Un descubrimiento que marca un hito en la conservación de la biodiversidad ha tenido lugar en el estado de Río de Janeiro, Brasil.
Después de más de un siglo sin registros en la región, el tapir sudamericano (Tapirus terrestris), el mamífero terrestre más grande de América del Sur, ha sido avistado nuevamente en la Mata Atlántica, específicamente en el Parque Estatal Cunhambebe (PEC).
Cámaras estratégicamente instaladas por el Instituto Estatal de Medio Ambiente (INEA) captaron imágenes y videos de tres ejemplares, entre ellos una hembra acompañada de su cría, según informó la revista científica brasileña Revista Fórum.
Un refugio para la biodiversidad
El hallazgo, que incluye un total de 108 registros visuales, representa un momento histórico para la biodiversidad brasileña. La última vez que se documentó la presencia de esta especie en la región fue en 1914, en el Parque Nacional de la Serra dos Órgãos.
Desde entonces, factores como la urbanización acelerada y la caza intensiva habían llevado a la desaparición del tapir en esta área, colocándolo en la lista de especies en peligro de extinción.
El Parque Estatal Cunhambebe, creado en 2008, abarca una extensión de 38.000 hectáreas y se extiende por los municipios de Angra dos Reis, Río Claro, Itaguaí y Mangaratiba.
Este espacio protegido se ha consolidado como un santuario para especies amenazadas, y el reciente avistamiento del tapir refuerza su importancia como bastión de conservación.
Según detalló el parque en una publicación en redes sociales, su labor no solo protege a especies en riesgo, sino que también asegura procesos ecológicos clave como la dispersión de semillas, el equilibrio poblacional y la diversidad genética.
El INEA, en colaboración con la empresa Vale, instaló cámaras trampa en puntos estratégicos del parque, lo que permitió capturar este momento único.
Estas imágenes no solo confirman la presencia del tapir, sino que también subrayan la efectividad de las áreas protegidas y los esfuerzos de conservación en la recuperación de especies emblemáticas. Un representante del INEA destacó que este hallazgo demuestra la relevancia de las unidades de conservación para la restauración de la biodiversidad.
El tapir sudamericano: un arquitecto del ecosistema
Conocido como el “jardinero del bosque”, el tapir sudamericano desempeña un papel crucial en el mantenimiento de los ecosistemas. Este herbívoro se alimenta de frutas, hojas y plantas, y mientras recorre el bosque, dispersa semillas a través de sus excrementos, facilitando la regeneración de la vegetación.
Este proceso no solo beneficia a las plantas, sino que también crea hábitats para otras especies, desde aves hasta insectos. Además, los movimientos del tapir a través de la densa vegetación abren senderos naturales que permiten la entrada de luz solar, promoviendo el crecimiento de nuevas especies vegetales.
Sin embargo, su papel en la cadena alimenticia también es significativo, ya que sirve como presa para grandes depredadores como jaguares y pumas, contribuyendo al equilibrio del ecosistema.
El tapir también actúa como un indicador de la salud ambiental. Su presencia o ausencia puede reflejar el estado general del ecosistema, lo que lo convierte en una especie clave para monitorear la sostenibilidad de los hábitats naturales.
Proteger al tapir no solo asegura su supervivencia, sino que también garantiza la conservación de la Mata Atlántica, uno de los biomas más amenazados del mundo. El regreso del tapir sudamericano a la Costa Verde no solo es un triunfo para la biodiversidad, sino también un testimonio del impacto positivo de las iniciativas de conservación.
Según publicó Revista Fórum, este avistamiento ofrece un rayo de esperanza en medio de los desafíos que enfrenta la Mata Atlántica, un ecosistema que ha sufrido una drástica reducción debido a la deforestación y la expansión urbana.
El Parque Estatal Cunhambebe se posiciona como un modelo de éxito en la protección de especies en peligro y la restauración de procesos ecológicos esenciales. Este descubrimiento refuerza la necesidad de continuar invirtiendo en áreas protegidas y en estrategias de conservación que permitan la coexistencia de la biodiversidad con las actividades humanas.
El tapir sudamericano, con su papel fundamental en la regeneración de los bosques, se convierte en un símbolo de resiliencia y en un recordatorio de la importancia de preservar los ecosistemas para las generaciones futuras.