
Cada año, en torno al 21 de junio, un suceso lleno de emoción y simbolismo transforma el silencio del Cementerio de Laeken, en Bruselas, Bélgica, en un escenario luminoso de amor eterno. Justo al mediodía, cuando el sol alcanza su punto más alto durante el solsticio de verano boreal, un rayo de luz se filtra a través de una abertura en un mausoleo y proyecta un corazón perfecto sobre la tumba de Louise Flignot y Léonce Evrard.
No es un accidente, ni un juego de sombras. Es una obra de arte solar diseñada con amor y ciencia hace más de un siglo. Ese breve instante, que apenas dura unos minutos, reúne a turistas, curiosos y amantes del arte funerario en una suerte de ceremonia espontánea que celebra la unión de dos almas más allá de la muerte.
La creación de un mausoleo que desafía al olvido
Tras la muerte de Louise Flignot en 1916, Léonce Evrard, escultor y maestro del mármol, encontró en el arte su única forma de procesar la pérdida de su mujer. Este trabajador del mármol canalizó su dolor en la creación de un mausoleo único.
No se conformó con un monumento ordinario: proyectó un santuario en el que la memoria de su esposa pudiera tocarse con luz, diseñando un mausoleo que desafiara el paso del tiempo y el olvido. Para materializar su visión, Evrard confió en el arquitecto George de Larabrie, quien ideó una capilla hexagonal de estilo neoclásico, y en el escultor Pierre Theunis, responsable de la conmovedora figura que habita el interior, según Revista Galileu.

La arquitectura de la eternidad
La estructura diseñada no solo destaca por su sobria elegancia, sino por la precisión matemática de su pequeño secreto: una abertura circular en el techo. “Cuando el Sol está en su punto más alto durante el Solsticio, los rayos de luz brillan a través de la fenda, formando un corazón”, explicó un especialista entrevistado por VRT NWS.
Esta sencilla abertura logra que, durante unos minutos, el rayo solar ilumine el mausoleo y transforme la luz en una declaración eterna de amor, dibujando un corazón perfecto sobre la tumba de Louise.
En el interior del mausoleo, una escultura de mármol representa a una figura femenina en actitud de luto, extendiendo su mano hacia el centro del espacio vacío. La luz del sol atraviesa la capilla y forma un corazón de luz exactamente donde toca la mano de la figura femenina.
El trabajo de Pierre Theunis es, en este sentido, un diálogo perpetuo entre la materia y la luz, tal como detalló Revista Galileu.

Una vida compartida y una promesa eterna
La historia de Louise y Léonce comenzó en Francia, pero encontró su hogar en Bruselas a partir de 1891. Los dos se establecieron en Laeken en 1891, donde vivieron hasta sus muertes, en 1919 y 1916, respectivamente.
Fue una vida de sencillez, trabajo y amor profundo, hasta que la enfermedad y la muerte interrumpieron su camino conjunto. La partida de Louise dejó a Léonce sumido en el dolor, luchando contra la burocracia para honrar su memoria: “Évrard debía insistir para que la tumba fuera finalmente realizada”, reveló La Libre. La construcción del mausoleo se prolongó tanto que Louise permaneció 19 meses en el depósito mortuorio antes de ser enterrada finalmente.
No existe constancia documental que indique que la formación del corazón fuera diseñada desde el inicio. Tim Jansens, de la asociación Epitaaf, subrayó en La Libre que “en los planes originales no figura el proyecto de un corazón formado por la luz del sol… Quizá la idea se perdió en los archivos, pero nunca sabremos si fue obra del arquitecto o de Léonce”.

El mausoleo, patrimonio y museo al aire libre
Hoy, el mausoleo de Louise Flignot y Léonce Evrard forma parte del patrimonio de la ciudad de Bruselas. Se encuentra cerca del molde original de “El Pensador” de Rodin, en un cementerio que alberga verdaderas joyas artísticas funerarias.
Según La venir: “Una obra excepcional, única en el mundo, en el corazón de un cementerio que se revela más que nunca como un auténtico museo al aire libre”. El fenómeno ha contribuido a revitalizar el interés por el Cementerio de Laeken, atrayendo a visitantes de todo el mundo, muchos de los que viajan exclusivamente para presenciar el instante en que el corazón de luz aparece.
El 21 de junio, si el clima lo permite, los visitantes se congregan frente al pequeño templo para ver cómo el círculo de luz, lentamente, se transforma en un corazón. “Este corazón suele aparecer en el solsticio de verano cuando el sol se encuentra en su punto más alto en el cielo”, informó EFE.
Como relató un visitante a La libre: “Es impresionante, tan único”. Algunos esperan años para coincidir con un día soleado y vivir el momento en el que arquitectura, naturaleza y amor se funden en un solo destello de eternidad.
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