Robert Kiyosaki se ha dado a conocer como gurú de las finanzas, pero su influencia excede por mucho sus consejos para volverse millonario, y eso que es nada menos que autor del enorme best-seller a nivel global Padre Rico, Padre Pobre, publicado por primera vez en 1997 bajo la premisa de invitar al lector a desarrollar una “libertad financiera”.
Aún con ese éxito encima, el verdader superpoder de Kiyosaki es ser un amigo cercano y fiel del ex presidente Donald Trump. Es por eso que tras ofrecernos en sus libros anteriores su martingala financiera, dedica este último a sus desvelos políticos. Y le pareció que la mejor forma de hacerlo era escribiendo la contracara del Manifiesto Comunista de Karl Marx: el Manifiesto Capitalista, de Robert Kiyosaki.
El Manifiesto Capitalista inicia con una cita de Nikita Kruschev de 1959. Casi una confesión de lo que viene, una diatriba inconexa y quijotesca contra un enemigo cuyos últimos estertores se apagaron hace 50 años. Inmediata y paradójicamente, Kiyosaki pide al lector que antes de empezar el libro, lea tres mensajes del autor. El primero revela el método a utilizar en el resto del texto: la más pura y dura repetición de “conceptos”. El segundo reconoce que sus citas no siempre son confiables. El tercero consiste en publicitar sin pudor su juego de mesa de finanzas destinado a educar para realizar inversiones rentables.
No es necesario esforzarse para hallar en el libro afirmaciones disparatadas, que aparecen casi sin intervalos. A continuación de los tres mensajes, por ejemplo, se transcribe un diálogo donde se indica que para establecer la “República Constitucional de Estados Unidos” (sic) no fue necesario matar a ningún hombre, mientras que los líderes comunistas (entre los que figura Hitler) necesitaron masacrar a 180 millones de almas para establecerse en el poder.
Lo que sigue a esto es un diálogo que promociona unos videos que produjo Kiyosaki, donde advierte que los ataques a las ideas que él defiende implican violentar sus libertades. El párrafo inmediato posterior dice que las señales del comunismo están detrás de la obligación de vacunarse, de los ataques al entonces presidente Trump, del sesgo de las noticias, y de la invasión de las fronteras del país.
Como ven, no hay forma de criticar este desquicio. A medida que se avanza en la lectura es normal encontrar, una tras otra, afirmaciones cada vez más absurdas. Pero esto tampoco es seguro, porque la repetición de textos es permanente. El autor podría haber hecho un leve esfuerzo para ordenar, justificar y transmitir con mayor congruencia el pensamiento republicano en su versión Confederada, y eventualmente establecer algún vínculo entre la búsqueda de negocios rentables (su “fuerte”) y el éxito del capitalismo.
Pero en lugar de eso apela a frases inconexas, casi situadas al azar, donde aparecen palabras o frases “clave” que pretenden reflejar la opinión sin filtro y sin una mínima reflexión de los representantes menos preparados del conservadurismo. Lo que viene a la mente al leer este manifiesto capitalista es el personaje de Peto Menahem en el programa de radio Vuelta y Media, donde personifica a un un presunto consultor pro yanqui obsesionado con el dinero, la religión y Disney.
Un requerimiento mínimo de realismo por parte del autor es no ignorar que la Unión Soviética ha desaparecido como tal. En otras palabras, y aunque sea por diversión, correspondería buscar en el libro a quiénes considera Kiyosaki los peligrosos “nuevos comunistas”. He aquí una breve lista, punto por punto: el movimiento Black Lives Matter, el sindicato de la educación de Estados Unidos, el IRS (la AFIP del norte), y la Reserva Federal (su Banco Central).
Más tarde, el autor cita una frase presunta de Marx que indica que la democracia misma es el camino al socialismo… En la estructura mental de Kiyosaki, el comunismo se cuela sigilosamente a traves de éstas y otras organizaciones sociales, entre las que supongo hemos de incluir a los consorcios de los departamentos.
La estructura de lectura es la misma que la de sus libros anteriores. Cada capítulo promete hablar de un tema, por ejemplo la educación, y en su contenido se discute, sin articulación detectable, sobre la crisis de 2008, Black Lives Matter, la definición de la palabra “retórica” o el ataque a Pearl Harbor. Los subtítulos a menudo no reflejan, e incluso contradicen, lo dicho luego en el texto. Por ejemplo, se titula “Aumenta el índice de deserción de estudiantes” pero el contenido indica, con alevosía, que la deserción cayó de 9,3% en 2015 a 5,1% en 2019. Puede que el lector encuentre esta reseña como excesivamente sarcástica, pero en verdad lo único que estoy haciendo es transcribir lo que se lee.
Pronto el ritmo de escritura al azar se acelera y se hace imposible seguir el hilo. Se suceden sin solución de continuidad batallas en Vietnam, fotos de helicópteros, poemas, citas desconcertantes, clasificaciones arbitrarias, partes de guiones de películas, un gráfico con la evolución del total de excremento humano generado en San Francisco, referencias a libros, definiciones de términos… Todo en un loop interminable.
A medida que pasan las páginas, uno incluso empieza a cuestionarse que el Manifiesto Capitalista tenga por objetivo brindar algún contenido ideológico. El desorden, las repeticiones y los permanentes saltos en los argumentos impiden llegar a conclusión alguna.
El Manifiesto termina operando más como un libro de “consulta” para abrir en cualquier página y sacar de allí una frase supuestamente contundente, y que se asume defiende los ideales republicanos, o más precisamente trumpistas. Hay incluso referencias a peleas bien específicas del ex presidente de Estados Unidos, como la que tuvo con el médico Anthony Fauci en ocasión de la pandemia.
Kiyosaki le ha hecho creer al público que tiene la fórmula para hacerse rico, y en esto no se diferencia de otros gurúes que invitan a transformarse en multimillonarios en tres simples pasos. Lo que lo distingue es que él presenta sus estrategias de una manera tan confusa y ambigua que no hay forma de entender de qué tratan. Más aún, el autor transcribe lo mucho que le enoja cuando sus lectores y admiradores, posiblemente igual de confundidos que yo, le preguntan cuando se lo cruzan en la calle qué inversiones recomienda. “Ve, estudia y luego toma tus propias decisiones”, contesta. Quizás haya algo en todo esto que yo me estoy perdiendo, pero su estrategia financiera es infalible a las críticas porque, simplemente, no está allí.
La elaboración de este Manifiesto Capitalista tiene, finalmente, mucho de consistencia con el capitalismo de alcance personal. Hay una notable tenacidad del autor a lo largo de varios capítulos para convencer al lector de que para ser exitoso debe comprar toda la parafernalia de libros, videos, servicios legales y financieros y juegos que Kiyosaki ofrece.
En suma, este libro está muy lejos de ser siquiera un panfleto para citar en cualquier discusión política normal. Si este es el manifiesto capitalista que se usará contra los peligros de la izquierda, los verdaderos comunistas pueden estar tranquilos.
Quién es Robert Kiyosaki
♦ Nació en Hawai en 1947.
♦ Es empresario, conferencista, orador motivacional y escritor. Las finanzas personales son su tema principal.
♦ Entre sus libros se destaca, por su éxito global, Padre rico, Padre pobre. También se cuentan Por qué los ricos se hacen más ricos y Niño rico, niño listo.
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