La sepia, más astuta de lo que creíamos: supera un test de autocontrol que pondría a prueba a un chimpancé

Una reciente investigación demuestra cómo esta especie marina vincula la espera con mejores resultados en tareas de aprendizaje, lo que marca un hito en su estudio científico

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En el experimento, estos cefalópodos
En el experimento, estos cefalópodos rechazaron las recompensas inmediatas para esperar por una mejor (Busuttil Veronica/ Wikimedia)

Un estudio reciente descubrió nuevas facetas de las habilidades cognitivas de las sepias, moluscos con diez brazos, que demostraron una gran capacidad de autocontrol, lo cual está relacionado con su mejor desempeño en tareas de aprendizaje.

La investigación, publicada en la revista Proceedings of the Royal Society B, representó un avance importante en la comprensión de las habilidades mentales de estos cefalópodos. El estudio se centra en el autocontrol, una capacidad clave para tomar decisiones acertadas y planificar a largo plazo.

Mientras que en humanos y algunos animales, como los chimpancés, se ha observado que el autocontrol está relacionado con un mejor desempeño en tareas cognitivas, hasta ahora no se sabía si esta correlación se aplicaba a especies fuera del ámbito de los primates.

Experimentos para medir el autocontrol y el aprendizaje

Las sepias demostraron conductas propias
Las sepias demostraron conductas propias de animales con cerebros grandes, como los primates (Nhobgood Nick Hobgood/ Wikimedia)

Para evaluar el autocontrol en sepias (Sepia officinalis), los investigadores diseñaron una tarea de mantenimiento de retraso. Este experimento, realizado por investigadores de la Universidad de Cambridge, la Universidad de Ripon y otras instituciones, evaluó si las sepias podían renunciar a una recompensa inmediata y esperar por otra de mayor calidad.

Los resultados mostraron que los individuos podían mantener una espera de entre 50 a 130 segundos. Durante la prueba, las sepias fueron expuestas a dos opciones: una recompensa de menor calidad disponible inmediatamente y una recompensa preferida que requería un tiempo de espera antes de ser accesible.

“Nuestros resultados indican que las decisiones de las sepias de esperar en la condición experimental reflejan un verdadero autocontrol”, explicaron los investigadores en el sumario de la investigación.

Adicionalmente, para evaluar su capacidad de aprendizaje, se llevó a cabo una tarea de aprendizaje de inversión. En esta actividad, las sepias debían asociar un estímulo visual con una recompensa, y luego aprender a invertir la asociación hacia el estímulo alternativo.

Este proceso involucraba fases de aprendizaje inicial y reversión, durante las cuales se observó que las sepias que podían esperar por más tiempo en la tarea de autocontrol tenían un mejor rendimiento en ambas fases de aprendizaje.

El estudio reveló que las sepias no solo tienen un gran autocontrol, sino que este es comparable al de animales con cerebros grandes, como los chimpancés y algunas aves.

Se pensaba que tener un buen autocontrol estaba relacionado con presiones sociales o ambientales, como la necesidad de cooperar o planificar para conseguir comida. En los chimpancés y aves, estas habilidades surgieron por esas razones.

Sin embargo, las sepias enfrentan otros retos, como su corta vida (menos de dos años) y la forma en que cazan presas que aparecen por poco tiempo, lo que podría haberles ayudado a desarrollar este autocontrol.

Los autores explican en la investigación: “La capacidad de ejercer autocontrol podría incrementar su éxito en la búsqueda de alimentos porque los ataques de emboscada son más efectivos cuando las sepias están cerca de sus presas”.

Estrategias comportamentales y aprendizaje flexible

En el ámbito comportamental, se observó que las sepias adoptaron estrategias similares a las de otros animales. Por ejemplo, en chimpancés y loros grises, se han registrado comportamientos para distraerse mientras esperan por una mejor recompensa.

En este estudio, las sepias fueron observadas “girando su cuerpo lejos de la recompensa inmediatamente disponible, como si intentaran distraerse”.

Esta capacidad de ajustar su comportamiento según las condiciones también refuerza la flexibilidad cognitiva de las sepias. En las pruebas controladas, donde la recompensa preferida estaba visible pero no era accesible, los individuos optaron rápidamente por consumir la opción menos deseada.

No obstante, al tener acceso a la recompensa preferida después de un intervalo, mostraron mayores niveles de espera. Este comportamiento flexible es similar al de otros animales que se enfrentan a entornos dinámicos y cambiantes, como corvidos y primates.

Vinculación entre autocontrol y aprendizaje

El estudio midió el tiempo
El estudio midió el tiempo máximo que las sepias podían esperar por una mejor recompensa (Hans Hillewaert/ Wikimedia)

Una de las aportaciones más significativas de este trabajo es el establecimiento de un vínculo entre el autocontrol y el aprendizaje en sepias. Los resultados revelaron que “las sepias que mantuvieron retrasos más largos tuvieron un mejor desempeño en las tareas de aprendizaje”.

Esta relación sugiere que las habilidades de autocontrol, además de medirse por el tiempo de espera, pueden influir directamente en la capacidad de los individuos para aprender y adaptarse a nuevas condiciones.

Los descubrimientos de este estudio amplían nuestra comprensión de la evolución de la cognición en especies no vertebradas. Los autores plantean que el autocontrol en las sepias podría haber surgido como un subproducto de otras características adaptativas, como su habilidad para camuflarse y permanecer inmóviles durante largos periodos en estado de “espera y acecho”.

El equipo también sugiere que investigaciones futuras podrían explorar cómo las habilidades de autocontrol interactúan con otras capacidades cognitivas, como la memoria espacial y el razonamiento causal.

“Nuestros resultados también proporcionan la primera evidencia de una relación entre el autocontrol y el desempeño en tareas de aprendizaje en un animal no primate”, concluyen los investigadores en el artículo.