En un caso que conmocionó a la ciudad de Santo Tomé, en Corrientes, el Superior Tribunal de Justicia (STJ) de esa provincia confirmó una condena a 35 años de prisión contra un hombre acusado de abusar sexualmente y de hacer abortar a su hijastra y de someter bajo amenazas a sus tres hijos menores durante una década.
Según informó el Poder Judicial de Corrientes, el máximo tribunal provincial ratificó el fallo condenatorio dictado el 25 de agosto del año pasado por el Tribunal Oral Penal -hoy Tribunal de Juicio-, de la V Circunscripción Judicial. Allí, en rigor, se encontró responsable al imputado de 58 años de edad por los delitos de “abuso sexual con acceso carnal agravado por ser el encargado de la guarda y por el aprovechamiento de la situación de convivencia preexistente con menores bajo la modalidad de delito continuado, reducción a la servidumbre y amenazas con arma de fuego, todo en concurso real”.
Los hechos denunciados tuvieron lugar desde el año 2010 hasta 2020 en la localidad de Santo Tomé, a casi 400 kilómetros de la capital provincial. En esa época el imputado vivía en una estancia junto a la hija de quien fuera su pareja y sus tres hijos, de 17, 14 y 6 años. Todos ellos fueron forzados a realizar distintos tipos de trabajo “que no se condicen con su edad y contextura” por medio de tratos agresivos, violentos y denigrantes, informó el Poder Judicial correntino.
Además de las tareas forzadas, también se comprobaron agresiones físicas que sobrevenían cada vez que alguno de los chicos desobedecía una orden. Eso provocaba el impulso del hombre de recurrir a los golpes con diversos elementos como el látigo y el rebenque. También llegó a apuntar a los menores con armas de fuego con el fin de amenazarlos.
Un hecho que salió a la luz en el juicio y que se tuvo por cierto ilustró la clase de exigencias que imponía el hombre al llegar a su estancia luego de un viaje a la ciudad en virtud de algún trámite: sus hijos estaban obligados a atenderlo de forma inmediata sacándole los zapatos y besándole los pies, bajo la amenaza de recibir algún tipo de agresión física.
La denuncia fue impulsada por su hijastra, cuyo cuidado quedó a cargo del imputado después del fallecimiento de su pareja y madre de la menor. Una de las víctimas afirmó durante el proceso penal que el imputado no le permitió salir durante un tiempo de la estancia para mantener contacto con otras personas.
A lo largo del debate también se habló de que el padre solía acusar a sus hijos de “traición” y de que en los 10 años de convivencia las víctimas vivieron “situaciones de violencia permanente y de sumisión” como consecuencia de los “celos” que sufría el imputado respecto a la idea de que los menores salieran de la vivienda para relacionarse con su entorno.
Por otro lado, la hijastra relató que durante ese periodo de tiempo el imputado abusó sexualmente de ella en reiteradas oportunidades. El primer hecho acreditado en el debate ocurrió cuando la denunciante tenía 14 años -en 2011-. Ese delito se volvería a repetir una serie de veces más hasta que la víctima logró escapar de la estancia en febrero de 2020.
Como consecuencia de estos abusos, que al salir a la luz conmocionaron a la ciudad, la joven dio a luz a una hija en 2013. Cuatro años después, la denunciante volvió a quedar embarazada, por lo cual el hombre le dio una pastilla anticonceptiva y la sometió a un aborto espontáneo en la estancia y “sin contar con asistencia médica”.
Antes de confirmar la sentencia a 35 años de prisión, el Superior Tribunal de Justicia de Corrientes analizó todos los antecedentes del caso y valoró distintos elementos de prueba recopilados en el expediente, tales como la declaración testimonial de la hijastra del acusado, el informe pericial practicado por una psicóloga forense y las diversas llamadas y amenazas del imputado.