El 7 de enero de 2025, pasadas las dos de la madrugada, las cámaras de las calles de la ciudad escocesa de Aberdeen registran con su ojo de Gran Hermano a dos mujeres (parte de un set de trillizas), Eliza y Henrietta Huszti. Tienen 32 años y se las ve caminar juntas, con paso firme. Van abrigadas con tapados, envueltas en bufandas, llevan pantalones oscuros, bolsos cruzados y ambas parecen tener el pelo elegantemente recogido. Hacen menos de dos grados bajo cero cuando las jóvenes se introducen en un sendero escarpado y helado que desciende hacia el río Dee.
Después de ese giro, ya no hay cámaras que vuelvan a captarlas. Han salido de la mirada del mundo.
En su vida todo lo han hecho juntas. Desde llegar al mundo hasta esto, esfumarse de la faz de la tierra.
El mensaje perturbador
Las hermanas son tres: Eliza, Henrietta y Edit Huszti. Nacieron en Budapest, Hungría, y Edit es la única del trío que se quedó en su país natal con su familia. Eliza y Henrietta llevan unos ocho años viviendo en Aberdeen en el Reino Unido. Antes de emigrar, Henrietta trabajaba en un café y Eliza en el área de limpieza de un hotel, pero se fueron en busca de trabajos con mejor capacidad de ahorro.
De su vida en Escocia poco es lo que ha trascendido hasta hoy, solo se sabe que una de ellas trabajó en el Centro Comercial Bon Accord, sobre la calle Market, en pleno centro de Aberdeen, que tenían algunos conocidos y llevaban una vida muy tranquila.
Edit, desde la distancia, se muestra desesperada por la ausencia repentina de sus hermanas. Usa el pelo mucho más oscuro, pero es igual a ellas: melena larga y lacia, flaca, de buena complexión física. A los medios les relató que la última vez que habló con ellas fue el pasado 31 de diciembre. En esa videollamada, asegura desconcertada que las vio felices y contentas. Aunque, luego, reconocería haber tenido aquella tarde algo así como un mal presentimiento. Aunque lo cierto es que no encontró motivo alguno para ese presagio negativo.
Fue la propietaria del departamento que las jóvenes alquilaban sobre la calle Charlotte quien dio la voz de alarma sobre su ausencia. Unos días antes, las jóvenes le habían enviado un mail diciendo que terminarían con el contrato. Esa mañana del 7 de enero de 2025 al levantarse se encontró con un extraño mensaje enviado a las 2:12 de la madrugada desde el celular de Henrietta. Le había escrito que ya no volverían al departamento. Al ver que efectivamente no estaban en la propiedad, pero sí estaban sus pertenencias, se preocupó y concurrió a la policía.
Cuando las autoridades quisieron rastrear el móvil de Henrietta descubrieron que el celular había sido desconectado completamente de la red telefónica poco después de haber enviado ese mensaje en medio de la noche. Y desde entonces esa línea no se ha vuelto a conectar.
El superintendente de la policía, David Howieson, manejó la reconstrucción de los movimientos de las hermanas Huszti. La antena del celular señaló que a las 2:12, cuando Henrietta mandó el mensaje clave, ellas estaban en el área del puente Victoria. La primera parte de su caminata se pudo visualizar por las cámaras CCTV callejeras. Según lo que pudieron cotejar, Henrietta y Eliza, salen de su departamento ubicado en el centro de la ciudad y luego toman la calle Market. Pasan por el puerto donde están los barcos repletos de contenedores y cruzan el puente Victoria sobre el río Dee. Allí toman un atajo hacia la derecha y bajan por detrás de una zona industrial hacia el sitio donde se encuentra el Aberdeen Boat Club. Van por una senda estrecha que no lleva a nada que esté abierto a esa hora en la que se mueven. Van sobre la nieve, el hielo y la oscuridad por un angosto camino que se estira unos 500 metros y luego se prolonga hasta las márgenes del río Dee.
En ese breve espacio en que no están, ambas se esfuman. Porque en esa caminata de no más de seis a ocho minutos ya no hay ojos electrónicos, menos humanos, que las visualicen. La policía peina la zona y sus alrededores repetidas veces con equipos de buzos expertos, perros y helicópteros.
Quienes conocen a las chicas dicen que son personas tranquilas, pero que siempre se mantienen a cierta distancia del resto. No mucho más que eso.
Pero la investigación encuentra algo más que da para pensar: las cámaras revelan que la tarde del lunes 6 de enero de 2025 las hermanas habían recorrido el mismo trayecto. A las 14:50 se las ve sobre el puente Victoria durante unos cinco minutos. No hablan con nadie. Van con un sacón gris una y la otra con tapado rosa, sendos gorros y mochilas negras. ¿Por qué volvieron de madrugada, en medio del frío y la oscuridad, a ese camino resbaladizo que conducía hacia la nada? ¿Qué tenían en mente?
La policía ingresó al departamento que compartían en el prolijo complejo de granito de la calle Charlotte. Ahí estaban sus pertenencias, pero no hallaron nada que indicara lo que podrían haber hecho. Tampoco ningún indicio de que tuvieran pensado hacer algo siniestro.
Mucha intriga, ninguna pista
La policía maneja una teoría dominante: las mujeres ingresaron al agua helada por su propia voluntad. Sobre todo porque no encontraron ninguna evidencia de que alguien pudiera haberlas atacado. Howieson dijo: “No hay sospechosos. No es una investigación criminal, es una desaparición…”. Admitió que hay hipótesis abiertas para saber qué pudo haber ocurrido con ellas. Lo cierto es que no hay imágenes en ninguna cámara de ellas volviendo hacia el departamento o saliendo del área a la que habían entrado.
Una de las cosas más llamativas es que las jóvenes mantenían una comunicación regular y normal con su familia. Los Huszti dicen ser muy unidos.
Entre los internautas, enloquecidos con el misterioso caso, difunden teorías o versiones que la familia no aprueba. Alega que son pistas falsas que confunden. Una de ellas la publicó un medio húngaro: citó a una mujer de Aberdeen llamada Ana quien aseguró haberlas conocido y sostuvo que “las chicas estaban teniendo diversión con un amigo y un grupo de hombres” y que algo habría ocurrido en el camino de regreso.
La policía desmintió totalmente esta versión y otras más que circularon. Lo único cierto es que desde ese día los celulares de las jóvenes no se volvieron a activar y no hubo ningún movimiento en sus cuentas bancarias. Demasiada quietud para el peor temor de la familia.
El hermano mayor de las trillizas, Jozsef Huszti, habló con la BBC desde Budapest y reveló que sus dos hermanas desaparecidas trabajaban mucho para ahorrar y poder comprar una casa propia. También dijo que su familia está angustiada y consternada porque no entiende nada lo que ha sucedido. Y se manifiestan sumamente sorprendidos por la idea de que ellas quisieran dejar el departamento que rentaban: “que le escribieran un mensaje a la mujer que les alquilaba que iban a finalizar el acuerdo de alquiler… no teníamos ninguna información al respecto (...) ¿por qué no lo mencionaron? Incluso mi madre habló con ellas el sábado 4 de enero y ellas no le dijeron nada de que tuvieran algún plan para mudarse”. La comunicación de ellas con su madre duró al menos 40 minutos y nada de lo que dijeron se habría salido de la normalidad de la familia. Contaron también que a Eliza le encantaba cocinar y que no salían demasiado porque preferían quedarse en su casa mirando películas. Por eso, ver esas imágenes de ellas caminando a las dos de la madrugada por calles vacías y bajo un frío glacial les resulta sumamente extraño.
Los vecinos de la ciudad ya se hicieron a la idea de un pacto suicida o algo parecido. La intriga apela a la imaginación. Algunos se movilizaron conmovidos hasta la orilla del agua helada para dejar restos de corazones tibios: notitas, velas y flores que dicen por ejemplo: “No las conocimos, pero siempre serán recordadas”.
¿Qué tendrían Eliza y Henrietta en sus mochilas? ¿Ropa para una fuga o piedras para hundirse sin remedio? ¿Podría alguien haber enviado ese mensaje durante la madrugada desde el teléfono de Henrietta y que no fuera ella quien lo hizo? ¿Por qué alguien que va a suicidarse se preocuparía por avisarle al dueño de la propiedad que ya no volverán? Y, si iban a saltar al agua helada, ¿para qué ir tan abrigadas con carteras y tacos? ¿Tuvieron un folie a deux, un brote psicótico compartido? A catorce días de esta extraña desaparición solo hay preguntas, ninguna respuesta.