Tupaya de montaña, el pequeño mamífero que “paga” su comida con excrementos

La relación entre dos especies es un ejemplo fascinante de cómo los seres vivos pueden adaptarse mutuamente para sobrevivir en entornos desafiantes

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En bosques nubosos de Borneo,
En bosques nubosos de Borneo, una planta desarrolló una nueva estrategia alimenticia debido a la escasez de insectos (Tisha Mukherjee/ Wikimedia)

En las alturas montañosas de la isla de Borneo, Asia, un peculiar vínculo entre una planta carnívora y un pequeño mamífero tropical ha captado la atención de los científicos.

Las plantas jarra de la especie Nepenthes lowii han desarrollado una estrategia única para obtener nutrientes esenciales: en lugar de atrapar insectos como la mayoría de las plantas carnívoras, estas se alimentan de los excrementos de las tupayas (Tupaia montana).

Este descubrimiento, publicado en la revista Biology Letters, revela una relación simbiótica que podría haber evolucionado durante miles de años, según informó la cadena de televisión NBC.

Un “baño” diseñado para musarañas

La relación entre plantas y
La relación entre plantas y musarañas demuestra una evolución prolongada que optimizó ambos procesos interactivos (Tisha Mukherjee/ Wikimedia)

De acuerdo con el estudio, las plantas maduras de Nepenthes lowii, que crecen adheridas a la vegetación en los bosques nubosos de Borneo, han perdido la capacidad de atrapar insectos.

En su lugar, han adaptado sus estructuras para atraer a las tupayas, que se alimentan del néctar producido por estas plantas mientras, simultáneamente, depositan sus heces en el interior de las jarras. Este excremento, rico en nitrógeno, se convierte en un recurso vital para las plantas en un entorno donde los insectos son escasos.

El equipo de investigación, liderado por Jonathan Moran de la Universidad Royal Roads en Canadá y Ulrike Bauer de la Universidad de Cambridge, utilizó cámaras de video para observar el comportamiento de estos mamíferos alrededor de las plantas.

Según detalló NBC, las grabaciones mostraron cómo estos pequeños animales trepan sobre las plantas, lamen el néctar que recubre la parte inferior de la tapa de la jarra y, al mismo tiempo, defecan en su interior. Incluso se observó que las tupayas marcan las plantas con su olor al frotar sus genitales contra la tapa antes de alejarse.

El diseño de las plantas jarra maduras parece estar perfectamente adaptado para este propósito. A diferencia de las variedades terrestres de Nepenthes lowii, que poseen bordes resbaladizos para atrapar insectos, las plantas aéreas tienen bordes reforzados y no resbaladizos, lo que permite que los mamíferos se posen de manera segura mientras se alimentan.

Además, la orientación de la tapa y la forma de la abertura aseguran que sus visitantes posicionen sus cuerpos de manera que sus excrementos caigan directamente en la jarra.

“Es básicamente un baño con una estación de alimentación incluida”, explicó Jonathan Moran a NBC, destacando que estas plantas producen la mayor cantidad de néctar conocida entre las especies de Nepenthes, suficiente para satisfacer el apetito de los pequeños mamíferos.

Adaptaciones a un entorno desafiante

Alrededor del 57 %-100 %
Alrededor del 57 %-100 % del nitrógeno que necesita la Nepenthes lowii proviene de este vínculo simbiótico (Dmitry Boldyrev/ Wikimedia)

El entorno montañoso de Borneo, donde las plantas Nepenthes lowii prosperan, presenta condiciones que han impulsado esta inusual adaptación.

Según el estudio, las plantas aéreas obtienen entre el 57 % y el 100 % de su nitrógeno de los excrementos de las tupayas, lo que subraya la importancia de esta relación simbiótica en un hábitat donde los insectos, la fuente de alimento tradicional de las plantas carnívoras, son escasos.

El ciclo se completa cuando la lluvia lava los excrementos hacia el interior de la jarra, donde los nutrientes son absorbidos por la planta. Este mecanismo permite que las plantas crezcan y se desarrollen en un entorno donde otras especies podrían tener dificultades para sobrevivir.

NBC también destacó que esta relación probablemente tiene una larga historia evolutiva. “El hecho de que las jarras aéreas estén tan adaptadas a la forma y las actividades de las tupayas sugiere que esto ha estado ocurriendo durante mucho tiempo”, afirmó Moran.

Un mamífero resiliente en un entorno cambiante

Las tupayas, protagonistas de esta relación simbiótica, son comunes en las regiones montañosas de Borneo, según datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Este pequeño mamífero, que pesa menos de 150 gramos, habita principalmente en bosques submontanos y montanos, aunque puede tolerar áreas de bosque perturbado. Su dieta es predominantemente omnívora, basada en artrópodos y, ocasionalmente, frutas.

A pesar de su relativa abundancia, las tupayas enfrentan amenazas como la pérdida de hábitat debido a la deforestación para la agricultura, incluida la conversión de bosques de montaña en tierras de cultivo.

Sin embargo, la UICN clasifica a esta especie como de “Preocupación Menor”, ya que su población se mantiene estable en áreas protegidas como el Parque Nacional Crocker Range y el Parque Kinabalu en Malasia, así como en otras reservas naturales de la región.