“En el mundo ocurren muchas más cosas que la toma de posesión de alguien que representa el fascismo. Y si miramos atrás las luchas por la igualdad encontramos que no hay momentos propicios para esas luchas. Siempre nos hemos encontrado con oleadas de conservadurismo y aunque no podemos crear las condiciones para las luchas en las que participamos podemos aportar nuestra determinación. Podemos aportar nuestra visión de un futuro mejor. Fue el Doctor King quien dijo que no podemos capitular ante decepciones finitas y lo que hacemos es enfrentar esas decepciones finitas con esperanza infinita”, convocó Angela Davis, en el evento “Peace Ball”, o baile de la paz, frente al nuevo gobierno de Estados Unidos.
Angela Davis nació el 26 de enero de 1944 en Birmingham, Alabama, en Estados Unidos. En su cumpleaños 81° sus palabras, después de la asunción de Donald Trump, la decisión de terminar con las políticas de género e inclusión para personas negras y la deportación masiva de migrantes, resonaron como el discurso mundial más esperanzador, frente a quienes no quieren dejarse ganar por la decepción o la sensación de derrota por luchar contra el racismo, el machismo, la transfobia y la contaminación ambiental.
Angela es una luchadora que ha inspirado a los Rolling Stones y a John Lennon, una activista mítica y una escritora feroz, una leyenda viva que, tenía una foto con el Che Guevara, pero que ella no se quedó en un marco de la historia, sino que es vital en un presente donde su voz se convierte en faro de esperanzas. “Quiero que generemos entre todos y todas una esperanza colectiva que nos lleve a un futuro mejor”, arengó Davis.
Angela Davis fue galardonada con el premio Thomas Merton, en 2006, en reconocimiento a su lucha por la justicia. Recibió el título de doctora honoris causa de la Universidad de Nanterre (Francia) y por la Universitat Pompeu Fabra, (Barcelona, España). Su libro icónico es “Mujeres, raza y clase” que se publicó, por primera vez, en 1981. También escribió: “Democracia de la abolición: prisiones, racismo y violencia”.
Es, a la vez, filósofa y el símbolo de las panteras negras que se enfrentaron al racismo en Estados Unidos. Estuvo presa y fue perseguida por el FBI que la rotuló como una de las diez personas más buscadas en Estados Unidos, en los 70, hasta que fue encarcelada en un hotel en Nueva York. Su liberación fue reclamada en la campaña Free Angela Davis. Se declaró lesbiana y su pelo, ahora con canas, es un emblema del orgullo afro.
“No estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar, estoy cambiando las cosas que no puedo aceptar”, es una de sus frases más icónicas. Visitó Madrid, en el marco del ciclo “Mujeres contra la impunidad”, organizado por la Asociación Mujeres de Guatemala y La Casa Encendida, en el 2018, en donde dijo que el feminismo es “una estrategia no solo para superar la opresión de género, sino también el racismo, el fascismo y la explotación económica”.
“La comunidad de mujeres trans es un gran objetivo de la violencia de género”, alertó hace ocho años, en una advertencia que resuena más fuerte frente a discursos de odio y amenazas de derogar el cupo laboral trans y la Ley de Identidad de Género en la Argentina. Angela vivió en Colina Dinamita, una zona con casas dinamitadas por el Ku Klux Klan, un grupo de encapuchados que linchaban personas afroamericanas.
En el auge del feminismo ella se enfrentó a la idea de romper el techo de cristal porque disputaba la importancia de ayudar a las que ya estaban arriba a llegar más alto, sino que prefería pelear por las que estaban en el fondo y necesitaban ser escuchadas. Ella participó, como oradora, de la primera marcha anti Trump, en su primer mandato, generada por mujeres, en Washington, en el 2017. Y alertó, en ese contexto: “Será mejor que tengan cuidado los que aún defienden la supremacía del heteropatriarcado blanco”.
“La respuesta feminista al racismo, al colonialismo, a los esfuerzos por mantener un status quo obsoleto, es la más importante que podemos dar”, declaró en una nota de El Diario.es de Marta Borraz e Icíar Gutiérrez. En momentos de tantos retrocesos y discursos de odio ella dejó frases claras: ″En una sociedad racista no ser racista no es suficiente. Tenemos que ser antirracistas”.
¿El feminismo radical o una idea radical sobre la humanidad de las mujeres? Angela es un faro en medio de la tormenta que ilumina: “El feminismo es la idea radical que defiende que las mujeres somos personas”. Ella también determinó: “No debemos conformarnos con la igualdad formal, sino trabajar por la igualdad real”. Y subrayó: “Cuando los derechos humanos están en juego, no podemos ser neutrales”.
John Lennon y Mick Jagger le dedicaron canciones y eso muestra el impacto en una época en donde el rock era contracultura y Ángela una musa que nunca dejó de ser protagonista. El emblemático Beatle, junto a Yoko Ono, la homenajearon en la canción “Angela”, que integró el álbum Some Time in New York City, de 1972.
En ese mismo año, cuando la activista estaba presa, los Rolling Stones le dedicaron otra canción, un doble homenaje de las dos bandas de rock más grandes de toda la historia, que ninguna otra mujer puede juntar. La canción llegó después de un viaje a Jamaica y se llama “Sweet Black Angel”, y forma parte del disco Exile on Main St. Hoy, su propia voz, sigue sonando y se repite una y otra vez, para acordarse que la esperanza es posible.