
El vínculo de la escritora argentina Catalina Infante Beovic con el mundo de la literatura es innegable y casi simbiótico, desde sus primeros pasos fue muy cercano a él, es hija de un editor y de una madre librera. Después de publicar el cuento “Todas somos una misma sombra”, regresa al mundo de la literatura con “La grieta”, su primera novela, publicada en por el sello editorial Emece del Grupo Planeta; una historia en la que se aventura a reflexionar sobre la maternidad y la relación madre e hija.
La historia de “La grieta” es encarnada por Laura, una madre primeriza quien, tras dar a luz a su hija, se pregunta “¿Qué sé yo sobre ser madre? Absolutamente nada”. El sentimiento de pequeñez la abruma ante el frágil cuerpo de su bebé, frágil en esencia ante las responsabilidades y miedos que rodean su mente. En este relato, Catalina Infante aborda lo avasallador que resulta encontrarse de cara con la maternidad.
En las páginas de este texto se encuentra una Laura convertida en madre, y en sus brazos la pequeña Alondra, pero el alumbramiento no solo representa para ella un momento de vida, sino también de muerte, de algo que la protagonista está segura de que se ha ido. El nuevo ser y su nuevo rol demandan de ella límites que antes no hubiese imaginado.

La pareja, la familia, los amigos y la misma sociedad conspiran para intentar contener, sugerir, recomendar o hablar con Laura, pero sus mensajes parecen carecer de sentido ante la realidad distópica que ella atraviesa. Algo que sí anhela escuchar en esta situación es la voz de Esther, su propia madre ausente. Sobre esta ausencia, Laura irá reconstruyendo postal a postal la relación con su progenitora y la huella abismal que ha dejado.
Infante construye un relato punzante, lleno de momentos conmovedores que le ayudan a abordar la maternidad desde un lado más humano. Una historia que transita por los temores, el agotamiento y la desilusión de una madre primeriza que, llena de mandatos sociales por cumplir, busca dar lo mejor de sí, pero la abrumadora situación parece asfixiarla, según este relato en el que la escritora argentina buscó ser lo más honesta posible.

En 148 páginas, Catalina Infante reconstruye una visión sobre la maternidad que aterra, una faceta de madre que no es como la pintan las revistas, los programas de televisión o las películas, una realidad más visceral, se dedica a romper con lo que el mundo cuenta de ser madre, en una reflexión también de lo que significa ser hija, pero, sobre todo, de los hilos que se entretejen entre generaciones.
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