales y templadas, principalmente en el Atlántico, cerca de Sudáfrica, Mozambique, Europa y Australia. Se mantiene flotando en la superficie gracias a una burbuja de gas en su estómago, desplazándose a merced de las corrientes y el viento. Suelen encontrarse en alta mar y rara vez llegan a la costa, salvo cuando son arrastrados por el agua.

El dragón azul es hermafrodita, con órganos sexuales masculinos y femeninos, aunque no puede autofecundarse. Se aparea por la parte ventral y deposita sus huevos en trozos de madera o esqueletos de animales, donde flotan hasta su eclosión.