Shay, un gato negro que vivía en los Emiratos Árabes Unidos, logró viajar miles de kilómetros hasta su nuevo hogar en Estados Unidos, protagonizando un conmovedor relato de resiliencia y amor por los animales.
El felino fue encontrado después de haber permanecido diez días en estado de abandono tras un accidente que le ocasionó graves lesiones. Como resultado del impacto, perdió dos extremidades del mismo lado de su cuerpo.
A pesar de las adversidades, el gato fue sometido a un proceso de recuperación que incluyó la colocación de prótesis especializadas, las cuales fueron aceptadas exitosamente por su cuerpo, devolviéndole una movilidad que parecía imposible.
El inicio de un nuevo capítulo
El cambio en la vida de Shay comenzó gracias a la intervención de su rescatista, identificado en redes sociales como @ty_tornado_bundy. Esta voluntaria dedicó tiempo, esfuerzo y recursos para garantizar la recuperación del felino.
Según detalló la publicación, además de brindarle atención médica, le ofreció cuidados y amor durante todo el proceso, permitiendo que Shay superara sus heridas físicas y emocionales.
“Cuando vi el video del rescate de Shay, el 1 de junio, tuve una reacción visceral y supe inmediatamente que Shay y yo debíamos estar juntos”, menciona la publicación de Kendra, quien ahora es la dueña del felino.
La activista, que había estado buscando adoptar específicamente un gato negro con necesidades especiales, destacó que estos animales suelen ser pasados por alto, descuidados o incluso maltratados, lo que hace que su adopción sea complicada.
En octubre de 2024, Kendra viajó a recoger a Shay a los Emiratos Árabes Unidos. En una publicación compartida el 27 de octubre, escribió: “Shay es el miembro más nuevo de nuestra familia de gatos negros. Es increíblemente afortunado de haber sido rescatado y estar vivo después de sus heridas, pero yo soy especialmente afortunada de poder ser su ‘Meowmy’ para siempre”.
El 4 de enero de 2025, Shay visitó a una veterinaria especialista en movilidad en el Hospital de Pequeños Animales de la Universidad de Florida.
Durante la consulta, los médicos quedaron sorprendidos al descubrir que el procedimiento de implantación de prótesis directamente en el hueso, al que fue sometido Shay, no tiene precedentes en América del Norte ni del Sur.
La veterinaria propuso un nuevo avance para optimizar la movilidad de Shay: diseñar un dispositivo personalizado utilizando tecnología de impresión 3D. Este accesorio proporcionaría un mejor agarre y tracción a las prótesis, facilitando aún más su desplazamiento.
Mientras tanto, Shay ha comenzado una rutina de ejercicios para mejorar su movilidad y recibe suplementos para prevenir la artritis, asegurando que pueda disfrutar de una vida activa y plena.
Más que una mascota, un agente de cambio
Además de su papel como sobreviviente, Shay y Kendra han participado en diversas iniciativas de rescate animal. Durante su estancia en los Emiratos Árabes Unidos, Kendra colaboró con la organización @ty_tornado_bundy en actividades de TNR (trap-neuter-return), un método para controlar la población de gatos callejeros.
“Los Emiratos Árabes Unidos no destinan fondos al bienestar animal, y la población de gatos callejeros es abrumadora. Saber que podemos marcar una pequeña diferencia y que existen personas como Taz, dedicadas a ayudar con tan pocos recursos, inspira fe en la humanidad”, expresó Kendra en una publicación.
La labor de Taz, quien trabaja sin trampas, suministros ni financiamiento, y utiliza sus propios recursos para rescatar y esterilizar gatos, permitió que casi 40 felinos fueran atendidos durante la visita de Kendra. “Te estamos muy agradecidos, Taz. Gracias a todos los que donaron, pudimos realizar TNR a casi 40 gatos”, agregó.
De regreso en Estados Unidos, Kendra continúa dedicándose al rescate y cuidado de gatos mediante actividades de TNR. Este compromiso reafirma su misión de ayudar a los animales más vulnerables, especialmente aquellos que enfrentan desafíos adicionales debido a discapacidades o prejuicios relacionados con su color.
La historia de Shay es un recordatorio del impacto que el amor, la compasión y el esfuerzo colectivo pueden tener en la vida de los animales. No solo representa un triunfo personal, sino también un ejemplo inspirador de cómo las personas pueden marcar la diferencia para aquellos que más lo necesitan.