Dónde y cómo duermen los colibríes, todo lo que tienes que saber sobre sus hábitos nocturnos

Estas pequeñas aves poseen un recurso fisiológico esencial. Sin él, sus cuerpos no resistirían las largas horas sin alimento en la oscuridad

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Estas fascinantes aves reducen su
Estas fascinantes aves reducen su actividad metabólica para ahorrar energía durante la noche (Marcial4/ Wikimedia)

Los colibríes, esas diminutas y fascinantes criaturas aladas, no sólo impresionan por su vuelo veloz y su colorido plumaje, sino también por sus sorprendentes hábitos nocturnos.

Cuando cae la noche, los colibríes dejan atrás su frenético aleteo y entran en un mundo completamente distinto. Estas aves suelen dormir en ramas de árboles, colgando boca abajo, o en nidos, en el caso de las hembras que cuidan a sus crías, según la revista especializada en aves silvestres y observación de aves en América del Norte, Bird Watching.

Desde la elección de ramas ocultas para protegerse hasta la ralentización de su ritmo cardíaco, estos pájaros entran en un estado fisiológico conocido como torpor, una especie de hibernación temporal que les ayuda a conservar energía durante la noche.

Un mecanismo vital para la supervivencia nocturna

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Al ser animales diurnos, estas aves limitan su actividad a horas de luz natural (Charles J. Sharp/ Wikimedia)

Los colibríes son aves estrictamente diurnas, lo que significa que su actividad se limita a las horas de luz. A lo largo del día, consumen grandes cantidades de energía para mantener su rápido metabolismo, pero cuando llega la noche, buscan un refugio seguro y entran en un estado de letargo conocido como torpor.

Durante el torpor, su frecuencia cardíaca y respiratoria disminuyen drásticamente, su temperatura corporal desciende y su respuesta a estímulos externos se reduce al mínimo. Este mecanismo les permite conservar energía y sobrevivir varias horas sin alimentarse, un aspecto crucial para su supervivencia.

Según la publicación, este estado fisiológico no es tan prolongado como la hibernación de algunos mamíferos, pero es lo suficientemente extremo como para permitirles soportar temperaturas de hasta 3,3°C sin afectar sus órganos vitales.

Al despertar del torpor, los colibríes requieren entre 20 minutos y una hora para recuperar su temperatura corporal y restablecer sus funciones metabólicas. Este proceso gradual es esencial para evitar un choque térmico y garantizar su bienestar.

Sin embargo, factores externos como la iluminación artificial pueden alterar su ritmo circadiano. Un estudio citado por Bird Watching reveló que, cuando ciertas flores estaban iluminadas por lámparas, los colibríes continuaban activos durante la noche, lo que demuestra cómo el entorno influye en su comportamiento.

Aunque los colibríes evitan volar de noche debido a su visión limitada, hay excepciones. Durante la migración a través del Golfo de México, estas aves pueden recorrer hasta 800 kilómetros sin detenerse, desafiando sus limitaciones visuales y demostrando una resistencia impresionante.

Este viaje sin escalas les exige almacenar grandes reservas de energía, lo que refuerza la importancia de su capacidad para entrar en torpor y conservar recursos.

El papel de los nidos en el descanso de las hembras

Tras la temporada de apareamiento, las hembras de colibrí siguen un comportamiento distinto al de los machos. En lugar de dormir en ramas expuestas, como lo hacen los machos, construyen nidos en árboles altos y frondosos, utilizando materiales como ramitas, hojas y seda de araña para reforzar su estructura.

Estos nidos no sólo protegen a sus crías, sino que también sirven como refugio para ellas durante la noche.

El proceso de anidación comienza tras la reproducción, que suele ocurrir en marzo. Las hembras pueden poner huevos hasta tres veces al año, aunque lo más común es una sola nidada anual.

Los huevos tardan aproximadamente tres semanas en eclosionar y, durante los siguientes 20 a 30 días, la madre se encarga de alimentarlos y mantenerlos calientes, lo que explica por qué duerme en el nido en lugar de buscar otro refugio.

¿Pueden los colibríes adaptarse a estructuras humanas?

En el caso de las
En el caso de las hembras, construyen nidos para resguardar a sus crías y descansar (Sue Cook/ Wikimedia)

A diferencia de otras especies de aves, los colibríes no suelen utilizar casas artificiales para anidar, pero en condiciones extremas pueden adaptarse a ciertas estructuras humanas. Por ejemplo, podrían descansar en plataformas de alimentación que simulen ramas, aunque es poco probable que usen refugios artificiales.

Para atraer colibríes a los jardines, la revista recomienda crear un entorno adecuado para estas aves. Plantar árboles perennes y flores de colores brillantes, especialmente rojos y naranjas, es una estrategia efectiva, ya que estos tonos los atraen.

Además, instalar comederos con néctar (preparado con una parte de azúcar por cuatro de agua) puede proporcionarles una fuente de alimento confiable.

Protección y seguridad en el entorno de los colibríes

Mantener un ambiente seguro es clave para la supervivencia de los colibríes. Aunque algunos insectos forman parte de su dieta, una infestación de plagas puede competir con ellos por los recursos alimenticios. Además, depredadores como mantis religiosas, avispas, serpientes y gatos representan una amenaza directa para estas aves.

Para minimizar estos riesgos, se recomienda evitar el uso excesivo de pesticidas, ya que pueden ser perjudiciales para los colibríes y su fuente de alimento. En su lugar, se sugiere limpiar regularmente el jardín y eliminar los nidos de depredadores.

También se pueden instalar dispositivos como nebulizadores o burbujeadores, que no sólo proporcionan agua para el baño de los colibríes, sino que también ayudan a mantener alejados a insectos no deseados.