El incendio que develó el horror de la mansión LaLaurie: experimentos físicos, torturas, mutilaciones y decenas de esclavos muertos

En abril de 1834, al intentar sofocar las llamas en la casa de la dama de sociedad Marie Delphine LaLaurie, los bomberos de Nueva Orleans hicieron un siniestro descubrimiento en las dependencias destinadas a los esclavos, en el jardín y en un pozo de agua. Al ver la naturaleza de sus crímenes, una multitud enardecida quiso linchar a su propietaria, que huyó para nunca volver

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Madame Marie Delphine LaLaurie, vinculada
Madame Marie Delphine LaLaurie, vinculada a crímenes atroces, nació en 1783 y pertenecía a una influyente familia de Nueva Orleans

En una entrevista con el Daily Mail donde, entre otras cosas, Nicolas Cage se sinceró sobre los errores cometidos en su carrera y en su vida, definió como uno de los peores la compra en 2007 de la Mansión LaLaurie, en Nueva Orleans, que le costó la friolera de 3,7 millones de dólares. “La compré pensando que sería un buen lugar para escribir la gran novela de terror estadounidense. No llegué demasiado lejos con la novela”, dijo. Mientras estuvo en esa enorme casa del 1140 de Royal Street haciendo esquina con Governor Nichols, el actor no solo fracasó en su intento de convertirse en escritor, sino que terminó en la bancarrota. Tanto que la mansión fue rematada por el banco que tenía la hipoteca y comprada por la financiera Regional Corporation a un precio mucho menor. Para Cage esa inmensa casa se convirtió en el ambiente de su propia caída cuando, en realidad, quería habitarla por el terror que, creía, todavía se respiraba en su interior, que casi dos siglos antes había sido escenario de abusos, torturas y muertes hasta que un incendio sacó a la luz las tropelías que una dama de la alta sociedad del sur estadounidense cometía con sus esclavos.

La mansión -que todavía existe, aunque totalmente renovada- es hoy una de las paradas más atractivas del Tour de Fantasmas en Nueva Orleans y, aunque posteriormente tuvo muchos propietarios, se la sigue llamando LaLaurie por el apellido de la familia que la habitaba el 10 de abril de 1834, cuando se produjo el fuego revelador. Sin embargo, cuando se cuenta la historia, el resto de los miembros de la familia queda opacado por el de la mujer a quien se señala como responsable de todo lo que allí ocurrió: madame Marie Delphine LaLaurie, la diabólica dueña de casa.

Como todo relato sobre una “casa embrujada” -como la presentan los guías de turismo- los que a través del tiempo han circulado sobre la Mansión LaLaurie son una mezcla de verdad y ficción en la que a veces cuestan encontrar los límites. Se hablan de fantasmas, de espíritus que se les aparecen a las personas y de maldiciones que han sufrido sus habitantes, pero todos estos supuestos hechos, que son incomprobables, tienen un origen cierto: el de los crímenes que se descubrieron gracias al incendio, el escándalo social que provocaron y la huida de madame LaLaurie para, probablemente, evitar que sus propios vecinos la lincharan.

El incendio de 1834 reveló
El incendio de 1834 reveló los abusos sobre esclavos en la mansión, llevando a la huida de madame LaLaurie

Una viuda recurrente

Cuando ocurrió el incendio, Marie Delphine tenía 47 años e iba por su tercer matrimonio, en este caso con el hombre del que conservó el apellido hasta su muerte, el médico Leonard Louis Nicolas LaLaurie. De soltera Macarty, había nacido en Nueva Orleans en el seno de una rica familia irlandesa que incluía a muchos notables de la ciudad. Había oficiales militares, plantadores y comerciantes dueños de campos y esclavos. Era la segunda hija de Barthelmy Louis Macarty y la francesa Marie Jeanne Lovable y, curiosamente, aunque nació el 19 de marzo de 1783 recién fue inscripta cinco años después de su venida al mundo. Ese hecho hace sospechar que en sus primeros años no gozó de buena salud porque era costumbre en la Iglesia Católica de la época no anotar a los niños recién nacidos que estaban en peligro de muerte.

Destinada a un matrimonio de alcurnia, se casó el 11 de junio de 1800, cuando tenía 18 años, con don Ramón López y Angullo, oficial español y caballero de la Royal de San Carlos. Cuatro años después, el matrimonio emprendió un viaje a España para presentar a Marie Delphine en la corte, pero no pudieron ir más allá de una escala en La Habana, donde don Ramón, hombre ya de edad, se enfermó y murió. Debió regresar a Nueva Orleans embarazada y poco después nació su primera hija, Marie Borgia Delphine Lopez y Angulla de la Candelaria, a la que la familia apodó “Borquita”.

Madre y viuda joven, Marie Delphine volvió a casarse en 1808, esta vez con Jean Blanque, un rico abogado y legislador, que tenía muchos títulos y también muchos años. Después de la unión, Jean Blanque compró una casa en 409 Royal Street para una familia que creció con el nacimiento de cuatro hijos: Marie Louise Pauline, Louise Marie Laure, Marie Louise Jeanne y Jeanne Pierre Paulin Blanque. Querían tener aún más, pero la muerte de Blanque en 1816 frustró esos planes.

Heredera de tres fortunas -la familiar y las de sus dos difuntos maridos-, Marie Delphine siguió viviendo con sus cinco hijos en la casa que había compartido con Blanque. No planeaba volver a casarse, pero un desliz la obligó a cambiar de planes. Como una de sus hijas tenía problemas en la columna, comenzó a llevarla al consultorio del quiropráctico francés Leonard Louis Nicolas LaLaurie, veinte años menor que ella, con quien inició también un romance clandestino. En uno de esos fogosos encuentros, la viuda de Blanque quedo embarazada y a los dos tórtolos no les quedó otra alternativa que casarse. Marie Delphine adoptó el apellido de su nuevo marido y compró la casa del 1140 de Royal Street para vivir con toda la familia.

A partir de allí, la historia se vuelve difusa. Según algunas versiones, el matrimonio se llevaba mal y Lalaurie se separó de Marie Delphine e hizo un prolongado viaje a Francia; según otras, seguían viviendo juntos en 1834 cuando se produjo el incendio de la mansión. Que la pareja siguiera unida o no puede parecer un dato sin importancia, pero no lo es: resulta clave para establecer las responsabilidades sobre las torturas y los asesinatos de esclavos perpetrados en la mansión.

El destino de Marie Delphine
El destino de Marie Delphine LaLaurie sigue siendo un misterio, con versiones contradictorias sobre su muerte. La imagen replica un bloque de impresión de cobre de 1830 a cargo de un artista desconocido

Un incendio revelador

La mañana del 10 de abril de 1834, cuando las llamas comenzaron a devorar la enorme casa del 1140 de Royal Street, la policía y los bomberos respondieron rápidamente pero cuando quisieron entrar para combatir el fuego en el interior Madame LaLaurie -otros dicen que ella y su marido- les negaron la entrada. Debieron echar la puerta abajo y al llegar a la cocina encontraron a una esclava negra de unos 70 años, la cocinera, encadenada al horno de un tobillo. La pobre mujer contó después que ella misma había iniciado el fuego para suicidarse para evitar que la torturaran por un error que había cometido.

Ese fue el primer hallazgo de terror. Al volver las puertas de las dependencias de los esclavos, encontraron un panorama todavía más siniestro. Al día siguiente, una crónica de The New Orleans Bee, relató que al entrar, los policías y los bomberos se toparon con “siete esclavos más o menos, mutilados horriblemente... suspendidos por el cuello, con sus extremidades aparentemente estiradas y rajadas de una extremidad a la otra”. El cronista consignaba también que había podido hablar con uno de ellos que le dijo que llevaban “varios meses encadenados allí”.

Cerca de la mansión vivía el juez Jean-Francois Canonge, que corrió a auxiliar a sus vecinos y, al encontrarse frente a ese siniestro cuadro, debió tomar cartas en el asunto como magistrado. En su informe consta que vio a “una negra utilizando un collar de hierro y a una vieja mujer negra que había recibido una herida profunda en la cabeza y estaba demasiado débil para caminar”. Sus notas dejan constancia de que el doctor LaLaurie seguía habitando la mansión, porque asegura que lo interrogó sobre la situación de esos esclavos maltratados, el marido de Marie Delphine le contestó de manera insolente que “algunas personas deberían quedarse en su casa en lugar de ir a las casas de otras para dictar leyes y meterse en las vidas de los demás”.

La Mansión LaLaurie, famosa por
La Mansión LaLaurie, famosa por su historia de abusos y torturas, es hoy una atracción turística popular en Nueva Orleans

Mutilados y muertos

Los esclavos rescatados por los bomberos estaban todos en penoso estado de salud y presentaban señales de que habían sido sometidos a torturas. Había algunos con un miembro amputado y otros presentaban marcas de haber sido encadenados y acollarados con hierros que tenían púas. Todos estaban “esqueléticos” y uno o dos tenían el cuerpo deformado. Los trasladaron al ayuntamiento de la ciudad, donde se los atendió y se les dio de comer antes de mostrarlos a una multitud de curiosos -una crónica los estima en cuatro mil- que al verlos marchó hacia la mansión para terminar de destruirla y linchar a sus dueños. Ni madame LaLaurie ni su marido estaban allí y la multitud descargó su indignación sobre la casa incendiada, de la que “no quedó mucho más que las paredes”.

En los días que siguieron, nuevos descubrimientos demostraron que, además de torturadores, los LaLaurie eran asesinos. Al cavar en el jardín de la casa “se encontraron cuerpos, y una vez destapado el pozo de la mansión se encontraron más, entre ellos el de un niño”, se puede leer en un artículo del New Orleans Advertiser.

Por alguna razón hoy desconocida, los vecinos de Nueva Orleans culparon de todo a Marie Delphine, dejando a su marido en un segundo plano. Pero -si como parece probar el informe del juez Canonge- el doctor LaLaurie seguía viviendo en la mansión no sólo era su cómplice sino probablemente el responsable máximo de las muertes y de los maltratos. Algunos de los sobrevivientes y los restos de varias de las víctimas encontradas en el jardín y en el pozo mostraban signos de haber sido sometidos a mutilaciones y a extraños experimentos -verdaderas torturas- para modificar la estructura de sus cuerpos. Es decir, habían sido conejillos de indias de siniestras manipulaciones “científicas” que sólo pudieron ser ideadas por el quiropráctico francés.

Leonard Louis Nicolas LaLaurie nunca respondió a esas acusaciones porque después del incendio huyó sin dejar rastros. Se sabe, en cambio, que Marie Delphine escapó de Nueva Orleans en un carruaje que la llevó hasta el puerto, donde se embarcó en una goleta que hasta Mobile, Alabama. Poco después salió de los Estados Unidos con destino a Paris para no volver.

La Mansión LaLaurie inspiró obras
La Mansión LaLaurie inspiró obras de ficción y apareció en la serie "American Horror Story: Coven". La actriz Kathy Bates personificó a la siniestra madame

El misterio de su muerte

Luego de que LaLaurie huyó del país, la casa estuvo en ruinas hasta 1836 y después fue “restaurada hasta quedar irreconocible”, de acuerdo con una versión recogida por el escritos George Washington Cable. A partir de la década de 1880 fue utilizada sucesivamente como una escuela pública, un conservatorio de música, una casa pública, un refugio de delincuentes juveniles, un bar, una tienda de muebles y un edificio de departamentos de lujo. En 1894, uno de los inquilinos fue brutalmente asesinado en su vivienda sin que se descubriera a su asesino. Según sus familiares, el hombre había hablado de “demonios en la casa”, lo que contribuyó a acentuar la fama de embrujada que ya rodeaba a la mansión.

En cuanto a lo que sucedió con Madame LaLaurie, las versiones son contradictorias. Hay quienes sostienen que volvió con una identidad falsa a Nueva Orleans años después del incendio; otros aseguran que esa era su intención pero que fue disuadida por sus hijos; una tercera dice que se quedó a vivir en Paris, en cuyas afueras murió al sufrir un accidente mientras cazaba jabalíes. La confusión sobre el destino final de Marie Delphine se acrecentó aún más en 1924, cuando el director del cementerio Saint Louis de Nueva Orleans, Eugene Backes, encontró una vieja placa rajada de mármol blanco en el pasillo cuatro del camposanto. En ella se podía leer en francés: “Madame LaLaurie, née Marie Delphine Macarty, décédé à Paris, le 7 Décembre, 1842, à l’âge de 67” (Madame LaLaurie, nacida Marie Delphine Macarty, murió en París, el 7 de diciembre de 1842, a la edad de 67 años). Si murió en Francia, qué hacían -si es que estaban- sus restos allí.

Con el correr de los años, la historia de Madame LaLaurie y su mansión maldita ha sido recreada en novelas históricas y de ficción. También fue objeto de un capítulo de la exitosa serie American Horror Story: Coven, donde fue encarnada por la talentosa Kathy Bates, la misma que había protagonizado Misery, la película basada en la famosa novela de Stephen King, el gran maestro de la literatura de terror. Cuando le preguntaron en una entrevista qué pensaba sobre Marie Delphine LaLaurie, la respuesta de la actriz acrecentó aún más la leyenda: “La gente de Nueva Orleans dice que LaLaurie fue realmente horrible. Tengo un amigo allí, que es un alguacil adjunto de Jefferson Parish. Ha estado allí durante cuarenta y cinco años, por lo que sabe muchas cosas. Dijo que conoce a un tipo que estaba involucrado en la excavación de parte de esa propiedad, y encontraron sesenta o setenta cuerpos allí”, contestó.

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