Las 13 nominaciones y el premio a la Mejor Película: hace 30 años Forrest Gump arrasó con los Oscar

“¡Corre, Forrest!”, es una de las tantas frases recordadas de la película Forrest Gump, dirigida por Robert Zemeckis y protagonizada por Tom Hanks, que se estrenó el 6 de julio de 1994 y se convirtió en un fenómeno cultural y cinematográfico. Basada en la novela homónima de Winston Groom (1986) recorre la historia de la segunda mitad del siglo XX en los Estados Unidos a través de los ojos de un hombre de bajo coeficiente intelectual, cuya inocencia y bondad le permiten atravesar y moldear, sin proponérselo, momentos históricos clave del país.

Esta historia fue objeto de múltiples análisis, pero los ejes que se consideran como “mensajes de la película” pueden resumirse en la valorización de la inocencia, la aceptación del destino con humildad, y la perseverancia a pesar de las adversidades ya que destaca que una vida puede ser plena sin depender del intelecto, sin tener control sobre los acontecimientos sino que todo depende de la capacidad de amar, ser leal y actuar con honestidad.

Todo eso le valió trece nominaciones al Oscar en la 67ª edición de los Premios de la Academia, celebrada el 27 de marzo de 1995 y un total de seis estatuillas: Mejor Película, Mejor Director (Robert Zemeckis), Mejor Actor (Tom Hanks, quien ganó por segundo año consecutivo, tras Philadelphia en 1994), Mejor Guión Adaptado (Eric Roth), Mejor Montaje y Mejores Efectos Visuales. No ganó como Mejor Actor de Reparto (Gary Sinise, por el rol del Teniente Dan); Mejor Fotografía, Mejor Dirección de Arte / Diseño de Producción, Mejor Sonido, Mejor Edición de Sonido, Mejor Maquillaje ni Mejor Banda Sonora Original (Alan Silvestri).

El mérito también reside en que compitió con las películas Pulp Fiction, de Quentin Tarantino, y The Shawshank Redemption (Sueño de fuga) de Frank Darabont, ambas consideradas hoy clásicos del cine. La victoria de Forrest Gump generó tanto entusiasmo como controversia, especialmente entre quienes defendían la propuesta rupturista de Tarantino.

Por ello, el reconocimiento en los Oscar consolidó el estatus de la película que protagonizó Hanks como fenómeno cultural, además de confirmarlo a él como una de las figuras centrales del cine de los años noventa. Además, Forrest Gump ganó en los Globos de Oro y en los BAFTA (British Academy of Film and Television Arts) y, como si fuera poco, se metió tanto en los debates de críticos del cine como en los hogareños: se discutía sobre la interpretación ideológica y su uso del revisionismo histórico a través de la ficción.

Esta película merece ser vista no sólo por los éxitos que alcanzó sino por ser un reflejo complejo —y, por momentos, contradictorio— del imaginario cultural estadounidense a fines del siglo XX y porque en su trama articula con notable eficacia recursos narrativos clásicos y avances tecnológicos que marcaron una época.

La historia es contada en retrospectiva por Forrest, sentado en un banco en Savannah, Georgia, mientras espera un colectivo. Allí comparte con los distintos desconocidos que se sientan al lado partes de su vida, desde su infancia en Alabama hasta su presente.

Los zapatos de una enfermera disparan el recuerdo de sus primeros zapatos “mágicos”, que, en realidad, eran ortopédicos porque necesitaba alinear sus piernas y espalda. Eso además de su condición intelectual (nunca especificada en la película) lo convirtieron en victima de acoso escolar, sistema al que le había costado entrar.

La relación con su madre Mrs. Gump (Sally Field) es el epicentro del relato y suele citar sus frases mientras está sentado en el banco relatando su historia, que muchas veces causa conmoción e incredulidad en los interlocutores. La madre es protectora, fuerte y decidida, y quien lo impulsa a avanzar pese a sus limitaciones. Ella lo cría sola en un pequeño pueblo del sur y lucha para que su hijo tenga las mismas oportunidades que cualquier otro niño. Para lograr que lo admitan en la escuela, incluso enfrenta a las autoridades locales con determinación. Sus enseñanzas —”tonto es el que hace tonterías”, “la vida es como una caja de bombones”— guían a Forrest durante toda la historia.

En el autobús que lo traslada a la escuela conoce a Jenny Curran (Robin Wright), quien desde el primer momento se convierte en una de las personas más importantes para él y que representa el costado más trágico y complejo del relato. La vida de Jenny está marcada por el abuso, la búsqueda de libertad y el desarraigo.

Es la gran figura emocional en la vida de Forrest y mantienen un vínculo intermitente a lo largo de los años. Mientras Forrest avanza con su vida desde la simplicidad, Jenny busca su lugar en el mundo a través del arte, el activismo y relaciones destructivas. Sus caminos se cruzan varias veces, pero recién al final logran concretar su vínculo: la joven le revela que tuvieron un hijo juntos y, poco antes de morir, acepta casarse con él.

Fue quien exclama: “¡Corre, Forrest!”, cuando de niño es victima del bullying. Él le hace caso aún dejando de lado su propias limitaciones, al menos las aparentes. Esa escena marca un punto de inflexión: el momento en que “rompe” sus limitaciones físicas y descubre una habilidad que lo acompañará toda su vida.

La vida escolar pasa de la primaria a la preparatoria, donde, gracias a su velocidad para correr obtiene una beca universitaria. Luego se enrola en el ejército, participa en la Guerra de Vietnam, conoce a tres presidentes de los Estados Unidos, inspira la composición de canciones, corre por todo el país y crea una exitosa empresa de camarones.

En esas etapa, conoce al Teniente Dan (Gary Sinise), el comandante de Forrest en Vietnam. Su transformación —de militar orgulloso a veterano herido y finalmente socio de Forrest— es una de las tramas secundarias más destacadas al igual que su relación con Bubba Blue (Mykelti Williamson), compañero de Forrest en el ejército que sueña con tener un negocio de camarones. Su legado inspira a Forrest a fundar la exitosa empresa Bubba Gump.

La acción que marca la vida de Forrest es correr y lo hace a lo largo de su vida. Corre en distintos momentos: en la infancia para escapar del bullying; en el ejército para salvar compañeros en Vietnam; y en la adultez como una forma de procesar el dolor. En un momento crucial, decide correr sin rumbo a lo largo del país, durante tres años. Este acto, que ni él mismo puede explicar, se convierte en una metáfora del tránsito emocional, la espera y la esperanza.

Durante el desarrollo, la película combina momentos históricos, humor, drama y romance para construir un relato sobre la vida, el azar y la capacidad de sobreponerse a las circunstancias sin perder la esencia. Por eso bien se la puede interpretar como una alegoría a las virtudes. La simplicidad, la inocencia y la resiliencia en un mundo complejo y cambiante donde Forrest representa una mirada ingenua, pero profundamente humana, que atraviesa hechos históricos sin comprenderlos del todo, pero dejándose llevar por lo que considera correcto. La frase central, que inicia la historia —”La vida es como una caja de bombones: nunca sabes lo que te va a tocar”— muestra ese significado.

Claro que tamaño éxito le valió muchas criticas, entre ellas, por su aparente neutralidad política frente a acontecimientos traumáticos de la historia estadounidense. Desde otra perspectiva, afirman que la película es una defensa de valores conservadores en contraposición a los movimientos contraculturales (representados por Jenny), aunque esa interpretación fue muy debatida por los críticos.

Haberse impuesto con los premios Oscar más importantes de la 67ª edición tuvo gran impacto en sus creadores. Aunque Robert Zemeckis ya había dirigido Volver al futuro y ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, con Forrest Gump consolidó su carrera y fue merecedor del Oscar a Mejor Director porque, explicó en alguna ocasión, la película le permitió experimentar con efectos especiales innovadores, como insertar al personaje en imágenes de archivo junto a figuras como Kennedy o Nixon.

Tom Hanks contó más tarde que aceptó el papel con la condición de que la película fuera respetuosa con el personaje y no ridiculizara su condición. Hanks consideraba que Forrest representaba una pureza moral y emocional poco común en el cine, y que la película apelaba a la empatía universal. Según el actor, las acusaciones de que Forrest Gump es un “festín de nostalgia rosa” no son erróneas, pero lo que realmente le molesta es la percepción que se tiene del filme debido a su gigantesco éxito en taquilla. Fue un éxito comercial rotundo, convirtiéndose en la segunda más taquillera de 1994, solo por detrás de El Rey León.

Los efectos visuales que insertan a Forrest con imágenes de archivo junto a personajes históricos reales fueron innovadores en 1994. Estas escenas aportan humor, en algunas escenas, y maravilla técnica, pero, sobre todo, refuerzan el papel del personaje como testigo involuntario de la historia estadounidense.

• El encuentro con el presidente John F. Kennedy: luego de destacarse como jugador de fútbol americano en la Universidad de Alabama, Forrest es invitado a la Casa Blanca con el resto del equipo para ser felicitado. En una escena modificada digitalmente, Forrest saluda a JFK, quien le pregunta cómo se siente. Forrest responde: “I gotta pee” (“Tengo que hacer pis”), provocando una respuesta neutral del presidente. Para ese efecto, usaron imágenes reales de Kennedy y efectos digitales para sincronizar el movimiento de labios con la nueva línea de diálogo.
• Condecoración por el presidente Lyndon B. Johnson: después de la Guerra de Vietnam, Forrest recibe una Medalla de Honor por su heroísmo y es presentado al presidente Lyndon B. Johnson, quien le pregunta dónde fue herido. Forrest, bajándose los pantalones, le muestra su trasero, lo que sorprende al mandatario. Esa escena combina un discurso auténtico de Johnson con efectos visuales que insertan a Hanks en imágenes del acto real.

• Conferencia contra la Guerra de Vietnam en Washington: Forrest es invitado a hablar frente al Monumento a Lincoln durante una manifestación por la paz. Jenny lo observa desde el público. Aunque no interactúa directamente con figuras históricas aquí, Forrest comparte escenario con líderes del movimiento contracultural y queda implicado en un momento simbólico de la década del 60. Esta escena se recrea el tono y el ambiente de la época con gran fidelidad, insertando a Forrest entre cientos de extras y referencias documentales.
• Encuentro con Richard Nixon y el escándalo de Watergate: Forrest es invitado a alojarse en el Hotel Watergate por el presidente Nixon tras una ceremonia deportiva. Durante la noche, desde su ventana, Forrest ve luces sospechosas y llama a seguridad. Sin saberlo, denuncia el allanamiento al Comité Nacional Demócrata, detonando el caso Watergate. Esta escena parodia el rol accidental de Forrest en eventos políticos clave, insertándolo en uno de los episodios más determinantes de la historia reciente de EE.UU.
• Aparición en el programa de entrevistas con John Lennon: tras su visita a China como parte de un equipo de ping pong diplomático, Forrest aparece en un talk show junto al ex Beatle. Forrest responde preguntas sobre China y, sin saberlo, sus respuestas coinciden con frases de la canción Imagine. Lennon asiente, intrigado. El rostro y la voz de Lennon fueron reconstruidos digitalmente para generar una conversación ficticia que juega con el absurdo.