
En un día soleado de febrero, Renos, una joven foca monje del Mediterráneo, fue liberada en el islote deshabitado de Gyaros, cerca de Atenas, tras haber pasado meses en un centro de rehabilitación especializado.
Este mamífero marino, que había sido encontrado en estado crítico en noviembre, logró recuperarse gracias a los esfuerzos de la organización griega MOm, dedicada a la protección de esta especie en peligro, que además es una de las especies de focas más raras del mundo, según informó la agencia de noticias The Associated Press (AP).
La foca monje del Mediterráneo, conocida científicamente como Monachus monachus, es la única especie de foca que habita en el mar Mediterráneo y una de las más amenazadas a nivel global.
En las últimas décadas, su población ha enfrentado una drástica disminución debido a la caza y la destrucción de su hábitat. Sin embargo, los programas de conservación iniciados en la década de 1980 han permitido una recuperación gradual.
Actualmente, la especie ha pasado de estar clasificada como “en peligro crítico” a “vulnerable” en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Un centro de rehabilitación único en su tipo

El centro de rehabilitación de MOm, ubicado en el Parque Zoológico Attica en las afueras de Atenas, juega un papel crucial en la recuperación de estas focas.
Según detalló AP, las crías huérfanas o heridas son trasladadas a estas instalaciones, donde reciben atención médica especializada, una dieta adaptada a sus necesidades y entrenamiento en habilidades de natación. Este proceso, que puede durar varios meses, busca preparar a los animales para su reintegración en la naturaleza.
Los cuidadores del centro asignan nombres a las focas en honor a las personas que las encuentran, pero limitan al máximo el contacto humano para evitar que los animales se acostumbren a la presencia de personas.
Una vez que las focas alcanzan un peso adecuado y desarrollan su instinto de caza, se les coloca un marcador para monitorear su progreso tras la liberación. Según Panagiotis Dendrinos, biólogo marino y coordinador de MOm, el centro ha atendido a unas 40 focas provenientes de diversas regiones.
Entre los casos recientes atendidos por MOm destaca el de Panagis, una cría de foca encontrada en las costas de Chipre tras la muerte de su madre.

El traslado de Panagis a Atenas se realizó en avión, un ejemplo de los diversos medios utilizados por la organización para rescatar a estos animales, que incluyen barcos y taxis. Cuando llegó al centro, Panagis pesaba menos de 15 kilogramos, pero tras tres meses de cuidados ha alcanzado los 40 kilogramos y está casi listo para regresar al mar.
Otro caso emblemático es el de Konstantina, una foca que fue transportada en taxi hasta el centro de rehabilitación. Estas historias reflejan el compromiso de MOm y la colaboración de las comunidades locales en la protección de esta especie.
Sin embargo, la recuperación de la foca monje del Mediterráneo no sólo depende de los esfuerzos directos de rehabilitación, sino también de la protección de su hábitat.
Según explicó Dendrinos a AP, para garantizar la supervivencia de esta especie es esencial preservar todo el ecosistema marino. Grecia, con su extensa costa y numerosas cuevas marinas, ofrece un refugio ideal para las hembras que buscan criar a sus crías. Actualmente, casi la mitad de la población mundial estimada de 800 ejemplares vive en aguas griegas.
Sin embargo, la relación entre las focas y los pescadores ha sido históricamente conflictiva. Las focas, que pueden consumir hasta 3 kilogramos de pescado, pulpo y calamar al día, a menudo rompen redes de pesca para alimentarse, lo que las convirtió en un blanco de caza durante décadas.
Según AP, los programas de divulgación implementados desde los años 80 han ayudado a cambiar esta percepción, educando a las comunidades locales sobre la importancia de conservar esta especie.
Un futuro esperanzador

El trabajo de MOm y otras organizaciones ha comenzado a dar frutos visibles. Según informó AP, una de las focas tratadas y liberadas hace cuatro años fue vista recientemente amamantando a su cría, un indicio de que los animales rehabilitados están logrando reproducirse en su entorno natural.
La liberación de Renos en Gyaros, un área marina protegida, es un ejemplo de cómo se seleccionan cuidadosamente los lugares para garantizar que las focas tengan acceso a suficiente alimento y estén libres de perturbaciones humanas.
Según explicó Nikitas Vogiatzis, asistente veterinario de MOm, el proceso de liberación es un momento crucial. La caja que transporta a la foca se coloca cerca del agua, se abre la puerta y el equipo observa cómo el animal se adentra en el mar. En el caso de Renos, la joven foca olfateó el aire antes de avanzar lentamente hacia el agua, donde finalmente se zambulló y desapareció.
El caso de Renos, Panagis y otros ejemplares atendidos por MOm refleja el impacto positivo de los esfuerzos de conservación en la recuperación de la foca monje del Mediterráneo.
Aunque aún enfrenta desafíos, el progreso logrado en las últimas décadas ofrece una esperanza renovada para la supervivencia de esta especie única.
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